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Cʜɪᴘʀᴇ
──────26 de septiembre de 2021
Odio las pastelerías.
Comprar una tarta de frambuesa para llevar a la casa de mis padres nunca se volvió tan difícil como ahora. Si, puede ser que no odie a la pastelería, puede ser que solamente odie con cada pedazo de mi ser al gerente de veinte años que lleva más de una hora teniéndome en lista de espera.
Desde que volví de entre los muertos, o así es como categoriza Milo mi secuestro, mis padres hacen reuniones familiares cada semana para verificar que sigo en cada uno de mis cabales, yo digo que es solo para asegurarse que no me llevaron de nuevo, y considerando que es algo absurdo ya que si alguien me secuestrara y no asistiera a los dichosos almuerzos aun así ellos no sabrían nada de donde estoy; no me desagrada el pasar tiempo con mi familia, pero si necesito algo de espacio.
- ¡Llevo una hora esperando! ¿¡Dónde está mi pedido!?
- Ya sale. – Responde a mis gritos el gerente del local. Maldito hijo de su santa...
Me interrumpo mentalmente cuando veo como hacen entrega de unos muffins a una chica rubia que estoy segura llego después de mí, me acerco hasta ella con una cara de estupefacción, la adolescente levanta una ceja interrogante.
- ¿Necesita algo?
- Tienes una tarta de frambuesa.
- Gracias por el dato obvio. – Sonríe algo confusa. – Si me disculpa... - Levanta una mano haciendo señas de que me mueva hacia un lado. Me acerco más a su cara.
- Tienes. Una. Tarta. De. Frambuesa. – Aclaro con ira ahogada.
- No. Me. Digas. – La chica rubia golpea mi hombro y sigue caminando. – Maldita psicópata. – Susurra.
Niñas mimadas de mierda.
- Te la compro por el doble de lo que pagaste. – Corro frente a ella de nuevo sacando mi billetera del bolso.
- Gracias, pero no. – Sonríe arrogante. Me estoy hartando de la gente risueña.
Veo como la gente en la cafetería empiezan a fijarse en nosotras y la discusión que se puede llegar a formar, tanto es que hasta el gerente nos mira con duda palpable.
- Mira, de verdad necesito esa tarta y no tengo mucho tiempo, te doy el dinero, tú me das la tarta y asunto arreglado. – Se que debería esperar por otra, pero solo tengo unos veinte minutos para llegar donde mis padres, y si lo hago sin el postre no terminare viva.
- ¿El doble? – Dice cuando se da cuenta que hablo en serio. – El cuádruple y tenemos trato.
- ¿Pero que...? ¿Acaso es un tipo de frambuesa especial traídas de Serbia o qué? – La chica me mira sin entender. - Es el país con mejores frambuesas del mundo. – Aclaro.
La rubia no responde o dice comentario alguno, solo se queda mirando fijamente, tomo un momento para pensar en los múltiples resultados llegando a la misma conclusión.
- ¿Aceptas tarjeta? – Le muestro el plástico azul en mi mano, ella sonríe mostrando los dientes.
Odio a los adolescentes.
***
Oficialmente estoy muerta.
Es el primer pensamiento que cruza mi mente cuando estaciono delante de la casa de mis padres y veo la mesa de madera servida en su totalidad en la mitad del jardín. Por un segundo maquino la posibilidad de dar vuelta atrás y no entrar, nadie me ha visto; sin embargo, sabiendo como es mi madre eso sería peor.

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Destinado por Sangre
Mistero / Thriller- El dolor es como un mal sueño, en su momento puede ser la mas grande tortura, pero al terminar... solo es un recuerdo más del vacío. - ¿Quién dijo eso? - Suelto una risa que descontrola nuevamente mi respiración - ¿Oscar Wilde o Edgar Allan Poe? ...