[CAPITULO II]

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Los días en su pueblo no podían ser más monotonos, se levantaba con desgane de su cama para empezar el día sin expectativas, pero tenía un deber que hacer, velar por sus compañeros y ayudarles en lo que necesiten

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Los días en su pueblo no podían ser más monotonos, se levantaba con desgane de su cama para empezar el día sin expectativas, pero tenía un deber que hacer, velar por sus compañeros y ayudarles en lo que necesiten.

Así que una vez más, se levantó despacio de su cama, estuvo apunto de soltar un largo bostezo pero cerro la boca apretando los dientes de repente, llevo rápidamente su mano a su estómago dónde sintió un ardor insoportable.
Dobló su cuerpo, esta vez sosteniendo su estómago con las dos manos, su respiración empezó a agitarse tratando de agarrar aire para calamar el dolor.

Calientes gotas de sudor bajaron por su frente, su cuerpo empezó a temblar, una desesperación comenzaba a emanar de su cuerpo.
Buscaba con sus ojos entrecerrados algo que lo ayudara, pero su habitación se encontraba vacía, mirar hacia la ventana solo le daba la sensación de que estaba solo y nadie no podría oír sus exclamaciones.

Por primera vez, maldijo haber construido su casa lejos de las de sus compañeros.

Su vista desenfocada miro esta vez al mueble al lado de su cama, ahí estaba el dispositivo que usaban para comunicarse.
Trato de alzar la mano para agarrarlo y pedir ayuda, pero la sensación de ardor golpeó más fuerte su estómago haciendo que soltará un quejido y soltará el poco aire que tenía.

La desesperación se hacía más presenté, hiperventilo varias veces soltando quejidos, minúsculas lágrimas salían por sus ojos.

Inhaló y exhaló tratando de agarrar fuerzas, en un movimiento bruto alzo la mano para agarrar el dispositivo pero su cuerpo no soporto el peso, haciendo que terminara en el duro suelo.

— ¡Agh! — soltó un quejido al sentir el dolor en su hombro y en la cabeza.

No hizo nada más, la habitación se quedó en silencio pero solo se podía oír su respiración errática y constante, miraba fijamente el dispositivo que estaba en su mano.
No tenía fuerzas para pararse y usarlo, apretó los labios al sentir esa sensación de ardor otra vez en su estómago.

Esta vez soltó varias exclamaciones de dolor, la sensación era horrible, sentía sus intestinos quemarse y rasgar su piel. Por sus labios bajaban leves hilos de saliva y de sus ojos no paraban de salir lágrimas amargas.

Estuvo así durante varios minutos, que fueron un verdadero infierno para Auron, hasta que pudo sentir un poco de paz al dejar de sentir aquel ardor.
Solamente se quedó en el suelo, tratando de calmarse y buscar en su mente alguna respuesta  para lo que le pasa.

Su respiración empezaba a regularse, cerro los ojos pasando saliva.
Lo que no noto en ese momento era que, en su abdomen pequeñas partes de su piel empezaban a desprenderse y quemarse.

— ¡Eh, Auron! — Tocaba el búho frenéticamente la puerta de su líder, había estado un minuto tocando y este no respondía

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— ¡Eh, Auron! — Tocaba el búho frenéticamente la puerta de su líder, había estado un minuto tocando y este no respondía.
Lo que se le hacía raro, ya que el castaño del mechón siempre se despertaba temprano.

Normalmente se le puede ver por las mañanas llendo de un lado a otro verificando que sus vecinos no tuvieran problemas.
Pero ahora no hubo precencia de el.

Fargan suspiró, ya empezaba a preocuparse, llevo una de sus manos al bolsillo de su pantalón y saco aquel dispositivo y empezó a teclear.

»Fargan: Auron, ¿estás en casa?

Miro unos segundos la pantalla esperando respuesta, su líder no había salido la mayor parte del día, hay veces que hacía eso ya que se entretenía haciendo sus cosas o  viendo que reforma haría en su casa, pero aún así hacia acto de precencia en el chat con sus comentarios humorísticos.
Lo que hoy no fue el caso.

Estaba a punto de retirarse y ir a buscar ayuda o a alguien que supiera que pasaba con el de mechón de fuego.

Pero se detuvo al oír como la puerta se abría, volteo lentamente encontrándose con el de tez morena, este miraba el suelo cansado, levantó su vista despacio hacia el.

— ¡Hombre Auron, macho estuve media hora tocando! ¿Te encuentras bien? — pregunto Fargan arqueando las cejas preocupado.

— Estoy bien, acabo de salir de la ducha — dijo mostrando la toalla que tenía en el hombro.

El búho se dió cuenta de las gotas que de agua que caían por el despeinado cabello del de menor en estatura, confirmando lo que había dicho.

— Hostia pues, perdón por molestar pero es que hoy no saliste en la mañana —. Rasco su nuca.

— Estaba cansado, ayer hice una expedición y... Eso —.

El silencio abundó en aquella conversación, lo que alertas más a Fargan, obviamente notaba raro a Auron, dejando de lado que normalmente sus conversaciones terminaban con chistes con doblé sentido y nunca había silencio.
Su rostro realmente se notaba cansado y su piel se notaba algo pálida, además que se notaba ido.

— ¿Que te parece si salimos, con los demás? — propuso con una sonrisa —. Podemos ir a casa de Juan o de Focus por unas patatas.

— Mh, me parece bien, necesito aire fresco macho —. Llevo su mano a su cabello deslizandolo hacia atrás, soltando un suspiro pesado —. Voy y me cambio, pasa.

Hizo un ademán con la cabeza para que entrara a la casa, Fargan pasó sin dejar de mirar a Auron, su piel le daba una sensación de que estaba enfermo.
Cuando el castaño estubo apunto de subir las escaleras para ir a cambiarse, el de máscara no pudo evitar agarrar su muñeca.

Auron se detuvo, volteo a ver a Fargan sin entender. El otro solo sintió un escalofrío al tener contacto con la piel fría del dueño de la casa, lo soltó enseguida.

— ¡Pero tío! Estás congelado, ¿Te bañaste con agua helada? — replicó agarrando su mano para cubrirla con la otra y tratar de darse calor.

El de mechón miro su propia muñeca y volteo a ver a su compañero, se encogió de hombros —. Hacía calor.

Se excuso, no le dió mucha importancia y se dirigió a las escaleras para ir a la planta superior.

Fargan solo observo como se iba, apretó sus labios sin creerle, por como se veía, recién salia de bañarse y encima con agua helada.
La noche empezaba a caer en su pueblo, haciendo precencia a brisas frías, por lo que no hacía nada de calor.

La noche empezaba a caer en su pueblo, haciendo precencia a brisas frías, por lo que no hacía nada de calor

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 ❝¿𝑀𝑒 𝑎𝑚𝑎𝑠?❞ ❯ 𝙳𝚎𝚚𝚒𝚞𝚟𝙿𝚕𝚊𝚢 ❮ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora