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Ambos amigos caminaron por los caminos hechos de su pueblo, inmersos en un silencio para nada común en ellos dos, Fargan miraba debes en cuando a Auron tratando de descifrar que tenía, sabía que si le preguntaba no le diría nada, era demasiado terco. Por otro lado, Auron solo miraba hacia el frente, su puente se encontraba completamente ida, aún recordando con temor aquel dolor que experimento en al mañana.
Pasaron por una zona que no estaba iluminada para ir a la casa de Juan, en ese momento algo llamo la atención del búho. El mechón de su veterano amigo como siempre ayudaba a iluminar pero algo llamo su atención, tenía varias cicatrices en el rostro que tenían la misma iluminación que el mechón, además que un líquido amarillo salía de ellas.
A lo que Auron constantemente se limpiaba el rostro y actuaba como si nada.
— ¿Que has estado haciendo? — soltó de repente.
— Nada, en mi casa haciendo reformas —. Soltó simplemente.
— ¿No haz ido de aventura o haciendo expediciónes? — Auron negó, Fargan alzo una ceja.
— Eres la segunda persona que pregunta eso —. Soltó una risa nasal.
— Bueno, no sé quién fue la primera pero es que, tienes varias cicatrices en el rostro —. Señaló su propio rostro.
— Oh, no te preocupes, seguramente fue Frederick, actualmente está muy juguetón y las uñas de sus patas son muy afiladas —. Explicó haciendo imitaciones de garras con sus manos.
El de máscara logro ver como en la mano derecha del castaño había un pequeño sobrante, somos si una parte de su piel quisiera desprenderse. Alzo la mirada aún más preocupado, no le había creído obviamente.
Frederick estuvo con Auron desde hace años y jamás le había hecho daño, ni por accidente, ¿Por qué debía creer eso ahora?
— Seguro...— Murmuró mirándolo sin creerle. Volvió su vista al frente —. ¡Por cierto!
Habló de golpe para que la conversación no muriera, Auron lo miro alarmado.
— Hace unos días me dijiste que querías proponerle matrimonio a Biyin, ¿Ya lo hiciste? — pregunto con una sonrisa, tal vez con ese tema podría animar a su amigo.
No tenía dudas en que la rubia había aceptado, se notaba el amor entre ellos dos y seguramente la boda de ellos dos ser la gran noticia de los pueblos. Su sonrisa de borro al ver la mueca de dolor en la cara de Auron, y al notar como sus ojos se cristalizaban, el de mechón de fuego desvió la mirada evitando verlo.
— No se lo dije...— Murmuró débilmente.
— Pero... — Alzo su mano tratando de agarrar el hombro de su amigo, pero se detuvo al ver que ya habían llegado al santuario. Al pie de las escaleras justamente se encontraban Juan, ibai y 8cho.
