8

379 55 16
                                    

Jaebeom

Cuando aparqué en casa de Jinyoung a la mañana siguiente, él y su hermano estaban parados en el patio de adelante con sus brazos cruzados mientras tenían su atención pegada en la casa que estaba cruzando la calle. Hyunjin y Yeji entraron por su cuenta, así que caminé y me paré junto a Jinyoung.

- ¿Qué estamos mirando? - Las palabras apenas habían salido de mi boca cuando Shinhye salió de su casa con sus sábanas en la mano. Las arrojó furiosamente en un bote de basura y les prendió fuego antes de gritar y regresar adentro.

- Ha estado con eso toda la mañana - dijo Jinyoung. - Aparentemente no sabe cómo usar una lavadora, porque eso quita el polvo pica-pica.

- ¿Como que eso hace que se antojen unos s'more, no? -  dijo Bambam. - Iré por los malvaviscos.- Se dio la vuelta y entró.

Shinhye salió de nuevo con el brazo lleno de ropa. Gritó de nuevo y los arrojó al cesto, haciendo que las flamas se hicieran más altas. - ¿Quiero saber? - pregunté.

- Idea de Bam. Shinhye nos echó a la policía, así que entramos a su casa y rociamos sus cosas con polvos pica-pica - explicó Jinyoung despreocupadamente.

Asentí. Sabía que tenía que ser algo como eso. Era aterrador cómo las cosas que él hacía empezaban a tener sentido para mí.

- Mamá accedió a cuidar a los niños esta noche. Ella y papá quieren llevarlos al Chuck E. Cheese's.

- Mierda. - Esa no era la reacción que estaba esperando. Jinyoung se giró rápidamente hacia mí. - Viene para acá. - Eso me hizo sentir un poquito mejor.

- ¡Esto es un ultraje! - gritó Shinhye mientras se acercaba. Su cara tenía tres tonalidades de rojo.

- Lo sé - contestó Jinyoung, sonando completamente escandalizado. - ¡No puedo creer que hayas besado a mi hermanito!

Bambam escogió ese momento para aparecer con una bolsa de malvaviscos y un gancho para la ropa. - Hey, Labios Candentes.

- Yo... él... - balbuceó Shinhye. Entonces gritó otra vez y se regresó a su casa.

Jinyoung suspiró. - Amo este vecindario.

No pude evitarlo, pero miré boquiabierto a Bam. - ¿Besaste a Shinhye?

Se encogió de hombros. - Tienes que hacer lo que tienes que hacer. Y no planeo hacer repeticiones instantáneas tampoco. No importa lo que ella diga, yo creo que se corrió. - Bambam se estremeció ante la idea.

- No puedo creer que dejo a mis niños con ustedes, gente - los molesté. - Mamá vendrá a recogerlos a las cuatro. Yo vendré por ti a las cinco.

Cruzó sus brazos encima de su pecho. - ¿A dónde vamos?

- A una cita. Que tengas un buen día - le besé en la nariz y me alejé, sonriendo cuando lo escuché resoplar de molestia detrás de mí.

Cuando llegué a la oficina, encontré a Mark en el vestíbulo con sus pies apoyados en el escritorio y con un libro en sus manos. Estaba tan concentrado que ni siquiera se dio cuenta de que entré. Eso era muy anti-Mark.

- ¿Perdiste una apuesta o algo? - pregunté.

Casi se cae de la silla de la sorpresa tan grande que le di.

- ¡Amigo! Ni siquiera te escuché llegar.

Le di un vistazo rápido al libro que traía antes de que pudiera esconderlo. Mis ojos se dilataron ante las palabras que saltaban de la página.

KIDNAPPERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora