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Jinyoung

- Papá - gruñí y me hundí más en las cobijas. - ¿Papi? - si no me movía, el se iría. - Papá - canturreó. El niño era muy persistente. - ¿Papá? ¿Papá? - puse un cojín sobre mi cabeza para intentar bloquear el ruido. El pequeño monstruo me hartaba. - ¡Padre!

- ¡¿QUÉ?! - le grité finalmente.

- Oh, bien, estás despierto - sonrió Jeongin.

- ¿Por qué pequeño... - lo agarré por la cintura y lo inmovilicé en la cama antes de hacerle cosquillas sin piedad. Sus desesperados ruegos fueron a dar como en oídos sordos. Lo soltaría eventualmente, pero ese era su merecido por despertarme.

El timbre sonó, causando que me congelara y le cubriera la boca a Jeongin con mi mano.
Me puse un dedo en mis labios para hacerle saber que se mantuviera en silencio. Cuando asintió, eché un vistazo por la ventana. No había autos enfrente, lo que significaba una sola cosa, vecinos. Conocía a algunas personas en el vecindario, ninguno de ellos con los que me interesara pasar más tiempo del necesario.

- Jeongin - susurré. - Vístete, vamos a salir a hurtadillas.

En la casa de al lado, a nuestra derecha, vivían Nancy y Hansol. Lucían como toda pareja americana al principio, pero mi insana necesidad de salvar personas me hizo aprender lo contrario. ¿Cómo se suponía que iba a saber que a Nancy le gustaba lo rudo? Afortunadamente Hansol lo hizo, así que no presentó cargos cuando lo aporreé con el bate de baseball de Jeongin. En vez de eso me invitó a unirme a ellos. Desde entonces no he sido capaz de mirarlos a la cara.

Directamente, cruzando la calle, estaba Shinhye, la otra mujer solterona de la cuadra. En el corto tiempo que llevaba viviendo aquí, habían estado más hombres en su casa de los que yo había conocido. Está bien, eso era una pequeña exageración, pero definitivamente se beneficiaría mucho si pusiera una puerta giratoria. La conocí cuando vino a hacer una cita con mi chico del cable. Ella me consiguió algunos canales gratis, así que supongo que no estuvo tan mal.

Me vestí lo más rápido posible, enfundandome un par de bermudas y una playera sin mangas de una tortuga ninja mutante adolescente. El misterioso vecino se había dado por vencido con el timbre y estaba tocando la puerta con alegres toquecitos. Me senté para ponerme los zapatos cuando Jeongin vino. Sonrió cuando vio mi playera.

- ¿Listo para irnos? - le pregunté, tomando mi mochila.
Asintió.

- Use la cámara espía, es la señora Kim.

Ah, Hyuna y Hyojong vivían bajando la calle con su perfecta hija Eunbi. Hyuna era la reina del cotilleo en el vecindario. Sabía que si abría la puerta estaría atrapado por horas escuchando historias exageradas sobre los asuntos de todos, acababa de despertar. No podría manejar eso.

Jeongin y yo nos arrastramos por la casa y salimos por la puerta trasera. Nos agachados y corrimos por el césped de atrás hasta llegar a la valla que separaba mi jardín del de los vecinos. Miré a Jeongin mientras escalaba la valla. Gracias al cielo, no era muy alto para él, así que fue capaz de saltar por si mismo al suelo. Rápidamente escalé la valla para cruzar y me dejé caer a su lado, aterrizando sobre la verde y suave hierba.

- ¿Ahora debería agregar 'entrada ilegal' a su registro?

Salté y me di media vuelta. El oficial de la Constructora Lim estaba en el patio trasero vistiendo solamente tenis y shorts de gimnasia y con una botella de agua en su mano.

- Uh... Hola. Lo siento, no sabía que alguien viviera aquí, solo estábamos pasando.

Se puso una playera sin mangas antes de caminar hacia nosotros.

KIDNAPPERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora