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Narra 5 (2)

Al llegar a la mansión todos bajaron y se fueron a quien sabe dónde. Miré a Ocho subir las escaleras.

Quería hablar con ella así que la seguí, se metió a su habitación. Y pelee conmigo mismo si tocar la puerta o no.

Al final lo hice y nadie contestó, así que decidí entrar mientras tocaba de nuevo. Se estaba viendo en el espejo mientras se arreglaba el cabello, me vió através de el.

-Hola.... -no me contestó- Entiendo que estés enojada con nosotros. Sabes? -empece a entrar a la habitación- Nunca entendí porque nunca querías entablar una conversación conmigo, y desde chicos siempre me has ignorado.

-En dónde está? -preguntó volteando a verme.

-Cinco? Porque el?

-En dónde está? -volvió a preguntar.

-Con.. -me lo pensé un poco, pero al final decidí decirle la verdad- Con la encargada -bajó la mirada- Pasa algo?

-No.... -levantó la mirada acercándose.

-Qué pasa? -no dijo nada rodeandome para salir- A dónde vas?

-No te importa -me puse enfrente.

-Si, la verdad no me interesa -volvió a rodearme. Cómo entablo una conversación con ella?

Ví como empezó a irse. Se que es invasión a la privacidad pero decidí seguirla.

Caminé detrás de ella unas calles y la ví entrar a un callejón, a dónde iba?

Al dar la vuelta para entrar al cellejón me tropecé con algo, más bien con un pie, el mismo que se puso en mi garganta.

-Que mierda quieres Cincuenta y dos?

-Yo... -apunté a mi garganta intentando quitar su pie. Lo quitó y continúo su camino- Me odias? Por qué siempre me ignoras?

Simplemente no me contestó, la seguí hasta entrar a un bar. Claro, su trabajo. Era rústico y elegante a la vez, me parecía bastante agradable.

-Aquí trabajas? -por qué preguntaba si sabía que no me iba a contestar?

Entramos y se dirigió a la barra. La seguí y al llegar ví al chico con el que estaba el otro día, afuera del hospital.

-Hola -saludo- Sam te quiere en el piano, tienes retraso.

-Si.. -me miró de reojo llendo hacia el piano, se encontraba en medio de todo, se sentó en el banco y me miró.

-Iré por allá, no te preocupes -fuí de nuevo a la barra. Al sentarme unos señores me miraron raro- Qué? -dirigí mi mirada a Ocho quién a los segundos empezó a tocar.

Era una melodía fina y delicada, se oía hermoso. Luther no mentía al decir que tocaba bien. Movía sus dedos tocando las notas sin equivocarse creando una melodía tranquila haciendo aún más ambiente en el bar. Me miró unos segundos y después continúo. Se movía en círculos de acuerdo con el sonido que ella misma creaba. Sonreí.

Al pasar una media hora con algunos minutos terminó tocando la última nota por unos segundos, las palmas se escucharon en el lugar. Empecé a aplaudir viéndola sonreír mientras agradecía levantándose del banco. Me miró y quitó la sonrisa al instante, se acercó a mi.

-Sigues aquí. -tomó asiento al lado mío.

-Quieres un trago? -me miró- Yo...

-Crees que tengo edad? -se apuntó.

-Si.. -me encogí de hombros.

-James -le habló al chico de la barra- Dame dos -espera! Le acaba de guiñar el ojo?! Andan en algo? me puse serio.

Al rato de un tiempo de completo silencio por ambos, el chico llamado JiMiS nos trajo las bebidas, le arrebaté la mía mirándolo fijamente. Después de un tiempo me giré a ver a Ocho, tenía la mirada abajo.

-Puedo preguntar algo? -me miró- Por qué sigues siendo una adolescente? -me miró aún más seria, acaso eso se podía?- De acuerdo, Ocho. No entiendo el porque estás enojada y no se porque lo estás más conmigo, y... -me interrumpió.

-Por ustedes -fruncí el entrecejo- Cuando se fueron, esperaba cada que me levantaba a qué ustedes estuvieran de vuelta -miró a su bebida- Pero eso nunca pasó. Después de 15 años todo cambio. -la miraba atento- Una vez mientras me arreglaba pensaba en que ustedes pudieran volver y.... -se miró a sí misma- luego, yo... -se quedó callada. Intenté hablar pero comenzó a hablar de nuevo- Me miré al espejo y luego estaba en...... -me miró- Estaba ahí...todo estaba destrozado y fue horrible. No entendía como era que había llegado...

-El apocalipsis... -asintió. Nos miramos unos segundos y luego al parecer reaccionó. Se levantó sin decir nada.

-Te acompaño -me ignoró empezando a caminar, la seguí.

Cómo es que lo había logrado? Lo había hecho? Se había teletransportado? Muchas preguntas rondaban por mi cabeza durante el camino. Estuvo callada y no me miró como de costumbre.

Llegamos a la mansión y subió a su habitación sin decir nada. La seguí con la mirada y luego me dirigí a mi habitación.

Al siguiente día, me levanté y me dirigí a la cocina pero antes de poder llegar pude ver cómo Luther y Ocho estaban hablando, fuí con ellos.

-Reunión familiar, dónde está Cinco? -me preguntó Luther. Ocho desvío la mirada al verme.

-No sé -no aparté mi vista de Ocho.

-Les avisaré a los demas -le dijo a Ocho.

Al momento que Luther se fue, Ocho decidió también hacerlo pero la detuve tomando su brazo con mi mano, me miró seria levantando las cejas.

-Ocho...

-No tengo tiempo -me miró con esos ojos grandes y penetrantes que te hacen perderte en preguntas. La solté antes de que pudiera tomar el control de mi y lo hiciera por su gusto.

Es que mierda, soy un maldito cobarde cuando estoy con ella. Ni siquiera puedo poner bien mis palabras en una maldita oración. Ví como abrió la puerta.

-Oye, a dónde vas? La reunión... -lo interrumpió.

-No tardo, Luther -salio de la casa dando un portazo.

-Qué le pasa? -me miró con Allison llegando con el.

-No te importa.

-Donde está Cinco? -preguntó Allison.

-No lo sé! No lo vuelvan a preguntar. -intenté irme pero Luther se puso enfrente.

-Te quedarás aquí -me miró inferior.

-Tú no me dices que hacer.

-Lo harás!

-Luther! -se metió Allison.

-No, No, continúen con el show -habló Klaus.

-Dejalo -terminó Allison.

Al final me quedé a la estúpida reunión. Ocho no había llegado y era la única razón por la que seguía aquí. Qué le pasaba? Anoche creí que pudimos haber estado bien pero se fue al carajo todo cuando no supe que decir, cuando solo me quedé mirándola como el pendejo que soy. De verdad pensaba que la había superado, pero sigo siendo el mismo idiota de antes que no sabe cómo hablarle bien.


 𝑮𝒆𝒎𝒆𝒍𝒐𝒔 𝐻𝑎𝑟𝑔𝑟𝑒𝑒𝑣𝑒𝑠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora