𝙊𝙣𝙘𝙚

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El plan de Bright y Tay para sabotear la boda dio inicio al cuarto día en que habían llegado.

"¡Alguien dejó abierta la puerta del congelador y todas las rosas de chocolate se derritieron!". Chilló Jennie, la madre de Gun.

Win se despertó con la novedad de aquel sospechoso "accidente". Su mirada viró hacia Bright quien los últimos días había estado muy callado y distante. Logró captar la mirada que se lanzaron Tay y él brevemente, una sonrisa ladina se formó en los labios del castaño por apenas segundos antes de fingir consternación.

"¡Nos tomó mucho tiempo hacerlas!". La mujer esbozó un gesto de tristeza y Win no pudo evitar sentir pena, pero Bright y Tay ni siquiera parpadearon con la más mínima culpabilidad.

"No te preocupes, mamá". Gun consoló a la mujer. "Todo estará bien, conseguiremos otras".

"Estas eran especiales, Gunnie". Jennie se refugió en el brazo de su hijo. "Las hicimos Mild y yo. Eran feas y no estaban a la altura de unas de repostería pero...". Los ojos de la mujer se llenaron de lágrimas.

Win sintió tanta tristeza que no pudo evitar querer tomar a Tay y Bright y exponerlos frente a todo mundo. Pero se detuvo y habló;

"Les ayudaré a hacer más, tomé un curso de repostería hace un tiempo y soy bueno con las manos". Sonrió. "Además, será más rápido con otro par de manos extra. Vamos a comprar los materiales".

"¿¡De verdad, Winnie!?". El rostro de Jennie se iluminó.

Bright giró hacia él con la boca abierta mientras Tay arqueaba una ceja desde lejos.

"No es necesario, de verdad, podemos simplemente...". Gun negaba hasta que Mild apareció.

"No hay que quedarnos sin hacer nada, todavía falta poco más de una semana, hay tiempo". Dijo la mayor de los Adulkittiporn, tomando las llaves de su auto.

Jennie tomó a Win de la mano y lo guió hasta la salida advirtiendo y asegurando a todo el mundo que las próximas rosas de chocolate que hicieran serían incluso mejor que las primeras.

Dos horas después, Win y las dos mujeres ya se habían adueñado de la cocina en medio de anécdotas divertidas y chistes malos mientras creaban lo que ellos llamaban "piezas de arte". Win no había mentido cuando dijo que era bueno con las manos pero sí que les dio una gran sorpresa.

"Eres bueno". Felicitó Mild. "¿Te molesta si pregunto por qué fue que hiciste ese curso de repostería que mencionaste?".

Win dudó antes de responder, pues no quería dañar el ambiente tan agradable.

"Lo tomé junto con mamá... Ella prácticamente me obligó para pasar mas tiempo juntos antes de... Antes de que muriera. Quería que tuviera muchos recuerdos de ella". Dijo con una sonrisa nostálgica.

"Oh, lo lamento tanto". Mild dejó de hacer lo que hacía y lo abrazó, Jennie corrió desde el otro lado de la cocina con las manos llenas de chocolate para unirse al abrazo grupal improvisado con lágrimas en los ojos, ella siempre era sentimental.

Win se dejó aplastar en medio de las dos mujeres que intentaban consolarlo penando lo cálido que se sentía un abrazo. Habían pasado años desde la última vez que tuvo uno como ese. Hirunkit solía abrazarlo pero siempre era brusco, juguetón y al final terminaba metiéndole la mano en zonas incómodas del cuerpo. Éste abrazo era maternal.

Para cuando la noche cayó, el equipo de tres ya tenía todo un arsenal de rosas de chocolate en Ramos de un lado y una montaña de intentos fallidos en el otro pero lo importante era que habían logrado hacer incluso más de las que tenían antes.

𝔼𝕝 ℂ𝕝𝕦𝕓 𝕕𝕖 𝕝𝕠𝕤 𝔼𝕩 ℕ𝕠𝕧𝕚𝕠𝕤「𝕎𝔹」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora