𝙳𝚞𝚘𝚍𝚎𝚌𝚒𝚖

172 36 11
                                    

La presión en su corazón crecía con solo recordar aquellos ojos zafiro mirándolo con deseo y pena.

Él pudo haber aceptado, pero corromperlo no era lo que buscaba, quería que se olvidara de él para no atormentarlo toda su vida, pero al parecer eso no estaba en planes del rubio.

En la noche se quedó frente a aquel edificio viejo para esperar a cierto Querubín lastimado, el cielo estaba nublado, las gotas comenzaban a caer hasta que se volvió una lluvia demasiado fuerte.

Sin embargo, no se movió de allí, se quedó esperando a que volviera, entonces dentro de toda la oscuridad pudo observar una cálida luz blanca, cabellos rubios mojados y ropaje blanco algo sucio debido al barro.

El joven comenzó a caminar para adentrarse hacia la entrada de aquel lugar hasta que Song decidió frenarlo otra vez.

-HongJoong... Sabes que soy un demonio, ¿Verdad?

El rubio asintió, no lo miró a los ojos, aún estaba dolido.

-Sabes que los demonios y ángeles no pueden estar juntos, ¿Verdad? Y además de eso, ten en tu cabeza que soy el mismísimo Lucifer.

-¿A qué quieres llegar? ¿Aún quieres destruir más mi corazón?

Con un agarre suave levantó la cabeza del ángel y decidió acariciar su rostro con su mano mojada.

-Lo que quiero decir es... ¿Realmente quieres estar conmigo?

Aquellos ojos hermosos se abrieron aún más y juraba que podía ver la esperanza reflejada en ellos.

-Sí, yo quiero estar contigo.

Una sonrisa de dientes blancos y unos ojos negros y profundos estaban reflejando una respuesta algo diferente.

Quizás porque encadenar a alguien a ti lo volvía más excitante, el demonio tenía diferentes caras.

-Pues lo estarás, pero vete olvidando de que algún día podrás volver al cielo, cuando termine mi misión aquí tu vendrás conmigo al infierno... En donde te prometo que te haré feliz, muy feliz.

HongJoong por poco y sentía miedo, pero al contrario de eso solo sentía que le faltaba el aire y quería tirarse en sus brazos.

El peli negro lo atrajo a sus brazos y besó su frente, sus mejillas, su nariz, pero no sus labios.

-Pero hasta entonces deberás mantener esta pureza tan hermosa, quiero ver como se desvanece lentamente.

Y simplemente mordió el lóbulo de su oreja para después tomarlo de la mano y entrar a aquel viejo lugar.

HongJoong prometió olvidar el cielo y querer empezar una nueva vida junto con alguien que prometía amarlo.

Si era así caer en la tentación, pues ya entendía el porqué Eva también lo hizo.

𝗙𝗼𝗿𝗯𝗶𝗱𝗱𝗲𝗻 𝗹𝗼𝘃𝗲Donde viven las historias. Descúbrelo ahora