Día 15

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"Tu personaje es el asesino más sanguinario"

Por fin lo tenía. Tenía al asesino de mi madre, padre y hermana en la cajuela. Fue un proceso largo eso de encontrarlo, empezaba a rendirme, pero no. El me arruinó la vida, así se simple.

La víctima golpeaba la cajuela.

-¡Calladito! Pronto llegaremos a nuestro destino cariño.-Reí.

Después de algunas horas, después de tener que desmayarlo, después de sacarlo a rastras y llevarlo a mi lugar secreto. Ahí estaba, durmiendo sobre la mesa, yo solo esperaba.

Saqué un cuchillo, con solo eso era suficiente para poder torturarlo hasta morir.

Amarre sus manos y piernas para que el no se pudiera escapar.

Después de media hora, el se levantó jadeando y sin idea de que hacía ahí. Pobrecito.

-¡Quien eres!-Gritó.

-Ya sabes, la chica que escapó de su casa cuando tu entraste a ella y mataste a su familia.

El me miró confundido.

-Si, seguro no lo recuerdas.-Agarro el cuchillo y se lo enseño-Este es mi cuchillo favorito, ¿a quién mataste primero?, ah si, a mi madre.

Paso el filo por su cuello. No debía matarlo aun, primero que sufra.

-Debes estar asustado.-Le digo fingiendo preocupación.

Le hago un largo y profundo corte en la mejilla. El grita intentando zafarse de las cuerdas que lo amarraban, la sangre se derramaba y entraba por su oreja izquierda.

-¡Yo no los mate!-Miente, eso hizo que me enojara mas.

-Después mataste a mi padre-

Extiendo su mano por la madera y le corto cada uno de sus dedos, con movimientos rápidos y precisos. Ya tenía su sangre caliente en toda mi mano, la limpio en su playera y prosigo con la otra mano.

-¡Por favor!-Suplicaba-¡Ya no más!-Chillaba al momento que lloraba como bebe.

-Después mataste a mi hermana, y no sólo eso, la violaste.

Desabrocho su cinturón y le bajo su pantalón y bóxer.

Agarro su parte intima y le hago un corte fino.

El grita sin parar y sus gritos solo alimentan mi sed de venganza.

Agarraba el mango del cuchillo, cortaba su miembro como si estuviera cortando carne.

-Y después, te largaste dejando a mi familia muerta y a mi, sola.

Ya no me podía controlar más. Le di un cuchillazo a su ojo izquierdo, después al derecho, después en sus brazos. Ya había perdido la cuenta de los cuchillazos. Ya estaba casi muerto.

-Ahora mereces morir.

Le hice muchas rajadas en su panza. Y al final, clave en cuchillo en su cuello haciendo que se desangrara.

Ya había cobrado venganza. Ya podía vivir en paz.

30 días escribiendoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora