Primera Línea temporal
8 de agosto de 1746
Sebastien
-Buenos Días capitán, saludó de manera cordial la condesa de Évreux.
-Condesa, asentí ante su saludo
-No esperábamos su visita, pero de verdad me alegra que esté hoy aquí, me indicó el camino para que la siguiera un poco desbordada por la emoción de tenerme en su residencia.
Le dediqué una sonrisa complaciente que ella aceptó para después volver a hablar.
-Sé de la proposición que el conde le hizo al marqués, trató de hablar solo para mí.
-Estoy al tanto, traté de esquivar el tema.
-Sea de su conocimiento vizconde de Bearne y futuro marqués, que no esperamos más que un noble capaz de proporcionar la protección necesaria a nuestra única hija.
-Tengo muy presente su deseo, fui conciso. No podía enredarme en mis propias palabras, ni darle a entender algo que no sucedería pero tampoco dejarle la plena certeza de que no era un candidato.
Asintió satisfecha y entramos a un salón.
-Espere un momento por favor, señaló los asientos. -Lady Évreux no tardará
Sonreí pero me mantuve de pie y ella salió presurosa de la estancia pero sin perder el garbo.
Me di vuelta y decidí dar la espalda a la entrada por dónde se suponía ella entraría para recorrer el lugar con la mirada.
No era tan diferente al recibidor de nuestra casa.
Lo que verdaderamente me daba curiosidad era el hecho de que trataran a lady Évreux como una señorita no solo para dirigirse a ella sino en todo sentido, olvidando que era una viuda.
Al parecer para todos en esa casa ella había vuelto a ser solo la hija de los condes.-Lady Évreux, anunció el encargado.
Ella hizo una pequeña reverencia y me sonrió de manera discreta, acercándose con premura.
-Madame, seguí el protocolo.
-Deje, eso, susurró para mi.
Y yo no pude aguantar la risa.
-No sé qué es lo que les sucede a todos acá, creo que he retrocedido en el tiempo y soy una debutante ahora, me dijo con complicidad.
-Tratan de cuidarla, anuncié pensativo.
-¿mi virtud? Dijo con burla.
-señorita Évreux, dije intentando que sonara como un regaño.
-No me diga capitán que se va a sonrojar por un comentario así.
Negué con la cabeza.
-No es muy apropiado para una señorita, recalqué lo último.
-Pero es que yo ya no lo soy, aunque acá todos se empeñen en querer borrar mi pasado.
-Bien, le tendí mi brazo, - Hablemos de su situación, ¿es seguro en este lugar?
Negó, vayamos al jardín,propuso.
-Si salimos de acá, tendrá que ser con una chaperona, le recordé.
-No se preocupe por eso, sé como solucionarlo, espereme un momento.
Se alejó unos cuantos pasos, habló con la joven que nos vigilaba y volvió.
-Le dejé dicho que nadie nos interrumpa en el jardín.
Asentí, ella se aferró a mi antebrazo y yo caminé sintiendo que su contacto me agradaba, así que haría lo posible para mantenerlo sin que se sintiera forzado.-¿Le gusta la sensación de sentir el aire directamente en su cara? Me cuestionó a penas salimos al jardín.
-Es de las mejores cosas de estar afuera, aunque me gusta más la briza del mar o la sensación de la misma al ir a caballo, fui sincero.
-Concuerdo con ello, anunció animada. Me parecía casi un sueño verla tan desinhibida, al natural y sin querer fingir algo que ella no era. Definitivamente no me había equivocado en mi escrutinio de la noche anterior.
-Antes que nada, me gustaría agradecerle por haber cumplido con su palabra.
Le sonreí por su sutileza y la sinceridad en su expresión, había dejado el brillo de sus anteriores intervenciones pero su mirada esperanzadora era mucho más linda que la que ayer me había dedicado al despedirnos.
Lo cierto es que no había podido dormir en toda la noche pensando en un plan que la salvara de la infelicidad a la que estaba condenada.-Unas horas antes mi madre me anunció que el más interesado en mí después de la cena de ayer había sido Lord Montespan, habló con notable tristeza.
-Ese señor podría ser su abuelo, negué consternado.
-Precisa un heredero, señaló.
-Entiendo la situación. -Es usted joven y podría dárselo, anuncié sintiendo que ese panorama me revolvía el estómago.
-Aunque me obligaran a casarme con él, sería imposible, habló bajito como si aquella verdad le pesara.
-Debería decírselo a su madre, señalé con algo de esperanza. - De ese modo descarta la petición del lord con más rapidez.
-Ella lo sabe, sabe que no puedo engendrar, se le quebró la voz, bajó la mirada e intentó huir de mi escrutinio.
Y en un arrebato, dirigí mi mano hacia su rostro para que me dejara consolarla. Tal vez era una locura pero el mismo sentimiento de la noche anterior recorrió mi cuerpo, necesitaba rodearla con mis brazos y decirle que todo estaría bien.
Pese a la poca confianza que me tenía, no me rehuyó y volvió su rostro hacia mi, pero ahora este estaba empañado por algunas lágrimas, así que con mi pañuelo traté de borrar sus rastros.
Me agradeció en silencio y permanecimos de ese modo hasta que llegamos a unos bancos que rodeaban el estanque del jardín.
Se sentó e imité su acción.
-Quiero huir, anunció con pesar.
-No pararían hasta encontrarla, acaricié su mano en un toque ligero.
-Si no es lord Montespan, será cualquier otro. Están empeñados en que necesito un esposo,negó con su cabeza sin inmutarse por mi toque,-Creen que es la única forma de evitar que quede desprotegida ante la muerte de mi padre o si es que… pensó sus palabras y calló sin decir más.
- Soy sincero cuando digo que quiero ayudarla, me volteé para mirarla. -Lo he pensado toda la noche, suspiré para reunir valor de decir en voz alta la única solución que se me había ocurrido.
-Tengo miedo, sabe, estoy segura que si alguno de los que piensa desposarme se entera que soy esteril luego de unos años de casados me repudiría en público o me mataría a golpes. Lo peor es que ni siquiera puedo divulgar mi condición porque podría ser la ruina de mis padres.
-Lo siento, dije bajito.
-No es su culpa, me devolvió la mirada con notable tristeza.
Negué y la envolví en un abrazo torpe que ella aceptó inclinado su cabeza hacía mi cuello, sin decir palabra alguna.
-Finja un compromiso conmigo, solté de repente.
De inmediato se incorporó asustada y respiró hondo.
-Se que es una locura y podría salir mal, pero nos daría tiempo, le daría tiempo, me corregí.
-¿Estaría dispuesto a eso?¿ A engañar no solo a mis padres, ni al suyo, sino a toda la sociedad parisina?, me preguntó estudiando la posibilidad que le había presentado.
Asentí con convicción, aunque no estaba seguro que haríamos luego de ello, cuando el tiempo de un compromiso normal se extendiera demasiado y presionaran en realizar la boda.
-Creo que podríamos unir su plan con el mío, intentó sonreír sin ningún rastro de alegría.-Cuando veamos que el tiempo se nos acorta usted puede ayudarme a huir y venir conmigo, dijo lo último con miedo a que me negara de manera inmediata.- No se tiene que casar conmigo, pero si fingir que huimos a Gretna Green en busca de un matrimonio rápido y sin tanto alboroto. Yo huiría a Edimburgo y usted podría no volver a París por un tiempo, hasta que todo se haya calmado.-¿Y luego que? Pensé en mi mente, pero no se lo dije al ver que cierto brillo había aparecido en sus ojos con la mención de una posible solución. Mi padre me odiaría y podría condenarme también pero el más loco de los impulsos me llevó a aceptar.
Henrinette
-Hagámoslo bien entonces, dijo a la mitad de camino de vuelta hacia la casa.
-¿A qué te refieres? le dije curiosa.
Luego de haber ultimado los detalles de nuestro plan, habíamos caminado por los jardines para relajarnos y conocernos un poco más. En ese lapso de tiempo había descubierto que Sebastién era un hombre de un buen sentido del humor y que a pesar de ser militar apreciaba el trabajo en el campo, que no todo eran armas para él y a diferencia de muchos otros franceses no parecía importarle mucho las apariencias, Así mismo me había contado que era mitad inglés y que odiaba tanto como yo desfilar por Versalles en las múltiples fiestas de su majestad.
Extendió su mano para que yo colocara la mía encima de esta, así que casi por inercia hice lo que sin palabras me estaba pidiendo.
Sacó un anillo de su bolsillo y lo puso sobre la palma de mi mano, algo aturdida por lo repentino que todo estaba siendo, lo miré confusa.
-Sé que debería pedirle al conde su mano, antes de hacer esto pero en vista de que es un acuerdo solo nuestro, quiero que lo reciba, dijo en referencia al hermoso anillo que me estaba dando.
