01

4.9K 392 152
                                    

El cantar de las aves mezclandose con el dulce zumbido de las abejas creaba un ambiente relajante.

La joven se levantó de su asiento arreglando los pliegues de su vestido con bastante apuro, debía recibir el amanecer para cumplir correctamente el protocolo, no era algo que le agradara realizar pero no podía desobedecer las normas que se le habían inculcado.

—Mantén la calma... Mantén la calma... —se repetía así misma entre murmullos.

Unos toques en su puerta le hicieron dar un brinco del susto, se llevó la mano a su pecho respirando entrecortadamente.

—Princesa ¿Se encuentra lista? —del otro lado se encontraba una de las trabajadoras, encargada del cuidado de la fémina.

—Si, enseguida salgo. No se preocupen.

—La esperaremos en el pasillo.

Al escuchar como los pasos se alejaban, cerro los ojos arrugando la nariz, el sol apenas estaba saliendo y ya tenía cosas que hacer.

La vida como princesa no era fácil y eso era algo T/N lo sabía muy bien, deseaba tener una vida normal y disfrutar de su tiempo pero simplemente no podía, no era lo que alguien de la familia imperial podía hacer. Suspiro y se dirigió hacia la salida, si comenzaba temprano con sus deberes, acabaría antes.

Camino por el extenso pasillo hasta llegar a una esquina en dónde se encontraban las trabajadoras esperándola, ambas hicieron una reverencia para posteriormente colocarse a ambos lados y empezar a caminar en total silencio. En cuanto llegaron al jardín principal ayudaron a sentarse a la joven y se despidieron dejándola en soledad.

—¿Debería sentirme feliz por éste día? —se cuestionó bajando la mirada— al menos estaré más cerca de mi muerte...

Y es que, por más ilógico que sonaba, ese era el mayor deseo de la fémina, perecer. Muchos no lo entendían ¿Por qué morir dejando tantas riquezas? ¿Por qué no darse una vida de lujos? Sencillo, nada de eso traía la felicidad que ella soñaba, día tras día debía cargar con una enorme cruz al ser la hija del emperador y poco a poco ése mismo hecho la destruía.

Una lágrima resbaló por su mejilla al pensar sobre ello, en ese momento los rayos del sol se hicieron presentes levanto el rostro y respiro hondo, recién hoy nuevamente comenzaría su rutina.

❀❀❀

—Princesa, el señor ha regresado.

T/N giro su rostro hacia la mujer que se encontraba informándole la llegada de él. Asintió con la cabeza y camino hacia la entrada principal del palacio, a lo lejos se podía divisar los caballos, respiro hondo y relajo su rostro para lo que se aproximaba.

—He llegado T/N. —bajo de su cabello con su espada en mano sonriendo con arrogancia.

—Bienvenido, lo espero para almorzar. —fue lo único que se limito a pronunciar y dió media vuelta marchandose de allí.

El hombre arrugó la cara apretando ambos puños, el comportamiento de la fémina lo molestaba. El respetable guerrero Douma no soportaba la manera en que T/N actuaba, no era como una esposa debía comportarse.

Aunque está no es la típica historia de amor, el padre de T/N el poderoso Gang Liu la había obligado a casarse con el rubio para tener beneficios a su reino, algo que no le había agradado para nada a la T/C. A simple vista Douma era apuesto, pero, era el típico hombre que creía que matar lo era todo, además de que a su perspectiva era alguien superficial, incapaz de sentir alguna emoción, y por ese mismo motivo la muchacha lo detestaba.

El almuerzo fue en total silencio, la de ojos T/O se negaba a alzar la mirada sabía que si lo hacía sentiría tanta repulsión de ver a su esposo que podría lanzarle una bofetada.

—Estare en mi habitación. —finalizo de hablar y se marchó.

T/N suspiro con alivio, disfrutaba más de la soledad que de su compañía.

—Señorita, ¿Se encuentra bien? —una pequeña niña trabajadora se encontraba mirándola con curiosa, al percatarse que podría ser insolente rápidamente hizo una reverencia— ¡Lo siento mucho! ¡No era mi intención molestarla!

La joven miro con tristeza a la niña, tan solo tenía unos 5 años de edad y ya se le habían inculcado valores tan absurdos.

—No eres una molestia, ven pequeña —se levantó y le extendió una mano— no tengas miedo no te haré nada malo.

Dudosa se acercó hacia la joven al estar frente a frente T/N se agachó tomandola en brazos y comenzó a caminar hablando con la menor.

—¿Entonces usted no lo quiere?

—Asi es, Douma es un hombre malo... Pero no le digas a nadie es un secreto —la infante sonrió y asintio con la cabeza— oye aún no me has dicho tu nombre pequeña.

—Soy Li Yho... —respondio apenada.

—Un placer Li, yo soy T/N —ambas sonrieron y continuaron con su caminata.

Al pasar por enfrente de una habitación se escucharon ruidos extraños por lo cual la mayor dejo a la niña con cuidado en el suelo haciendo señas para que guardará silencio. Abrío con cuidado la puerta y rápidamente un gesto de molestia se hizo presente en su rostro, en esa habitación se encontraba el rubio con otra mujer estaban tan concentrados que ni siquiera de percataron de su presencia.

Cerró la puerta y tomo a Li para alejarse lo más rápido posible. Si antes detestaba a ese hombre, ahora lo hacía aún más.

❀❀❀

Un suspiro involuntario salió de sus labios, sabía que lo que anhelaba pedir a su padre era una locura y posiblemente terminaría en desgracia, pero aún así quería intentarlo.

Luego de ese amargado rato que había pasado hace horas atrás, en este momento estaba más que dispuesta a hacer lo que nunca se había atrevido.

Caminaba por su antiguo hogar, el palacio imperial del gran Liu. Desde que había contraído matrimonio se había mudado, pero para ella ese lugar nunca sería su verdadero hogar. Al doblar en una esquina se encontró con la mano derecha de su parte, tras saludarle interrogó sobre el paradero del mayor.

—Lo lamento princesa, el señor está ocupado.

Hizo una reverencia en forma de disculpa, la joven respiro y asintio con la cabeza.

—Por favor informele a mi padre que me quedaré unos días en su hogar entre las montañas. —el hombre se levantó de golpe asustado por lo que acababa de decir.

—P-pero no puede estar sola... Le pido que sea paciente y hablé sobre ese tema con su padre.

—Entiendo, daré una vueltas por la cercanía y volveré.

No había dado media vuelta cuando la puerta fue abierta de golpe, dejando ver al emperador Gang Liu.

—Hija mía que alegría es verte —se acercó a la joven y la abrazo guiandola hasta la habitación.

—Padre, lamento decirle que no he venido por una visita, es algo más importante.

El mayor la miro con curiosidad, su hija nunca había actuado tan seria como lo estaba haciendo.

—Quiero romper mi compromiso con Douma.

𝗘𝗹 𝘀𝗲𝗰𝗿𝗲𝘁𝗼 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗽𝗿𝗶𝗻𝗰𝗲𝘀𝗮 ┊ 𝖱𝖾𝗇𝗀𝗈𝗄𝗎 𝖪𝗒𝗈𝗃𝗎𝗋𝗈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora