Capítulo 29.

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Sentí como alguien acariciaba mi mejilla, una mano cálida. Intenté abrir mis ojos, pero fue imposible.
Seguro estoy soñando, pensé. ¿En qué momento me dormí? Ah sí, recuerdo haber tomando pastillas. Ah, algo sucedió... si mal no recuerdo escuché la voz de Hange pronunciar mi nombre. De allí saqué fuerzas para ir abriendo de a poco los ojos, había mucha luz, demasiado que no podía enfocar bien, con mi mano derecha froté mis ojos, hasta que pude enfocar unos ojos azules muy intenso. En ese mismo instante, abrí por completo los ojos. Quise hablar pero no me salían las palabras o más bien no sabía que decir... o tal vez si sabía que decir pero no sabía por donde empezar.

- Lo siento mucho - habló.

Yo solo lo observé, mi pupila palpitaba, mi corazón estaba acelerado pero a la vez tranquilo.

- No debí haberte abandonado.

No me salían las palabras, no podía ni siquiera moverme, solo me detuve a observarlo.

- Pero supongo que ya estás bien ¿no? - hizo una pausa - entonces, debería de dejarte con tus amigos que esperan allí afuera.

- ¡Estás vivo! - fue lo único que pude decir a lo que él me miró de manera confusa.

Me levante de la camilla con todo y suero, lo abracé fuertemente.
Estaba tan feliz de volver a verlo.

- Perdóname por todo Levi.

- Mikasa yo...

- Sé que el problema de Kenny con mis padres no tienen nada que ver contigo.

- Cálmate - se separó de ella.

- ¿Qué? - tomé sus manos - 1, 2, 3...

- ¿Qué sucede? - observó preocupado.

- Tienes los 10 dedos - suspiré.

Él solamente me miró confundido y con el ceño fruncido ¿todo fue una alucinación mía?

- Mikasa, me pareció escuchar tu voz, ¡ya despertaste! - ingresó el ojiverde.

- Hasta pronto Mikasa - se despidió el azabache.

- ¡NO TE VAYAS! - grité desesperada, yendo hacia él.

- Mikasa... - pronunció Eren tratando de detenerme.

- Suéltame idiota, no me vuelvas a tocar. Abusador - le di una paliza.

Levi cruzó la puerta, yo salí hasta allí con todo y suero.

- ¡LEVI! - volví a gritar, él se volteó a verme.

- Próximamente nos veremos.

- ¡Mikasa! - llamaron sus amigos.

No me importó nada, no quería volver a perderlo, no quería volver a extrañarlo.
Decidí quitarme los cables del suero por mi propia cuenta.

- ¡Mika no hagas eso! - exclamó Sasha a lo que el azabache volvió a voltear.

- ¿Qué haces Mikasa? - se detuvo en su lugar.

- No me importa hacer el ridículo frente a mis amigos - fui caminando lentamente a él - No te vayas, no te apartes de mi lado, te necesito. Sin ti a mi lado todo se derrumba y las pesadillas vuelven a aparecer, sin tí los días solo son grises.

- Mikasa...

- Quédate conmigo.

- Vamos a tu habitación, te colocaré de vuelta el suero.

Él se acercó a mi, sujetó mi mano y me llevó de vuelta a la habitación mientras los demás presenciaban esa escena con los ojos llorosos.

- ¿Podrías perdonarme? - hablé una vez sentada en la camilla.

- En realidad, tenemos mucho de que hablar Mikasa.

- ¿Ya no quieres saber de mi cierto? - me acomodé el pelo - Sabes... yo solía ser una persona independiente, sin emociones ni sentimientos. Sin embargo, desde que te conocí no he hecho más que depender de ti, y eso está mal.

- El amor propio Mikasa.

- Lo sé... - bajé la mirada.

- Antes que nada, quisiera disculparme contigo por la manera en que te traté el día de la obra teatral, ambos fallamos, ninguno de los dos tuvo el porqué de decir tales cosas - tomó del mentón de la chica - perdóname por abandonarte esa misma noche, me sentía muy molesto, tanto por ese asqueroso beso y por la discusión.

- Eren no me interesa en absoluto.

- Bien...

- Sufrí mucho desde que te fuiste - lo tomé de las manos - todos los días venía a buscarte aquí y no te encontraba, nadie me dijo en donde estabas - suspiré - fui a mi antiguo hogar y allí fue en donde encontré un dedo, alguien me golpeó en la cabeza y desperté en una habitación rara.

- ¿Qué demonios? - observó preocupado.

- Era mi tía quién me llevó en ese lugar, me dijo que mató a Kenny e iría por tí. Que supuestamente ese dedo que vi en la habitación de mi madre era tuyo y que te arrancarían todos los demás dedos y luego te enterrarían.

- Maldita loca... ahora lo entiendo.

- ¿Qué?

- A Kenny le faltaba un dedo, el índice - informó.

- Ahora todo tiene sentido, me hizo creer que era tuyo - hice una mueca - ella se distrajo y la golpeé con la lámpara y salí corriendo de aquel lugar, comencé a tener alucinaciones y desperté en el hospital <como siempre>- inhalé y exhalé - fui a la casa de Armin y luego al departamento, allí mi vida ya no tuvo sentido si tú no estabas, tomé unos cuantos tranquilizantes y...

- Hange te encontró con espuma en la boca y convulsionando.

- Eso creo...

- Solo quiero que sepas que lamento mucho lo ocurrido, mientras tú pasaste por todo eso yo simplemente estaba en la casa de campo, casualmente cerca de tu casa.

- Eso me pone feliz. Tienes todos tus dedos y estás a salvo.

- Pero tu corriste mucho peligro.

- La soledad es peligrosa en realidad Levi. - tomé sus mejillas - peor aún que no contestabas mis llamadas.

- Apagué el celular, solo quería desconectarme.

- ¿Hange y los demás sabían en dónde estabas no es así?

- No, al principio no lo sabían, pero luego de tres días se informaron acerca de mi, sabían que estaba bien. Le mandaba un carta cada día informando que todo estaba bien, a lo que ella no me respondía porque ese era el trato.

- Entiendo.

- Creo que me envió dos cartas, pero no las leí. Ya que no quería saber nada de nadie.

- Te entiendo... perdóname por juzgarte mal, no tiene nada que ver que seas sobrino de Kenny.

- Cálmate, eso ya pasó.

- Te amo Levi, no vuelvas a soltar de mi mano, por favor - supliqué.

- Te eché de menos, mocosa - dijo acercándose para posar sus labios sobre los de ella y formar así un tierno beso de reconciliación y paz.

Memories &lt;Levi y Mikasa&gt;Donde viven las historias. Descúbrelo ahora