14

285 55 1
                                    

Jaebeom

- Hey, Jefe, necesito salir temprano. Jinyoung necesita que cuide a los niños - dijo Bambam, asomando su cabeza a mi oficina.

- ¿Pasó algo malo? - pregunté, inmediatamente preocupado.

Sacudió su cabeza. - No, él tiene una cita candente, así que necesita que esté ahí a las cinco.

Una cita. ¿Jinyoung tenía una cita? Diablos, no.

- Uhm… seguro. - Traté de componerme. - Me quedaré un poco más tarde. Déjame darte algo de dinero para que compres algo de comida para llevar o algo.

- Lo tengo - contestó. - No meterme drogas ha mejorado realmente mi estado en mi cuenta en el banco. Lo veré esta noche, Jefe. - Me sonrió y cerró la puerta.

Jinyoung tenía una cita. Mi Jinyoung. Eso no iba a funcionar. Tomé el teléfono.

- Lim Yoonsik.

- ¿Papá, puedo tomar prestado tu auto? - Estaba formulando rápidamente un plan en mi mente.

- Seguro, hijo. - Amaba a ese hombre. Siempre estaba dispuesto a ayudar.

- Gracias. Voy en camino. - Les hice saber a Mark y a Hyunsik que me iba antes de correr al hospital.

- ¿Quiero saber de qué se trata todo esto? - me preguntó Yoonsik cuando intercambiábamos llaves.

- ¿Quieres arriesgarte a la ira de Jinyoung? - no quería arrastrarlo conmigo.

- Hablaremos más tarde, hijo - me contestó con una sonrisa. Buena elección.

Manejé hacia la ruta familiar a la casa de Jinyoung y me estacioné a una distancia segura. Entonces, esperé. Cinco minutos después, una camioneta desconocida se estacionó en la calzada. Miré mientras el tipo se bajaba y trotaba hacia la puerta de enfrente. Era enorme, pero no más que yo, no iba a tener ningún problema con este idiota.

Jinyoung abrió la puerta, y lo tiró hacia él. Vi rojo. ¿Quién diablos se cree como para poner sus patas en mi Jinyoung? Apreté mi agarre al volante. Ni siquiera le había abierto la puerta. Qué cabrón. Los seguí discretamente mientras manejaban fuera del vecindario. Probablemente iban demasiado ocupados riéndose y entretenidos como para notarme detrás de ellos, de todas formas.

Se detuvieron en una parrilla hibachi . Al menos iban a estar en una mesa con otras personas y no en una cena romántica para dos. Rodeé la manzana, dándoles tiempo para entrar antes de ir a la parte de atrás y estacionarme.
No había pensado esta parte. No podía simplemente entrar ahí.
¿Podía?
No.

Así que hice lo que cualquier acosador haría: los miré a través de la ventana. Si él hacía un movimiento en falso, estaba preparado para dejar caer su culo en la parrilla.

Estaba siendo demasiado. Aparentemente, este tipo era gracioso, porque cada vez que sus labios se movían, Jinyoung se reía. Necesitaba hacer algo pronto o iba a enloquecer. Jin se levantó para ir al sanitario. El sanitario estaba cerca de una salida.

Moví el auto, dejándolo cerca de esa puerta. Entonces, rápidamente entré y esperé. Tan pronto como Jinyoung salió del baño, lo tomé. Su grito fue opacado por mi mano mientras lo cargaba fuera del restaurante. Sus pies me daban unas buenas patadas en mis espinillas, pero ya me preocuparía de eso más tarde. Lo forcé a entrar al auto y arranqué.

Jinyoung no sonaba contento mientras se retorcía para acomodarse.

- Escucha, tú, bastardo psicó… ¿Jaebeom? - gimió. Estaba asustado de verlo. - ¿Qué diablos estás haciendo?

KIDNAPPERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora