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Poché se despertó desorientada y con un dolor de cabeza impresionante el cual estaba segura que nunca en su vida lo había sufrido. Intento moverse en la cama para buscar una posición más cómoda pero un peso sobre ella le impedía moverse... Sin saber si le era molesto o no aquel peso decidió abrir los ojos para ver de qué o de quién se trataba ya que tenía muy vagos recuerdos de la noche anterior y lo único que recordaba a la perfección eran unos vivaces ojos avellanas que no hacian más que darle y darle vueltas por la cabeza.

Al abrir los ojos completamente lo primero que vio fue una hermosa cabellera castaña que estaba despeinada pero aún así su dueña tenía una suerte increíble ya que era completamente hermoso. Poché no sabía si despertarla o no y para no seguir durmiendo empezó a jugar con los mechones de aquella desconocida que tan familiar se le hacía.

Poché quería recordar un poco de como había llegado hasta ese lugar y como había conocido a la chica que tenía tenía sobre ella, pero lo único que recordaba era haber salido de su habitación después de estar días llorando y lamentándose todo lo que había pasado con su ex-prometida y su ex-mejor amigo, también recordaba haber pasado por un bar y la primera botella que había pedido, Como Poché no era de tomar fue muy fácil que se le subiera el alcohol de manera rápida y un poco descontrolada. Después de eso lo único que recordaba era a la dueña de unos hermosos ojos avellanas, no sabía si se trataba de la chica que dormía tranquilamente sobre ella pero tenía la impresión de que algo había pasado con la dueña de esos ojos que no salían de su cabeza.

No sabía si habían pasado algunos minutos o tal vez algunas horas cuando la mujer arriba suyo comenzó a removerse y por instinto Poché dejo unas leves caricias en su espalda haciendo que está se acurrucará encima suyo y empezará abrir los ojos poco a poco.

Al acostumbrarse a la luz la mujer subió la mirada hacia Poché y está pudo darse cuenta que se trataba de la mujer de la noche anterior y que era la dueña de los hermosos ojos avellanas que no había olvidado.

Poché: Hola... B-buenos días — dijo perdida en ese mar avellana.

—Buenos días ¿Como amaneciste? — preguntó la extraña suavemente.

Poché: bien gracias, ¿Y tú?

—De maravilla — dijo con una sonrisa — ¿Recuerdas mi nombre? — preguntó dudosa y Poché hizo un gran esfuerzo para recordar algo que le recordara a su nombre.

Poché: eh... ¿Da-daniela? — preguntó confundida.

Daniela: si preciosa — al escuchar como la llamó Poché se sonrojó un poco. Daniela sonrió ante eso y se levantó de la cama sin ningún pudor haciendo que Poché apreciara su hermoso trasero y bonitos senos que había dejado a la vista — ¿Te gusta lo que vez? — pregunto al darse cuenta de la mirada tan intensa que Poché tenía sobre ella.

Poché: Cla-claro.... Eres hermosa Daniela — dijo embobada y se sentó en la cama dejando a la vista su cuerpo trabajado pero asegurándose que una sábana cubriera su miembro de la vista.

Daniela: gracias, tu también lo eres — dijo recorriendola con la mirada — de verdad me encantó lo que hicimos anoche Poché, me hicistes gemir como nunca nadie lo había echo y aunque estoy un poco sensible lo volvería a repetir sin ninguna duda.

Al escuchar eso Poché se sonrojó al máximo, nunca nadie le había dicho algo así, ni siquiera su ex-novia y eso le trajo inseguridad. Daniela al ver la inseguridad en la mirada de Poché se acercó a la cama y se sentó de frente a ella.

Daniela: anoche me contaste lo que tú ex-novia te hizo con tu mejor amigo mientras bebíamos, tu bebistes más que yo pero recuerdo cada cosa de lo que hicimos, me encantó haber estado contigo y me encantaría poder conocerte mejor, esa tal Laura es una tonta por haber dejado ir a una mujer como tu — dijo acariciando la mejilla de Poché con una una sonrisa.