Día #19

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Tenían aproximadamente seis años conociéndose, el interés estaba ahí por parte de ambos. El alfa cuidaba de sobremanera al omega, pero ninguna se atrevía a ir más allá de aquella relación de trabajo que los mantenía medianamente cercanos; por parte del Alfa, Midoriya era el omega más lindo que sus ojos habían podido ver; y por parte del omega, Katsuki era muy protector y bastante guapo.
Se querían, pero faltaba un pequeño paso para poder avanzar en esto que ni siquiera se le podía llamar "quedantes"

—K-Kacchan— el aludido alza la vista de su escritorio, fingiendo no haber percibido aquel aroma tan dulce desde kilómetros. Sus cejas se fruncieron al ver el sonrojo en el rostro ajeno y con su diestra quita los lentes que le resultan ya molestos para su vista cansada. Eran las ocho y media de la noche, el horario menos adecuado para estar en una oficina, pero el deber llama.

—¿Qué pasa Deku?— su tono de voz el usual, seco y sin más emociones. Pero para Izuku es la voz que más tranquilidad le da en el mundo y aunque nadie lo note la voz suena diferente está llena de preocupación.

—Quiero hablar contigo, es algo realmente personal— Katsuki se levanta de su escritorio y toma entre sus dedos los ajenos, frotando con cuidado como si lo que estuviera sosteniendo fuera tan frágil. No era un toque extraño, inusual o ajeno a ambos. Era tan normal como la brisa fresca de la marea del mar, tan único y genuino. Y solo con aquel toque la pregunta de "qué estaba pasando" quedó en el aire y sin mención alguna Izuku habló de nuevo.

Quiero pasar mi celo contigo— el carmín recorrió todo su rostro, no podía ver la cara ajena. Solo pudo levantar la vista hasta que escuchó la risa ronca del alfa, el cual también estaba colorado pero se veía menos tenso que el menor. Katsuki tomó su mejilla mientras pasaba el pulgar y no dejaba de verlo, acercó lentamente sus rostros y por fin su primer beso se plasmó esa noche. Fue un beso tierno, momentáneo y tan especial para ambos.

Katsuki se separó haciendo que el frío se colara por sus cuerpos ¿cómo era posible que nunca haya avanzado? Este momento de verdad podía atesorarlo por siempre, sus miradas jugaron un momento y sin decirse ni una sola palabra salieron de la oficina rumbo a la casa del rubio, el camino no fue tenso si bien no dirigieron palabra alguna la música que la estación de radio brindaba daba el toque esencial que sus lobos necesitaban para estar en calma.

En cuanto avanzaron el umbral de la casa Katsuki no pudo reprimir su instinto y tomó al pequeño omega para abusar de sus labios, Izuku por fin pudo soltar las feromonas reprimidas desde hace dos horas inundando el sentido del olfato del alfa frente a él, quien parecía tan satisfecho con solo tenerlo cerca. Pero ambos querían más.

Estuve guardando cada celo para ti, Kacchan— un gemido salió de los afelpados labios y Katsuki rompió el hilo de cordura que lo mantenía tan distante de aquel omega que conoce desde el primer día que entro a trabajar. Lo tomó entre sus brazos de nuevo y lo cargó al estilo princesa hasta el cuarto superior, no pensaba profanar aquel cuerpo en un lugar tan simple.

Lo desnudó con parsimonia, besaba cada rincón que se le cruzaba por enfrente y cuando Izuku comenzó a ronronear el alfa estaba comenzado a manifestarse completamente, que un omega ronronee es casi imposible, pero no significa que no pase y en ese momento Deku estaba perdido en ronroneos constantes, Katsuki no podía creer aquello y realmente no solo su lado alfa estaba tan complacido por aquello, su lado racional también estaba tan extasiado que siguió haciendo mimos, un dígito se adentró en la entrada húmeda y lista para recibir sin embargo no quería hacer daño, pudo sentir como unas pequeñas uñas se clavaban en su espalda y mentiría si dijera que aquello no le excitaba de sobre manera.

Después de prepáralo completamente y deshacerlo en placer, se preparó para entrar completamente en su interior, Katsuki pudo sentir como aquella temperatura ajena le envolvía y le daba la bienvenida tan bien que si hubiera sido un puberto inexperto ya hubiera eyaculado.

<<Mierda, mierda>>

Katsuki estaba perdido los estribos de su mente, no es que nunca haya tenido sexo pero jamás había estado con un omega y mucho menos con uno que le gustara tanto. No quería hacerle daño, sabía que sus colmillos estaban saliendo y si hubiera un espejo enfrente se percataría de que los destellos dorados en sus ojos solo se apoderaban cada vez más dejando atrás el carmín común. Las estocadas se hacían más profundas y constantes, las posiciones se le estaban terminando estaba haciendo del omega un lío completo y su alfa aullaba de emoción con cada una de las veces que el omega le decía cuánto lo quería y lo mucho que lo estaba disfrutando.

—Muérdeme— Katsuki frenó sus estocadas y por primera vez en todo este tiempo lo abrazó fuertemente entre su pecho.

—¿Estás seguro? No quiero hacerte algo de lo que te arrepientas recuerda que estás en celo. No estás pensando claramente— el pequeño omega bajo él reposaba su frente en el hombro ajeno su respiración era entre cortada y el sudor de sus cuerpos les creaba más calor, volteó a verlo el destello dorado estaba ahí en los ojos de Katsuki y él sabia perfectamente que el alfa era todo lo que quería en su vida, no solo su omega sino él como persona.
Asintió lentamente mientras se aferraba a los bíceps, pudo sentir como el alfa de hinchaba más y su interior se sentía completamente lleno.

Por fin el éxtasis tocó a su puerta, no solo del omega sino que también del alfa ambos estaban exhaustos y el nudo se hizo presente, no fue doloroso pero su cara se contorciono en placer y dolor cuando su cuello limpio fue mordido, los dientes afilados se clavaron en su piel lechosa dejando escurrir un poco de sangre, Katsuki saboreó el sabor ajeno y

Ya eres mío— la voz era diferente, territorial, más grueso y profunda. Lamida tras lamida limpiaba la zona e Izuku ronroneaba en placer y amor puro.

—Siempre lo he sido—

N.A: Espero que estén bien, hace mucho que no actualizaba.

Historias entre sabanasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora