Flotando, en una burbuja de plástico, aislado de todo el mundo, burbuja de colore que se había convertido en mi propia celda, bosques encantados que se habían convertido en grandes matorrales llenos de espinas, grandes campos verdes que se habían convertido en desiertos, y yo, en medio de ese mundo, en medio de esa celda, dentro de una tormenta de continuos cambios, esas telas negras que caían, esos perros que me mordían, esos ojos que me observaban, ese viajero que vino, pero no para quedarse, si no para sacarme de ahí, para yo no sufrir mas, para que por fin pudiese ver lo que antes no veía, ese gran espejo en el yo estaba reflejado, en el que yo me miraba, y no aceptaba que era yo, no quería mirarme, ese ser no era yo, pero tuve valor suficiente para enfrentarlo, quererlo y amarlo, pero delante de ese espejo no estaba solo yo, había alguien mas que sabia que no era yo, otro corazón vivo y luminoso, que estaba a mi lado, y que siempre estuvo pero no lo veía, y ahora lo veo, se que me hace feliz, y no solo el me hace feliz, si no que yo también...
