Extra

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Regálame esta noche (Última vez)
Katsudeku
No R-18
temática trosteee:c
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"No quiero que te vayas, la noche esta muy fría. Abrígame en tus brazos, hasta que vuelva el día."

...

Regálame esta noche, por favor.

No permitas que me vaya de tu lado, embriágame.

El petricor entraba por la ventana semi-abierta. Se mezclaba un poco con el olor a limpio.
Un pitido concurrente y molesto resonaba en la habitación y un cansado chico con cabellos cenizos reposaba su frente en uno de sus brazos, bufaba sin parar mientras retenía el proceso natural de sus ojos ya irritados y húmedos.

Un murmullo tenue lo hizo volver a la realidad

Deku, duerme otro rato. Son las 9:00 de la noche— su voz era ronca y áspera. El joven que estaba en la cama brindó una sonrisa.

—Kacchan ¿No irás a trabajar?— hizo una pequeña mueca mientras se incorporaba en la cama, cosa que no pasó desapercibida por el más grande.

—¿Fui muy rudo?— se acercó a su lado y colocó una almohada en la cabecera para que descansara su cuerpo. Una dulce risa hizo que su cuerpo entero se congelara.
Era una risa algo apagada pero era totalmente sincera.

Muy sincera.

—No, Kacchan. Ya sabes, es solo que...— una mano diestra tapó su boca e hicieron contacto visual. El jade pudo notar por fin que los ojos carmín soltaban pequeñas lágrimas. Se sintió culpable, cosa que ya sentía desde hace bastante tiempo.
El mayor limpió su rostro y le brindó una cálida sonrisa, reposando su frente en el hombro ajeno.

—Yo... quería pedirte algo, Deku— sin moverse del sitio cómodo donde se encontraba metió una mano a su bolsillo y apretó fuertemente dentro de él. Sintió como el cuerpo frágil bajo él se estremeció.

—¡No!— pudo escuchar, sabía la respuesta. La sabía desde el momento en que todo empezó, pero él lo deseaba y era lo mejor. Ahora mientras se podía. Él lo desea y el pecoso también. —No lo hagas, Kacchan. Por favor— levantó su frente y miró fijamente el rostro frente él.
Unos ojos jades brillosos, unas ojeras marcadas, una piel pálida y aún suave, y unos preciosos labios. Esa imagen era triste, pero la amaba, lo amaba.

—Lo lamento— mencionó, mientras su pulgar danzaba en la mejilla pecosa. —Tenemos tanto que hacer, tantas cosas juntos... No te vayas por favor. No me dejes aquí— Katsuki rompió en llanto, parecía un niño pequeño al que le habían quitado su cosa más preciada, la pálida piel del rostro del joven en cama se humedecía por las gotas gruesas de llanto que caían de sus ojos y ante aquella acción el mayor paro su escena, intuyendo que la había cagado. Como siempre.

—Retrásame la muerte, Kacchan— después de tanto tiempo Deku rompió en llanto y el mayor no sabía cómo reaccionar, le dolía como nunca verlo tan vulnerable de nuevo. Años sin que los hermosos jades mostraran su debilidad frente a él.
Y de nuevo la hoja de hace un año vino a su memoria.

Paciente: Izuku Midoriya
Padecimiento: Esclerosis múltiple. Presenta fatiga, dolor y dificultad de movimiento. Posible pérdida.

Volvió en sí, cuando unos brazos temblorosos lo rodearon con la nula fuerza que le quedaba. Envolvió al pecoso en un abrazo reconfortante, de esos que necesitas para saber que aún estás ahí. Se separó unos centímetros al grado de que sus respiraciones agitadas chocaban y se mezclaban, el olor a menta y antibióticos invadía las fosas nasales de cada uno. Y con un breve movimiento el cenizo chocó sus labios con los pálidos ajenos, fundiéndolos en un beso lleno de amor, lleno de esperanzas rotas y de silenciosos despidos.
Se separaron cuando el aire se volvía indispensable y las mejillas pecosas tomaban un color rosado tenue. Esa imagen es la que se llevaría, esa imagen es la que necesitaba su alma para mantenerse de pie.

El reloj de la pared marcaba las 2:00 am y el silencio invadía la habitación, el cenizo pasaba su diestra por la espalda del pequeño dando un masaje.

—Tómame de la mano— la voz sonaba cansada y apagada, el mayor obedeció sin poner objeción o recitar preguntas, apretó suave y la llevó a su boca para depositar un beso breve.
El pecoso pegó su cuerpo al del cenizo y ambos cayeron dormidos, mañana sería un nuevo día. El calor de ambos los mantenía, siempre fue así.

8:00 am

Una mano lo sostenía aún, pero la temperatura de su cuerpo era nula. Fría, casi al grado de congelante. Sin alma, un cascarón vacío. Tan vacío como él.
Levanto su vista, sabía lo que se aproximaba pero su mente se rehusaba a creerlo
El pitido que alguna vez le resultaba molesto, ahora lo necesita. Era necesario escucharlo.

Con lágrimas interminables que se deslizaban por su mejillas beso dulcemente y por última vez la frente de su ahora ex futuro esposo. Apretó su agarre y con todo el dolor y desgaste que tenía apretó el botón avisando a los doctores que necesitaba su ayuda.

Vio por última vez su rostro, parecía tranquilo. No había rastro alguno de su enfermedad terminal, sólo unas pecas que adornaban su rostro y unos mechones verdosos que lo enmarcaban. Sonrió ante la imagen. Una imagen que juro en silencio llevarse hasta los últimos días de su vida.

—Egoísta— limpió sus lágrimas y se resignó. Una caja aterciopelada pesaba en su bolsillo derecho y una promesa de años se sepultaba en el vacío de su corazón.

Por favor, Deku. Regálame una noche más.

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Este es un extra porque lo tenía escrito en el BHAtober solo que ya no lo continúe así que lo pongo aquí.
Y recuerden ir a leer mi fic "La esencia de tu piel"

Historias entre sabanasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora