𝙽𝚘𝚟𝚎𝚖

175 35 11
                                    

Sostener la mano de un demonio era un gran paso para HongJoong, uno el cual era muy peligroso y aún así no era consciente de eso, o quizás no del todo.

Perdió la cuenta de los días, ahora ya casi no reconocía la misión que fue a cumplir, y todo por estar detrás de un demonio que cada vez que le hablaba lo hipnotizaba.

Era como una especie de enfermedad que crecía con cada segundo en el que tenían contacto visual, cuando lograban tocarse sin decir nada al respecto, era una adicción.

Creyó que nadie sabría de eso, que sería un secreto que llevaría en su corazón hasta el fin de los tiempos. Sin embargo, MinGi siempre parecía estar dispuesto a todo lo que el rubio quisiera, desde salir a caminar un rato en la horrible ciudad hasta mantenerse juntos sin decir ni una sola palabra.

A veces sentía que sobraban...

Desde aquel árbol podía ver como el demonio caminaba algo impaciente, buscando la respuesta a algún problema, sin embargo, él no iría a preguntar.

No le corresponde. Pero si ese fuera el caso, entonces no estaría bajando del árbol y empezaría a caminar en su dirección.

Aquellos ojos negros y profundos se posaron en él y detuvo su caminata para simplemente observar como se acercaba, sin decir ninguna palabra.

Al estar cerca de su cuerpo decidió rodear sus hombros con un fuerte abrazo, aspirando un olor fresco y fundiéndose en su pecho.

Era tan cómodo y pacífico que llegaba a alterar su mente, la cual se perdía entre la fantasía y la realidad.

Su cintura fue sujetada y rodeada por aquellos brazos fuertes los cuales le hicieron sentir cómodo, protegido y de alguna forma, querido.

-Debes despejar tu mente, MinGi.

No sabría decir la respuesta adecuada de porqué precisamente se lo decía con sus labios prácticamente pegados a los ajenos.

-Lo haría si supiera mi problema.

Jamás llegaron a algo más, siempre un acercamiento de ese estilo, coqueteos continuos pero nada más pasaba de allí.

Ya comenzaba a ser desesperante para ambos...

-¿Qué te puede alterar tanto, Lucifer?

Ante aquel nombre MinGi solo sonrió de forma ladina e hizo el agarre más fuerte.

-Quizás tenga la respuesta tan cerca mío que comienza a desesperarme.

HongJoong sonrió ante aquello y se separó de Song, ambos quedaron en un corto silencio para luego salir de aquel lugar.

Podría decirse que aquel rubio ya no era más un ángel, vio como mataban inocentes y no hizo nada, vio como incendió una ciudad entera y no hizo nada.

La excusa de desatar una guerra entre el cielo y el infierno ya no servía para justificar, él pudo haberle agarrado la mano a aquel Serafín más de una vez, pero no lo hizo.

Porque volver al cielo ahora quizás sea un infierno, las preguntas lloverían, los rumores no tardarían en llegar a odios del todo poderoso y para entonces, sería su fin.

Aunque varias veces por su cabeza pasó la idea de amar hasta que el día de regresar al cielo por su muerte o destierro llegara.

Quizás era lo mejor, un Querubín tan manchado como él merecía eso, el destierro o la muerte por traición. Quizás amar era lo que debía hacer, un destino que Dios escribió pero él cambió.

Besarlo no estaría mal, estar un día en sus brazos no estaría mal...

¿Qué es lo que esperas, Querubín?

𝗙𝗼𝗿𝗯𝗶𝗱𝗱𝗲𝗻 𝗹𝗼𝘃𝗲Donde viven las historias. Descúbrelo ahora