-Sébastien, al ver que lo estaba llamando por su nombre, me corregí, mi Lord.
-Tú puedes llamarme por mi nombre, se apresuró a decir.
-No creo que deba aceptarlo, dije algo contrariada. Llevar algo de él hacía de cierta manera real nuestra farsa. Empezaba a sentir que de cierta manera estaba traicionando a Malcom.
Cerró mi palma de manera delicada y habló. -Luego de que vaya con tu padre, deberás usarlo, sabes que es lo correcto para no levantar sospechas, acarició con delicadeza el dorso de mi mano sin ninguna malicia, tal vez era por esa sinceridad en su actuar que no me incomodaba sus toques ligeros que podrían escandalizar a cualquiera.
Asentí e intenté dedicarle una sonrisa verdadera.-Es hermoso, dije asombrada acercando la joya hacia mi.
-Era de la marquesa, ella adoraba esa joya, mi padre se la dió cuando yo nací, habló con añoranza.
-Ves porqué no debo aceptarla, es demasiado personal,tú ni siquiera me conoces bien, traté de ponerla en sus manos, pero él negó.
-No está en mis planes casarme ni conocer a la mujer de mi vida y esa joya es demasiado hermosa como para permanecer guardada por más tiempo, es mejor que alguien la use. Dijo muy convencido. -Además mantendrá a mi padre con la guardia baja al ver que la llevas puesta, añadió eso último con un hilo de voz.
-Cuando esto acabe, buscaré la forma de que vuelva a las manos del marqués.
-Aunque vamos a fingir, el regalo te lo estoy haciendo a ti Henrinette de Évreux.
Que bien sonaba mi nombre con su voz, pensé pero rápidamente me enfoqué en lo importante.
-Y yo te lo agradezco, pero es una herencia familiar.
Negó.-Solo acéptalo, tal vez luego le agarres cariño, sonrió de manera cálida.
Asentí más por cansancio que por convicción.
-Muy bien, así me gusta, dijo en tono juguetón.
-No se aproveche mi Lord, añadí con burla.
-No me llames así, trató de sonar enojado pero evidentemente le divertía la situación.
-Mi Lady, mi lady, llegó Briana con mucha prisa.-Su madre… y antes de que pudiera continuar la aludida hizo su aparición en la puerta que conectaba el salón donde había dejado a Sébastien con el jardín.
-Visconde, saludó pero en su semblante se veía enojo. Y antes de que pudiera hacer algún otro comentario, él habló.
-Mi lady, deseo una audiencia con el conde.
Quise desfallecer porque tanto ella como yo sabíamos lo que eso significaba, y aunque su pedida no era más que una mentira de ambos, no dejaba de ponerme nerviosa pues no había creído que todo sería tan apresurado.
Mi madre que estaba a punto de empezar con todo un sermón acerca de por qué no debíamos estar solos, cambió la mirada por una de alivio, reprendiendome con la mirada por mi expresión, la cuál tuve que recomponer, para después con un toque disimulado hacerle saber a Sébastien, quién no podía mirarme, que el plan sería puesto en marcha.
-El conde estará dichoso de escuchar su propuesta, fue tajante mi madre, enlazando su brazo con el del vizconde.
Alejándose feliz de que todo marchara como ella quería.
-Que todo salga bien, rogué al cielo, lo peor que podía suceder era que mi padre lo rechazara por completo, pues él quería para mi la protección del marqués y ese título Sébastien no lo tendría hasta la muerte de su padre, por el momento él solo era vizconde y capitán del ejército del rey, títulos que podían no ser del agrado del Conde de Évreux.***
Holi, espero se encuentren bien🙈🤩
Trataré de volver con más rapidez🤞🏼
Cuéntenme que les parece la historia😅, los leo👀
-¿Será la condesa una aliada en esto?
-¿Cumplirán el plan al pie de la letra?
-¿Cuál creen que será la reacción del marqués al ver el anillo en la mano de Martina?
Estos dos están más locos de lo que creíamos 🙊🙊
No se olviden de dejar su ⭐, los quiero
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Amor sin límite de tiempo
RomanceLa vida es un constante bucle de situaciones, momentos y emociones. Muchas de las cuales no podemos explicar, porque los misterios son precisamente eso y su cualidad más inmediata es el ser indescifrables. ¿Qué pasaría si te dijeran que el alma de...