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Los recuerdos de aquella noche retumbaban detalladamente en su mente, haciéndolo sufrir, sintiendo un vacío imposible de ignorar dentro de el.
- ¿Dequiv? - Llamo Luzu. El mencionado lo miro de reojo, pero bajo otra vez la mirada al ver aquella mirada de lastima en el castaño. Sus ojos volvieron a ver sus manos, estás estaban vendadas.
- Te quitaré las vendas, las quemaduras ya debieron cicatrizarse -. Trato de sonreír el de sudadera negra caminando lentamente hacia el enmascarado.
Había un silencio demasiado incómodo y pesado, sobretodo sofocante para Luzu, no podía ver la expresión de Dequiv gracias a la máscara pero todo en el gritaba un gran desánimo. Paso saliva, empezando a retirar los vendajes despacio bajo la atenta mirada rojiza del enmascarado.
Dejo las vendas en el mueble más cercano, suspiro y rápidamente agarro las manos de la parte de abajo del peli-naranja. Apretó los labios al sentir como este se tensaba al ver las quemaduras, observo con detenimiento sus manos.
Tenía quemaduras que se extendían por casi toda sus palmas, lo soltó dejando que Dequiv viera el resultado.
Este sólo abría y cerraba sus manos repetidas veces, sentía incomodidad en ellas al igual que una textura áspera.
- ¿Dequiv? Escucha, será algo difícil que te acostumbres a eso, por el diferente sentido del tacto que ahora tendrás... - hablo nervioso.
La habitación se quedó en silencio.
-... P-pero verás que todo volverá a la normalidad, no afectó nada más -. Trato de sonreír y escucharse animado, pero el lugar volvió a caer en silencio.
El enmascarado solo miraba fijamente las quemaduras en sus manos, Luzu se exaltó al ver cómo estás empezaban a tiritar.
Al ver cómo el cuerpo de Dequiv temblaba sin parar, no dudo en socorrerlo, tratar de hacerlo en entrar en razón y calmarlo pero parecía completamente ido. Así que Luzu optó por quitarle bruscamente la máscara y tirarla a un lugar de la habitación, estuvo apunto de gritarle para sacarlo de su trance pero callo abruptamente.
Por los ojos de Dequiv salían lágrimas una tras otra sin detenerse, abajo de estás había algunas ojeras y apretaba sus labios para evitar sollozar pero debes en cuando soltaba uno que otro jadeo al no poder soportar el dolor en su garganta.
- Deq...
- ¿E-es normal que todavía lo sienta? - Luzu lo escucho atentamente, la voz del peli-naranja sonaba temblorosa -. Siento todavía... Aquel calor... Quemando mis manos...
Apretó sus manos formando las puños, agarro aire para seguir hablando.
- Y-yo estuve con el, ví como estuvo sufriendo... Pero no hice nada, sus ojos... Tenía miedo, el no quería morir... El tenía miedo, Luzu -. Escondió su rostro entre sus manos sin parar su llanto.
