Capítulo 6: Algo de luz, algo de oscuridad.

130 12 7
                                    


En la oscuridad que otorgaban las nubes durante esa fría tarde, un grupo de chicos rompía la sensación helada de sus cuerpos con una desenfrenada corrida bajo las danzarinas gotas de agua que aún se precipitaban al suelo.

Los jóvenes detuvieron la carrera frente al complejo de departamentos donde vivían Takeru, Iori y Miyako. Luego de llamar desesperadamente al ascensor, y convenciéndose de que no sería una carga significativa algunos pasos de más en su andar decidieron subir por las escaleras, rompiendo la tranquilidad y silencio del lugar.

—No recordaba que la escala tuviera tantos escalones por piso—se quejaba Miyako, algo cansada de cargar con su bolso y el de su amiga extraviada.

— ¡Deja de chillar! Tú no quisiste pasarnos el bolso de Hikari—Gruñía un despeinado Daisuke, con el pelo apelmazado sobre su cabeza, debido al agua que se acumulaba en su frondosa cabellera.

—Chicos, sólo queda un piso más, no sean escandalosos— respondía Iori al acalorado par, tratando de evitar la repetitiva escena de disputa entre ambos jóvenes. El joven desvío la mirada a otro de sus acompañantes, que parecía absorto en sus pensamientos.

Ignorando por completo la discusión de sus amigos más expresivos, el chico de cabello azulado pareció leer la mente del más joven, interrumpiendo los pensamientos del rubio que lideraba la subida por las escaleras.

—Takeru, ¿Estás bien? — arrojó sin reparar en el silencio que produjo la interrupción entre los demás jóvenes, dirigiendo las miradas al rostro inexpresivo de Takeru.

Al no recibir respuesta, Daisuke subió un par de escalones y tomó fuertemente al rubio por los hombros, obligándolo a girarse hacia él. El moreno gruñó — ¡TK, reacciona!

El uso del apodo que recibía de pequeño pareció romper el trance de Takeru, quién luego de parpadear, miró los ojos desafiantes de su amigo. Al no poder sostener la mirada, la desvió hacia sus pies, denotando una expresión resignada y preocupada, tal como un niño que espera algún castigo por parte de sus mayores por haber hecho alguna travesura.

— ¡Takeru!, ¿Todo bien amigo? — Preguntó Daisuke suavizando la voz, ante la mirada silenciosa del grupo de amigos.

—Dai, chicos...— El rubio terminó por salir de sus pensamientos. Lanzó un suspiro al aire, cerrando los ojos. Cuando los volvió a abrir recuperó algo de determinación y agregó —Continuemos, sólo nos queda un piso para llegar.

Los jóvenes asintieron, retomando la marcha por el último conjunto de escalones.

Unos cuantos pasos más llevaron al grupo de adolescentes a la puerta principal del apartamento Takaishi. El rubio anfitrión insertó la llave en la cerradura y tras girar la perilla se percató de dos pares de zapatos y uno de zapatillas abandonados de manera desordenada en el recibidor. Dicho calzado se encontraba totalmente humedecido, por lo que no se espantó al ver huellas de pisadas mojadas por todo el pasillo, deteniéndose en la entrada de su habitación. El chico avanzó, seguido de sus amigos que se encontraban tan sorprendidos como él.

— ¡¿Pero qué rayos?! —dijo al entrar en su habitación y ver al mayor de los Yagami intercambiando un sombrero tras otro sobre la cabeza de un resignado Hope, quién se encontraba sentado en la cama de Takeru.

— ¡Oh!, es el Takeru aburrido— exclamó el moreno, ante la mirada atónita de los jóvenes recién llegados. Yamato y Sora que se encontraban inspeccionando el viejo espejo se voltearon hacia la entrada de la habitación, viendo al resto de los jóvenes detrás del rubio menor.

— ¡¿Qué demonios sucede aquí?! —agregó Daisuke, quién no podía dejar de mirar a Takeru y a hope, de manera alternada.

— ¡Wow!, Takeru, ¿tienes otro hermano? — Soltó Miyako, sorprendida por el parecido entre ambos chicos — Incluso te pareces más a él que a Yamato.

Vestigios de LuzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora