𝚀𝚞𝚊𝚝𝚝𝚞𝚘𝚛

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No encontraba la manera de al menos poder hablar con SiYeon al respecto, tenía al demonio prácticamente pegado todo el día y noche, no solo eso sino que se la pasaba insinuando cualquier cosa.

-Te lo he dicho, Querubín. Podemos pasarla muy bien juntos, no te dejaré ir al cielo porque sinceramente no estoy con ánimos de hablar con tu Dios.

-Es porque tienes miedo.

Song rió ante el comentario y tal como se acostumbró a hacer en cuatro días tomó al chico de su cintura y acercó demasiado su rostro.

-Ten mucho cuidado con esa lengua tuya, angelito, algún día la puedes perder.

Kim le dio una mirada fría y se soltó del agarre.

No había nada que hacer allí, cada día había más sangre, aunque ahora solo encontraba los charcos y no los cuerpos, al parece Lucifer se cansó de ver como un rubio de ojos zafiro vomitaba continuamente.

-Ni siquiera tengo mi arpa para matar el tiempo que desperdicio contigo.

-¡Lo hubieras dicho antes, angelito! - con un chasquido de dedos logró hacer aparecer un arpa. Kim quedó viendo unos segundos más, ¿era seguro tocar eso?

Había varias cosas que estaba haciendo mal, primero que nada, ya pudo descubrir el causante de que una ciudad esté prácticamente extinta, segundo, no se lo decía a nadie, y tercero: estaba teniendo más confianza con aquel ser de maldad.

-Puedes tocar lo que quieras, aunque este lugar no es muy lindo para ti.

Tenía razón, estaba todo repleto de un olor horrible, manchas de sangre por doquier y lo más asqueroso, rastros de cuerpos sin vida.

-¿Por qué lo haces? ¿Por qué matas a tantos inocentes?

Song con una sonrisa caminó por el lugar y observó detenidamente cada detalle, le daba igual ver aquella escena, no tenía importancia.

-Los humanos son los seres más mentirosos del mundo, incluso cuando aparece alguien puro como el agua lo corrompen. No pueden evitar sentir envidia, querer ser superiores a los demás o quieran tener el mundo a sus pies.

Kim se paró torpemente de su lugar y quiso encararlo.

-¡No todos son así! ¡Muchos de ellos querían lograr algo con su vida pero tu se lo impediste!

-Por favor, no son más que muñecos habladores.

El silencio no tardó en llegar, desde que HongJoong lo conoció era así, discutían y luego se quedaban callados.

Podían pasar horas pero no volvían a dirigirse la palabra, era por el bien de ambos, el demonio aún no quería acabar con su vida puesto que ese Querubín era muy interesante, tenía unos ojos tan azules y puros que te dejaban embobado.

¿Era posible que un demonio tan fuerte como lo era Song MinGi se enamorara de un simple Querubín como HongJoong? No podía hacerlo, no estaba entre las cosas que planeó para ir a la tierra. Solo fue a causar desastre porque quiso, el infierno se volvió aburrido.

El mundo era aburrido.

𝗙𝗼𝗿𝗯𝗶𝗱𝗱𝗲𝗻 𝗹𝗼𝘃𝗲Donde viven las historias. Descúbrelo ahora