[CAPÍTULO IX]

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“ — ¿Es bello verdad? — sonrió Auron viendo el cielo estrellado, qué era iluminado por fuego artificiales de colores, que creaban una que otra forma

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“ — ¿Es bello verdad? — sonrió Auron viendo el cielo estrellado, qué era iluminado por fuego artificiales de colores, que creaban una que otra forma.

— Mola mucho, ¿Cómo encontraste este lugar? — pregunto la rubia embelesada.

— Lo encontré hace un tiempo en una de mis expediciónes —. Contesto el castaño mirándola de reojo.

— Es hermoso —. Murmuró.

Ambos se sentaron en el césped, sin darse cuenta de la cercanía en la que estaban, en ese momento la compañía del otro les daba una tranquilidad y comodidad.
Sus manos se rozaban levemente, pero no le tomaron importancia, estaban sumergidos viendo tan bello espectáculo.

— Biyin, yo...— Susurro el de sudadera amarilla, mirándola de reojo.

Habían estado toda la noche viendo el cielo, obviamente Auron apagó la máquina no quería que se agotara o algo. El resto de la noche miraron el manto nocturno y sus estrellas, hablaron entre ellos como si nada hubiera pasado.
Aunque al principio si fue difícil, pero lograron romper esa incomodidad.

— Raúl...

— Tu ¿Podrías perdonarme? — Musito escondiendo la mitad de su rostro en sus piernas.

Biyin lo miro sorprendida, pocas veces había escuchado al de mechón disculparse de una forma tan sincera.

— Mirá, lo que hiciste me dolió bastante y...— agarro aire —. Realmente no quiero volver a pasar por una situación así de desagradable...

— Entonces, ¿Que puedo hacer para que me perdones? — La miro de reojo esperanzado.

— Te perdonó Raúl, pero no creo que podamos volver... No sería lo mismo y solo nos dañariamos más —. Ambos miraron al frente.

Auron apretó los labios al oír aquello, aunque el corazón de la rubia decía que debía volver con el, su relación no sería la misma.

— Entiendo —.

— Además, realmente he notado que no eres capaz de amar a alguien más, solo eres tu...— soltó de golpe.

— Eso sobraba eh —. Murmuró mirándola de reojo.
La rubia soltó unas carcajadas.

— Lo siento, pero es la verdad —.

Ambos se quedaron en silencio unos breves momentos, dónde solo podían escuchar el sonido del pasto moverse levemente, algunos sonidos de animales y las leves olas del agua.

Algo que le encantó a Auron es que, el sol empezaba a salir y con eso algunos esqueletos se quemaban.

— Tal vez tengas razón....— Cedió Auron, ocultó su rostro entre sus brazos y apoyándolos en sus rodillas, para que la rubia no se diera cuenta de las lágrimas que salían de sus ojos, haciendo borrosa su visión.

 ❝¿𝑀𝑒 𝑎𝑚𝑎𝑠?❞ ❯ 𝙳𝚎𝚚𝚒𝚞𝚟𝙿𝚕𝚊𝚢 ❮ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora