Consultorio caliente

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Hace unos días llegó al consultorio de la oficina una enfermera nueva, era una mujer madura de fuerte personalidad, un espectacular cuerpo de tentación que me dejó fantaseando desde que la vi, tenía un aspecto tierno y rebelde, ojos grandes y soñadores que contrastaban con sus piercings y tatuajes, tenía unos senos grandes, nalgas redondas, piernas torneadas irresistibles.

Durante la mañana no logré quitarla de mis pensamientos, la imaginaba con medias, un liguero y corsé blancos debajo de su bata, finalmente me decidí a bajar con el pretexto de un dolor de cabeza, cuando me revisó y sentí sus manos calientes en mis brazos no pude evitar excitarme, tenía un pantalón ajustado debajo de su bata y podía ver las curvas de su cuerpo, a pesar de lo holgado de su bata, también se podía apreciar un poco del contorno de sus senos.

Al terminar la revisión me dijo que todo estaba normal y me recetó un par de aspirinas, cuando me despedí lo quise hacer con un beso en la mejilla, pero ella se hizo hacia atrás y mantuvo su mano firme.

Regresé a mi lugar un poco apenado y más excitado, teniendo ahora en mi mente su voz, su rostro de labios sensuales y gruesos, ojos expresivos así como su cuerpo, fantaseando las cosas más locas y calientes con ella.

Al día siguiente llegué más temprano de lo acostumbrado para dejarle un detalle en su consultorio, pero ella ya estaba ahí, le dejé un chocolate y ofrecí una disculpa por mi comportamiento del día anterior, como aún no se ponía la bata tuve la oportunidad de admirar mejor las curvas de su cuerpo y las dimensiones de sus senos, también pude ver otros tatuajes que tenía, ella se percató de mi mirada y mantuvo la suya firme, finalmente sonrió mostrando unos dientes blancos y grandes detrás de esos carnosos labios, aproveché para invitarla a comer al día siguiente, pero se negó, así que al otro día, estaba yo nuevamente en el consultorio más temprano aún, pero ella ya había llegado, situación que sirvió para bromear un poco, le dejé otro chocolate, para ese día ya roto el hielo no opuso resistencia cuando me despedí de beso, le dije que llegaría más temprano para aprovechar el tiempo.

Así estuve haciéndolo durante algunos días más, después del beso, permitió un abrazo al saludarnos y pude sentir la firmeza de sus ricas tetas, así como el contorno de sus piernas, ella se separó muy rápido, pero sin molestia, entre pláticas y bromas le sugerí practicar primeros auxilios porque yo había tomado algunos cursos y con toda la doble intención le dije que podíamos hacer unas prácticas de RCP, para mi sorpresa me dijo que si, así que al otro día estaba listo en el consultorio a muy temprana hora con ropa cómoda como me lo había pedido, ella estaba también lista llevaba unos leggings y una sudadera, yo llevaba unos pants y una camiseta.

Desde que entramos al consultorio y ella cerró la puerta tras de sí, estaba yo excitado lo cual se notaba por el pants, ella miró y me dijo riendo que me calmara, obvio no me calmé y empezamos las prácticas de RCP, ella me preguntó qué era lo que sabía y después me dijo que iniciáramos con ella como paciente, al momento de que se quitó la sudadera para ponerse en posición del paciente, se quedó con un top en la parte de arriba, tenía un figura espectacular, sus tetas grandes y redondas al igual que sus nalgas y sus bien torneadas piernas.

La excitación debajo de mi pants crecía, por la apariencia de sus pezones ella también estaba excitada, se acostó boca abajo y me puse a su lado para iniciar las maniobras del RCP, cuando acomodé sus brazos en uno de los movimientos rocé con mi miembro erecto su cuerpo y sentí como se pegaba ella también, al iniciar el masaje cardíaco no podía dejar de ver como se movían sus tetas al compás de mis movimientos, la piel desnuda de su vientre estaba caliente ya la temperatura seguía subiendo, cuando hice las ventilaciones sentí su aliento caliente, de ventilación de RCP se convirtió en un beso, sus carnosos labios y su lengua eran una maravilla.

De pronto me detuvo, se incorporó, me dijo que era mi turno, así que me puse boca arriba con una erección tremenda en mi pants, lo que le causó risa, tomando el control de la situación ella prosiguió con la maniobra e inició las compresiones toráxicas yo no quitaba los ojos de sus maravillosas tetas y de sus tatuajes que se movían rítmicamente, al iniciar las ventilaciones me quedé quieto, pero al sentir su lengua dentro de mi boca no pude resistir más y la abracé, se puso encima de mi sentía sus nalgas en mi verga frotándose con fuerza, de pronto separó sus labios de mi boca, me quitó la camiseta y empezó a besar mi cuello, mi pecho hasta llegar a mi cintura, sobó mi erección primero encima del pants, después metió su mano y lo dejó libre para mi agrado lo empezó a lamer y besar.

Después a mamar de una manera increíble con esos labios y lengua que de verdad hacían magia, se separó se despojó del top dejando ver todos sus tatuajes y libres esas hermosas tetas coronadas de unos pezones grandes e hinchados, para sobar con ellas mi falo erecto, subiendo por todo mi cuerpo hasta acercarlas a mi boca, las empecé a lamer, a besar incluso a morder suavemente sus pezones, la abracé de la cintura y metí mis manos debajo de su leggings para sentir sus nalgas y apretarlas con mis manos, le quité los leggings y recorrí con mi lengua su cuerpo deteniéndome en su vagina mojada y caliente al introducir la lengua y jugar con su clítoris duro y flexible, me detuve a jugar con él hasta que escurrió sobre mi cara.

En eso giramos y la puse de nuevo encima de mí, se montó en mi verga para subir y bajar mientras yo besaba sus tetas redondas y firmes, así estuvo hasta mojarse otra vez, le pedí que recargara sus manos sobre el escritorio y abriera sus piernas para darle por atrás, pero no quiso, sin embargo, en esa misma posición volví a introducir mi verga a su caliente y escurrida vagina, era una vista excitante sus nalgas frente a mi mientras la penetraba, sus tetas se movían acompasadas a nuestro ritmo cada vez más intenso, más rápido, hasta que los dos al mismo tiempo dejamos escapar los fluidos producto de nuestro placer.

Nos quedamos recostados en el sillón unos minutos, nos vestimos abrió ventanas y echó un aerosol para eliminar el aroma a rico sexo que tuvimos esa mañana, al despedirme me dijo al oído, que me esperaba otro día, para darle por el culo.

Relatos de una ninfómanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora