Día #16

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Tema: No más closet.
Situada en la época victoriana.
🧡💚BKDK🧡💚🔞
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1843

El baile de caridad que su familia había preparado se estaba tornando tan aburrido que el sueño se estaba apoderando de su cuerpo, de por sí nunca había sido alguien de aparecer en eventos como este pero siendo el principal acreedor de todo el dinero que entraba a la mansión Bakugou era necesaria su presencia.

Pero más que eso su verdadera intención de permanecer ahí era la llegada de la familia Toshinori, y no por ver la cara sonriente del bonachón anciano o a su magnífica esposa que siempre llegaba con regalos lujosos y vestidos preciosos, que claro eran diseñados por la verdadera razón de su permanencia ahí; el heredero del imperio Toshinori, el joven recatado de magnífico comportamiento, tan inteligente y bello. Un trofeo para en quien el joven posará sus bellísimos ojos. Izuku Toshinori, su amigo de infancia y con quien tenía una aventura a escondidas de ambas familias e incluso de la sociedad.

Las puertas principales se abrieron y los murmullos no pasaron desapercibidos para todos, la atención se centró en el joven pecoso quien con un sonrojo notorio y sosteniendo con fuerza el brazo de su padre avanzaba por el pasillo. Katsuki quiso reventar las bocas de quienes soltaban tales murmullos.

"¿Cómo se atreve a aparecer así?" "¿Maricón? Pobre Toshinori"  "Le tocó un hijo extraño"

Y así las palabrerías no dejaban de fluir, no entendía el por qué de su capacidad escasa de aquellos que decían serse recatados, puros charlatanes con títulos de nobleza. Pero bueno, era obvio para la época que lo que justo ahora hacía el pequeño heredero era tan mala visto y no es que fuera malo en sí, solo extraño a su parecer.

Por la puerta pasaba un bello joven vestido con un vestido blanco con toques en azul pastel, el corset que utilizaba de ceñía tan bien a su figura que dejaba ver la bien formada cintura que poseía, su rostro estaba gentilmente maquillado y en su cabello un lindo listo azul a juego de los toques del vestido le adornaba dejando caer sus extremos con delicadeza extrema, si la dicha sociedad desconociera el género del joven fácilmente pasaría por una chica. Una muy bella por cierto.
La familia en cuestión avanzó decidida a pesar de las críticas escuchadas y ante ello la decisión de tomar un rincón al fondo fue tomado en silencio,

Mitsuki le dio un leve golpe a Katsuki, quien volteó a verla y lo que más le sorprendió fue la sonrisa en su rostro, quizá esperaba algo más pero su corazón se agitó en alegría al ver que su madre aprobaba aquello.

—El joven Izuku se mira muy lindo, ve a cuidarlo. Sácalo de aquí un rato— ofreció la joven madame, Bakugou asintió sin más caminando firme hacia el rincón donde Deku se había resguardado con su familia.

—¿Puedo hablar con él?— la voz ronda sorprendió a la familia Toshinori, Yagi fue el primero en sonreírle y asentir. Inko dudo un poco, pero al final accedió, después de todo su pequeño era primordial.

—Cuida de él, joven Bakugou— dijeron al unísono los padre del pecoso, entregando en el acto la mano pálida del muchachito. Katsuki dio una reverencia y enlazó sus dedos con los ajenos dándole confort en su andar por el pasillo de la mansión.

Caminaron hasta perder el sonido ajetreado de la música, el resonar de ambos zapatos era lo único que reinaba en sus oídos y cuando esté fue incómodo el más bajo de ambos rompió el silencio.

—Perdón por vestirme así, Kacchan.— dijo sintiendo las lágrimas amenazar con salir. Katsuki apretó el agarre de su mano asustando un poco al más bajo que creía que de verdad la había cagado y su cuento de hadas con el blondo había llegado a su fin. Pero es que siempre se había sentido más mujer que nada y no podía ocultarlo más.

Katsuki por su lado no estaba enojado con el chico que sostenía con su mano, sino con él mismo pues no lo había cuidado lo suficiente como para darle valor de ser quien realmente quería. Estaba enojado por no poder silenciar a quien le había hecho tanto daño.
Pero justo ahora su propósito era velar con su vida a su amada pareja.

Katsuki abrió la puerta de una de las tantas piezas que había y jalo al joven entre sus brazos. Le dio un abrazo tan cálido que el peliverde podría jurar que su corazón se unía de nuevo y bailaba de alegría. Se separaron un poco y la luz de la vela se reflejaba en el par de ojos, solo existían ellos dos en ese momento, en ese pequeño mundo de fantasía.

—Pero mira nada más que preciosa te ves, Zuzu'. Mi Zuzu— le dio una pequeña vuelta para luego acariciar una de las mejillas ya sonrojadas, en sus bellas esmeraldas se podía ver el brillo por las lágrimas que amenazaban por salir. Pero era un chico fuerte no se dejaría vencer por nada.

Katsuki comenzaba su recorrido con besos castos en toda la carita, cosa que hizo reír al más bajo. Sus manos hábiles tomaron uno de los listones color azul pastel y lo jalo deshaciendo el moño que adornaba el corset blanco. La prenda ceñida a su cuerpo hacía que su cintura se viera aún más marcada, Katsuki llevó sus manos y las deslizó delineado aquella zona estremeciendo al pecoso quien no dejaba de besar y soltar sonidos un poco apagados de sus labios.

—¿Puedo ir más allá esta vez?— dijo tímidamente el blondo, Izuku asintió sin pensarlo mucho y no era por presión él realmente quería entregarse.
Sin pensarlo más Katsuki perdió el control de su mente, todo se volvió lujuria propio claro sin perder las riendas de satisfacer a su pareja.

Comenzó con besos más apasionados, entre besos en el pecho blanco de su pareja joven. Y roces candentes que les robaban jadeos en sus propias vibraciones.

Deslizó el faldón dejando solo al chico con las bragas femeninas que portaba esa noche, pudo sentir como el más bajo se estremecía en su lugar quizá por vergüenza pero no dejaría que se pusiera tímido después de todo lo quería tan libre y tan suyo, que no le importaba nada. Lo posicionó en la cama de una forma tan tierna, que parecía que portaba un montón de vitrales costosos.

Después de prepararlo calmadamente y que el pomo de loción hiciera más fácil el deslizarse entre las estrechas paredes del joven quien gozaba de las manos ásperas haciendo tatuajes rojizos en sus pequeñas caderas, cada embestida se volvía más fuerte que la otra y ambos se complementaban tan correcto qué importaba muy poco todo lo demás. Los besos eran cálidos, las caricias tiernas; era mágico el entregarse de esa forma esa noche.

Quiero que seas mi esposo...— Katsuki detuvo las embestidas por unos segundos y replanteó su frase. —No, no mi esposo. Quiero que seas mi esposa— Izuku gimió fuerte y pudo sentir como el clímax se apoderaba de todo su cuerpo, quizo gritar y llorar pero solo se dejó envolver por el cuerpo firme de su pareja clavando sus pequeños dientes en la piel morena.
Katsuki no estaba mejor, lo apretaba tan correctamente que no tardo mucho en tocar ese punto delicioso que hace tiempo quizo volver a probar.

Después de limpiarse un poco, ayudó al joven a recostarse en la suave cama y tomar un lugar a su lado, atrayendo el cansado cuerpo de su pareja hacia su pecho. El joven peliverde restregó su cara y volteó para sonreír genuinamente.

Kacchan, no quiero que nos sigamos ocultando— se ocultó bajo las mantas blancas esperando una respuesta, Bakugou sonrió y arrebató la manta, acarició los cabellos sedosos.

Él lo había estado pensando desde ya hace tiempo, después de todo el apoyo de ambas familias permanecía y con ello todo se volvía menos complicado. Haría lo que fuese para tener a Izuku a su lado, pero sobre todo para cuidar aquella bella sonrisa.

—Nunca más nos volveremos a ocultar, Zuzu'—

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✨✨Hey, espero que les haya gustado. Nos leemos pronto. Coman frutas y verduras.

Historias entre sabanasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora