Doce venas y arterias [Harco/Drarry] «FINALIZADA»

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Decisiones

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Lo que sentía era una constante lucha con su cuerpo y con su cabeza, física y psicológicamente; quería verse bien pero si continuaba con esa vida dependiendo de sus emociones preocupantes acabaría con ese sufrimiento de alguna forma. Por una parte necesitaba parar con eso pero también debía introducir a Harry en el asunto, él no se tomaría bien sus decisiones; además, tampoco quería dejarlo roto con el peso sobre sus hombros.

Draco siempre se recordaba que no era fuerte y que acabaría pasando algo malo si no hacía nada al respecto, no obstante, intentando detener aquellos malos murmullos en sus oídos, acudía a su pareja en busca de apoyo.

Algo de lo que se hablaba mucho por los pasillos de Hogwarts era la poca aparición de la asesina; últimamente todo estaba muy tranquilo y no había rastros de sangre en ningún sitio que no fuera en la mente del Slytherin atormentado con apellido de alta categoría.

Empatía se desarrollaba continuamente por la sucesión de inconvenientes malhechores que se narraban durante esos días. Marchitó un poco de sí mismo y descansó sus párpados para relajarse en el intento. Aterrizó en un lugar con emociones que, para muchos podrían ser insignificantes, pero para él eran demasiado sofocantes.

Y aunque tuviera sus sentimientos a flor de piel, muy en el fondo sabía que algo malo había hecho presencia en su vida, a lo largo de ella siempre mantenía un equilibrio, los inconvenientes salían de la naturaleza uniéndolos con las buenas anécdotas, acabando de forma estable para el aguante de los días. El problema era que Draco Malfoy sabía muy bien esconder sus sentimientos y no los notaba en la garganta como si ardiera un volcán en erupción, en cambio en esas semanas todo se descontroló.

La gente podría estar tranquila sin señales de lo que era el malo de la película pero para otros estaba siendo un complicado semestre. Con la llegada y partida de los inspectores algunos tenían cargos sin justificar, lo que hacía de sus nervios un abrazo amargo e imaginario que no se deshacía de ellos hasta el instante en el que se desahogaban.

Mientras la captora se mofaba de los estudiantes, el director Dumbledore no asimilaba en su cabeza; observaba bien con sus nuevas gafas de visión ocular colindantes los papeles e informes comentados por los testigos de los casos.

La atrófica percepción de su dimisión paseaba por su mente inventiva. Apretó sus labios con fuerza y derramó una taza en su escritorio empapando ciertos papeles importantes para la escuela. Arrugó su frente en una expresión de intemperancia, trató de calmarse de alguna forma y suspiró hasta sentarse nuevamente en el sillón.

Negoció con su mente, rebuscó una forma de encontrar una solución al problema desarrollado. Mantuvo su boca callada intentando tragar saliva y consigo los males de ese año, sería un largo período de tiempo con muertes a sus pies si seguían así.

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—No lo soporto.—susurró contra las palmas de sus manos escondiéndose en ellas.

Permaneció en silencio y con el rubio entre sus brazos, no serviría de nada que Draco siguiera de esa forma si no trataba de solucionarlo. Por una parte entendía que era complicado el luchar con sus propios sentimientos, pero si se rendía acabaría sin vida.

—Draco mírame...

—Me duelen los ojos, Potter, no puedo ni abrirlos prácticamente.

—Inténtalo al menos.

Dejando su mano sobre la mejilla del Slytherin apoyó su cabeza en la almohada y esperó a que realizara lo mencionado.

Poco a poco buscó con sus ojos los claros del contrario, los cuales se hacían paso entre sus dedos mostrándose irritados y rojos ante el frío de la sala al abrirlos. Paseó su mano bajó los párpados de Malfoy limpiando los restos de lágrimas arraigados.

—¿Qué es exactamente lo que hace que estés así?—Era más bien un murmullo para sí mismo pero quería una respuesta de otra boca.

—Tengo unos recuerdos o imaginaciones dolorosas en mente que juega con mis sentimientos y según tú, esa comida que me dieron tenía algo que afectaba a mis emociones, haciendo que me pase esto.

Se sorbió su nariz, mientras volvía a sentir las lágrimas cubrir sus ojos, su pecho se comprimía y quería volver a esconderse, no ser descubierto por su pareja en ese estado.
Harry ya lo había soportado por bastante tiempo así y a Draco le molestaba el incomodarlo con sus problemas.

—Escúchame, te voy a ayudar, ¿De acuerdo? Cuando encontremos al asesino todo volverá a estar bien y tus traumas no permanecerán de forma constante en tu mente.

—¿Acaso piensas seguir conmigo en ese entonces? Potter, no sé si voy a aguantar hasta que desenmascaremos al captor; ¿Cómo crees que seguiremos los dos juntos después de esto?—reaccionó en el momento en el que el Gryffindor dejó un beso en sus labios.

Mientras trataba de tranquilizarlo, cosa que parecía salir bien, meditaba sobre el funcionamiento de lo transcurrido y lo próximo que ingresaría en el asunto. Relamió sus labios sobre los de Draco antes de separarse de su boca completamente. Un beso podía transmitir sentimientos y palabras que una persona no sabría decir en específicos puntos de una relación lo que hacía más fuerte la confianza y comprensión entre la pareja.

Pero por los efectos de la depresión no sentía nada que no fuera dolor o sufrimiento por parte de Harry, lo que hacía que no se replanteara demasiado sus decisiones.

—Deberías descansar un poco. Iré a hablar con Hermione para ver si hay alguna poción que te ayude a controlar las emociones. Intenta dormir mientras tanto, ¿Vale?—dejando un beso en su frente, se levantó del sofá para partir de la sala común.

Escuchando la puerta cerrarse se acomodó boca arriba, miró el techo entre nubes de agua que sus ojos formaban. Se negaba a hacerlo, detestaba esa sensación, quería terminar con ello, quería acabar con el dolor.

Se sentó en el asiento de terciopelo, lo acarició con su mano rasguñada, apretó los cojines de algodón irguiéndose hasta permanecer de pie. Tocó sus labios con su mano, mordió éstos mismos con los dientes.

Se preparó para lo que venía mientras el agua caía y de a poco su alma se desvanecía.

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