Todo empezó con un destello. Desconcierto. Desubicación. Me ha cegado y ahora no me ubico.
Cuando finalmente puedo ver, veo una muralla de rocas afiladas.
Y arriba, algo. Aún no sé qué es, pero tengo que averiguarlo. Y no puedo quedarme aquí. O eso creo.
Me preparo para subir aún sabiendo que voy a hacerme daño. Y subo igualmente.
Se me clavan las rocas. Pinchan. Rasgan. Hacen mucho daño. Pero sigo avanzando. Pero las heridas sangran, no se cierran y acaban manchando la ropa y las rocas haciendo que se vuelva resbaladizo.
Estoy bastante arriba, pero la cima está muy lejos.
Escucho un chasquido y una roca cae, desequilibrándome. Otra me golpea. Ahora sólo me aguanto con una mano, donde se clava la roca profundamente.
Me estoy quedando sin fuerzas. Entonces cae una avalancha y me precipito al vacío. Impactando contra el suelo de forma estrepitosa.
No puedo levantarme. No tengo fuerzas ni ganas. No puedo moverme.
Siento mucho dolor, agobio, rabia y tristeza.
Y, por más que quiera moverme, no puedo. El cuerpo no me responde.
Noto un peso sobre el pecho, y alcanzo a ver que es una lupa.
No puedo cogerla. ¿Por qué está ahí? ¿Para qué?Petición hecha por: Hund.
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Textos Improvisados.
De TodoTextos breves surgidos de la combinación de un par, tres, cuatro o cinco palabras.