Galopando a una gran velocidad su cabello y vestido rasgado resaltaban, al ser mecidos por el viento de un lado a otro. Con cada pisada que el caballo daba, sentía como sus heridas se abrían levemente, las manchas de sangre de su ropa aumentaban cada vez más a tal punto que gotas caían sobre el suelo.
Giró su rostro para observar a Douma, parecía estar inquieto, tal vez por lo que acababa de suceder, pero prefería mantenerse en silencio, no quería volver aún más tenso el ambiente. Leves manchas de luces se veían a lo lejos, aún estaban a tiempo.
—¡Apúrate Douma! —grito, jalando con fuerza la correa del caballo.
—¡Si te ven, querrán matarte! ¡Ve detrás de mi! —respondió aumentando la velocidad.
Sentía la ansiedad invadir cada rincón de su cuerpo, estaban a tan solo unos metros de distancia, pero si cometían el más mínimo de los errores les costaría caro.
Apenas llegaron, divisaron a varios soldados comenzado a patear la puerta. Ambos bajaron lo más rápido posible de los caballos sin siquiera amarrarlos, y comenzaron a correr hacia la vieja casa.
—¡Esperen! —grito con temor, logrando captar la atención de los hombres. Algunos le miraron de mala manera, pero al ver a Douma a su costado le reverenciaron inmediatamente.
—¡Princesa, señor Douma! ¿Que hacen aquí? —preguntó el encargado del batallón, aún con la cabeza agachada.
—Hemos venido para evitar que hagan una estúpidez. —contesto arisco.— por orden imperial se les ordena dejar en paz al capitán Rengoku y su familia. —sentencio con seriedad. Varios murmullos resonaron por el lugar, les parecía un poco indignante el cambio tan repentino. Guardo silencio al sentir una fuerte pisada, que incluso provocó una pequeña sacudida en el suelo.— ¡Aquel que se atreva desobedecer mi orden, será empalado! ¡¿Ha quedado claro?!
—¡Si señor! —gritaron rápidamente.
T/N suspiro aliviada, giró sobre sus talones y corrió hacia la entrada de la casa, dió unos cuantos empujonasos hasta que abrió la puerta. Apenas puso un pie en la casa, lanzaron varios objetos hacia ella, logrando sacarle un buen susto.
—¡En nombre de buda yo te reprendo! —grito, lanzando nuevamente una vasija.
—¡O-om! —apoyo el pequeño rubio, lanzando un libro.
—¡Eso dolió! —chilló adolorida al sentir los objetos impactar contra su cabeza.
Li arrugó el ceño al reconocer esa voz, miró a Rengoku e hizo un ademán con su mano para evitar que saliera. Giró su rostro hacia Senjuro y asintio con la cabeza, un poco dudosos, ambos salieron de su escondite. Sus ojos se iluminaron al ver a T/N parada en la puerta, sobando su cabeza. La niña apuño los labios, sintiendo como sus ojos picaban, estaba apunto de llorar.
—¡Princesa! —lanzó la otra vasija al piso y corrió hacia ella, abrazandóla por la cintura.— ¡Que bueno que está viva! ¡Estaba muy preocupada!
—Li... —se agachó y la abrazo, acariciando su negros cabellos. Se alejo un poco un poco y dejo un beso sobre su cabeza— estoy tan orgullosa de lo valiente que has sido...
—¡Senjuro también fue muy valiente! —respondio señalandoló, lo miró y agitó su mano.— ¡Ven Senjuro!
El pequeño bajó la mirada un poco apenado y camino a paso lento hacía ellas. T/N le sonrió gentilmente y gateó sobre sus rodillas hasta quedar enfrente de él. Extendió sus brazos, esperando a que correspondiera el abrazo, con sus mejillas levemente sonrojadas, la abrazo, dejando reposar su rostro en su torso.
ESTÁS LEYENDO
𝗘𝗹 𝘀𝗲𝗰𝗿𝗲𝘁𝗼 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗽𝗿𝗶𝗻𝗰𝗲𝘀𝗮 ┊ 𝖱𝖾𝗇𝗀𝗈𝗄𝗎 𝖪𝗒𝗈𝗃𝗎𝗋𝗈
Fanfiction❝- ¿𝖠𝗅𝗀𝗎𝗇𝖺 𝗏𝖾𝗓 𝗁𝖺𝗌 𝖾𝗌𝖼𝗎𝖼𝗁𝖺𝖽𝗈 𝗎𝗇𝖺 𝗁𝗂𝗌𝗍𝗈𝗋𝗂𝖺 𝖽𝖾 𝖺𝗆𝗈𝗋 𝖽𝗎𝗋𝖺𝗇𝗍𝖾 𝖾𝗅 𝗀𝗋𝖺𝗇 𝗂𝗆𝗉𝖾𝗋𝗂𝗈 𝖢𝗁𝗂𝗇𝗈? ❞