Los hechos que voy a relatar son reales y han ocurrido durante estos últimos días y hasta esta misma mañana, salvo los nombres, que por motivos obvios los he cambiado para preservar la intimidad de todos los implicados, el de mi esposa, a la que en este relato llamo Almudena, y el mío propio que no lo desvelo. La ciudad donde vivimos es Sevilla, pero el barrio donde transcurren los hechos no lo nombro para no dar pistas que pudiesen delatar nuestra identidad. Desde siempre me ha gustado escribir y la lectura de relatos eróticos, que en esta web los hay muy variados y algunos de ellos de cierta calidad, pero nunca había tenido la oportunidad de escribir en primera persona unas experiencias, tan trascendentes en el ámbito sexual de mi esposa y mío propio, como las que hemos vivido estos días y que seguramente seguiremos viviendo, al menos por un tiempo. He de confesaros que, aunque no me considero un hombre celoso, desde el sábado pasado he sentido cierta inseguridad, pero también una excitación sin parangón.
Desde que el gobierno decretó de confinamiento de todo el mundo en sus casas solo podemos salir de uno en uno para realizar compra de alimentos y medicinas o para ir al trabajo. Llevábamos ya una semana que pesaba como si hubiese pasado un mes, no teníamos relaciones sociales, mi esposa porque no trabaja y yo porque me recluyo durante ocho horas al día solo en un despacho de una oficina desierta, al volver a casa la monotonía de siempre, ver películas o series o bichear por internet noticias sobre el avance del coronavirus. Yo de vez en cuando me metía en alguna página porno con el cuidado de hacerlo en modo incógnito para que no quedase rastro en el ordenador, mi esposa parecía ser enemiga de ese tipo de páginas. Digo eso de que parecía, porque repasando el historial de páginas web visitadas en nuestro ordenador, para volver a visitar una de un comercio on-line, vi una página que mi mujer había visitado y que por su contenido estoy seguro de que se le olvidó hacer lo que yo hacía, borrarla del historial de navegación.
La página que había estado viendo era una de contactos, y en concreto había estado visitando los perfiles de tipos muy bien dotados y que tuviesen fotos expuestas, realmente me di cuenta que visitó esos perfiles sin más ánimo que ver lo que ofrecían, porque la mayoría eran de fuera de Sevilla, salvo uno de ellos que vivía extremadamente cerca de nosotros y que exponía una fotografía en la que se le veía de perfil; se le veía el torso desde debajo de los hombros mostrando un cuerpo atlético y sujetándose con una mano un envidiable miembro, el texto era el siguiente: "Hombre de 45 años bien dotado y muy discreto, vivo solo y estoy desesperado por el confinamiento, me gustaría contactar con mujer sola o pareja para trío que sean de mi zona o se puedan acercar para pasar buenos ratos de compañía y sexo mientras dure la cuarentena, vivo por (...) La zona no la pongo por los motivos antes mencionados.
Dejé el ordenador abierto mostrando la página web de los contactos con la fotografía de este tipo hasta que mi esposa entró en el salón. Almudena se puso extremadamente colorada cuando vio que yo había descubierto la página que había visitado, de momento se quedó muda, y poco después medio tartamudeando comenzó a darme unas excusas que yo no le había pedido, -"lo siento mucho, es el aburrimiento, pero no te vayas a creer que yo buscaba algún lío, lo siento". Me hizo mucha gracia verla tan nerviosa y pidiendo disculpas aturrulladamente, ella que siempre me decía que no se fijaba en otros hombres más que en mí y acababa de pillarle como bicheaba anuncios y fotos de tíos muy bien dotados, y resultaba que, aunque jamás se lo había confesado a ella, una fantasía que yo tenía, era la de compartirla con otro hombre, hacer un trío y ver como otro tío se la follaba, o con ella devorando el pollón de otro.
Entonces le dije: -"tranquila, no pasa nada, lo comprendo, es normal que también te puedas sentir atraída por otros hombres, lo que no me gustaría sería que me engañases y lo hicieses ocultándomelo. Si te atrae follar con un tipo como ese del anuncio es comprensible, yo te tengo que confesar una cosa que a lo mejor te choca, es que no me importaría compartir con ese tipo y contigo un rato de sexo, es una fantasía que he tenido a veces, y de verdad, si es solo sexo no me importa, incluso me gustaría que lo hiciésemos".
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Relatos de una ninfómana
Romanceson relatos eróticos... no son míos pero me moje con todos