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Narra 5 (1)

Bajé las escaleras pudiendo ver a Hazel abrir la puerta principal.

-Hazel? -lo detuve.

-Ouh Cinco -me miró- hablaba con tus hermanos. -fruncí el entrecejo, quiénes?

-A que viniste? -me acerqué a él lentamente.

-A ayudarlos, por supuesto.

-Si eso ya no... -me interrumpió.

-Si, gracias por eso. -sonrío- Bueno, me voy se me hace tarde. -salió de lo más tranquilo. Trone mi lengua y me dirigí a la sala viendo a Ocho y a mi hermano gemelo. Los observé desde lejos.

-Hoy? -le preguntó Cinco y Ocho asintió- Puedo ir contigo?

-Qué? -frunció el seño.

-Digo, quisiera escucharte de nuevo, lo haces muy bien a decir verdad. -de que hablaban?

-Qué hace muy bien? -pregunté acercándome. Modo chisme activado.

-Nada que te interese -dijo Cinco. Dios! Que bipolar puede ser.

-Si se trata de Ocho si -puse mis manos en los hombros de la mencionada. Cinco miró mi acción y luego a Ocho quién miraba la bebida que tenía al frente- Entonces? Que haces muy bien? -me dirigí ahora a ella.

-Necesitas algo? -dijo directa.

-No. -respondí- solo pasaba y...

-Y cómo eres un metiche nos escuchaste. -Cinco me interrumpió.

-No. -negué. Era verdad pero no le iba a dar la razón. Nos quedamos en silencio.

Ocho quitó mis manos unos segundos después y se puso de pie saliendo de la sala, miré a Cinco. Una pequeña pelea se interpuso entre nuestras miradas, me teletransporte lo más rápido que pude a Ocho quién ya estaba abriendo la puerta pero cinco también lo hizo llegando a su lado.

-A dónde vas? -le pregunté primero.

No me respondió saliendo de la casa. Salí detrás de ella pero me detuve al ver que raramente Cinco no la había seguido también. Miré a Cinco recargado en la puerta con una sonrisa de superioridad. Me acerque a el.

-Cuál es tu problema? -le pregunté.

-De que hablas?

-Di qui hiblis -lo imite infantilmente- Sabes a que me refiero.

-No, la verdad no -sé hace el idiota, la verdad si que le queda.

-Desde que ella me empezó a gustar tu decidiste que también a tí... -me interrumpió.

-Mentira. -sé puso a centímetros de mi- Sabes bien que ella me gustaba y te valió una hectárea. Hiciste que le cayera mal y se alejara de mi intentando tener una oportunidad. Pero adivina qué, ella sabe lo que es bueno -me recorrido con la mirada- por eso no te eligió. -iba a decir algo pero me volvió a interrumpir- Y no me vengas con esa estupidez de que eres el número uno de ambos, te haces ver cómo un estúpido. -me miró molesto para después entrar a la casa. Lo seguí.

-No intentes hacerme sentir mal. Sabes bien el porque se alejó de ti. Siempre te alejabas cuando ella te hablaba, no intentes hacerte la víctima. -me miró deteniéndose- Sabes que no tienes razón y aún así tienes el descaro de mentirte a ti mismo. No quiero pelear y enojarnos como hace años.

-Parece que si lo quieres. -negué- Tu siempre lo empiezas, intento no seguirte el juego pero es imposible, siempre lo recuerdas de una u otra manera. -dejó de hablar de la nada. Me miró unos segundos y luego se teletransporto a no sé dónde.

Años atrás habíamos peleado por lo mismo, el siempre se alejó de ella, así que pensé que ya no le gustaba más y cuando a mi me empezó a gustar y tuve la oportunidad me acerque sin saber que a él le seguía gustando. Nunca lo demostró, y lo entiendo, lo entendía mejor que nadie, no sabía cómo hacerlo al igual que yo al principio, pero todo salió mal y nos dejamos de hablar como por un año. Un maldito año en el que no tenía a nadie, ni siquiera a Ocho ya que ella también se había alejado de nosotros.

Antes de que me empezará a interesar en ella, los tres nos juntábamos siempre en la biblioteca. A mí gemelo nunca le gustó leer mucho pero siempre iba ahí para poder estar con ella. A veces lo cachaba dándole miradas a Ocho quién o las ignoraba o le intentaba hacer una sonrisa, Cinco al igual que Ocho nunca fueron chicos a los que le gustara mostrar sus sentimientos, a diferencia de mi, iba a la biblioteca a acompañarlos, aparte así aprovechaba para leer un libro. Después de eso Ocho dejó de ir a la biblioteca y ahora nunca va a ella. La verdad extraño esos momentos.

Un quejido proveniente de la sala me saco de mis pensamientos, me dirigí a la sala y pude apreciar como Diego se levantaba un poco norteado, en el suelo había pequeños vidrios, qué pasó?

-Dónde está? -me preguntó.

-Dónde está quién?

-Ah eres Cinco. El otro cinco. -asentí- Dónde está Cinco?

-No lo sé.

-Y sabes del gordinflon?

-Hazel. -asentí- Si, se acaba de ir hace un par de minutos.

-Qué?

-Dijo que venía a ayudar, o algo así. No dijo más.

Cinco apareció y Diego se acercó a el.

-En dónde está?

-Lo deje ir. -dijo como si nada.

-Por qué?

-Ahora que el apocalipsis terminó, no hace falta luchar. -Diego se agachó para recojer su cuchillo e intentó irse pero Cinco volvió a hablar deteniendolo- Hey, el no mató a Patch, fue su compañera Cha-cha.

-Da igual. El también estuvo ahí esa noche.

-Y el mismo me entregó su arma y también la de ella. -apuntó con su mirada relajado- El análisis balístico confirmara qué no mataste a Patch. Es tiempo de avanzar.

-Ni loco. -le dijo Diego viendo las armas en la barra, Cinco tomó una.

-Me da igual -dijo por último para después desaparecer.

-Tengo curiosidad. -le dije- tu novia Patch, qué te gustaba de ella?

-Muchas cosas. Sus piernas, su trasero. -es enserio? Bueno mejor me callo.

-Algo un poco más profundo que eso?

-Tenía fe las personas. A pesar de la mierda que veía diarios calles bella lo bueno de la gente.

-Bueno, seguro estaría orgullosa de saber que mataste a Hazel y Cha-cha para honrar su memoria. -le dije tomando a Dolores, que estaba en la barra, para luego irme dejándolo ahí.
















 𝑮𝒆𝒎𝒆𝒍𝒐𝒔 𝐻𝑎𝑟𝑔𝑟𝑒𝑒𝑣𝑒𝑠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora