Día 23

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Cuento de hadas.

Los cuentos de hadas siempre han sido subestimados: que son hadas madrinas, que son las hijas de una reina etc

Pero ella no, ella tenía un secreto, uno muy grande.

No te contaré como sucedieron las cosas, te contaré como terminaron:

Un día cualquiera, el hada de hermosos rizos rubios se levantaba como ella acostumbraba siempre: 3:00 am. Se pone un vestido color azul que le llegaba hasta las rodillas, sus zapatillas negras, su maquillaje oscuro, y por ultimo, su cámara.

Antes de salir de su casa, se asegura de que nadie la siga, sería terrible si la llegaran a descubrir, ¡de seguro y la castigan por la eternidad! Y posterior a eso, vuela hacia la casa que ella siempre acostumbraba a visitar.

Los grillos cantan, gotas de rocío en las hojas, aquella pequeña hada solo era una partícula en el enorme mundo que la rodeaba. Tenía alas para ser libre de ir a donde ella deseaba, pero no sin el, sin el nunca iría a alguna parte.

Entró a la habitación de su enamorado. Ella le encantaba verlo dormir y tomarle fotos, era perfecto aun durmiendo: como su pecho subía y bajaba lentamente, como sonreía tal vez por un buen sueño, como se veía tan vulnerable pero a la vez tan fuerte.

Pero el no estaba ahí, ¿donde podía estar? A lo lejos la pequeña hada escuchó risas. Confundida fue a investigar.

Su alma se le cayó al suelo y la realidad la golpeó en la cara.

Su enamorado sonreía, con alguien más.
Su enamorado bailaba, con alguien más.
Su enamorado besaba, a alguien más.
Su enamorado estaba enamorado, de alguien más.

Así que aquella hada los observó, sentada en la esquina de una mesa y tomando fotos.

¿Así era el amor?

¿Así se sentía la realidad?

¿Así se sentía un corazón roto?

La hada nunca volvió a visitar a su enamorado. Ella se dio cuenta entonces, que el sonreía mientras dormía pensando en la otra. La hada viajó a donde ella más quería, y así fue feliz.

La hada vivía una fantasía que la iba consumiendo poco a poco hasta tal punto de que cuando supiera la verdad, la destrozaría. Pero igual se levantaría, y más fuerte que nunca.

El era un humano, y ella una hada.

30 días escribiendoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora