Juego de sombras

Capítulo 61

Las explosiones cubrieron la totalidad de Konoha, no solo la arena como pensaron los presentes durante la Prueba Final. Una nube de humo y polvo cubrió el pueblo escondido, irónicamente ocultándolo de la vista. Escombros y rocas llovieron en las calles un momento después mientras el sonido de los edificios cayendo debido al daño hecho resonó a través de ellas.

En el estadio antes mencionado, el público civil entró en pánico al igual que lo hizo fuera del edificio. Los ninja, sin embargo, estaban preparados. Incluso aquellos que no estaban al tanto del inminente ataque estaban listos en cuestión de segundos. Incluso con su ropa informal, un shinobi siempre sostenía un arma de algún tipo sobre su persona en momentos como este.

Sin embargo, los altos mandos, los comandantes, los anbu, la élite y los jounin regulares estaban preocupados. Ninguno de su inteligencia dijo nada sobre un ataque como ese . ¿Cómo se las había arreglado la Serpiente para poner explosivos por todas partes ?

Sus dudas fueron respondidas rápidamente. Los ninjas apostados en sus fronteras, esperando que ocurriera la invasión, fueron los primeros en ver una posible razón. Sus enemigos aparecieron en el momento en que se detonó la primera bomba, lo que marcó el comienzo de algo que nadie estaba esperando, excepto los que lo organizaron.

Oto y Suna ninja cargaron, listos y más que dispuestos a luchar. Sin embargo, la sorpresa vino del tercer grupo. Konoha lo había temido al igual que Kiri e Iwa, o más. La nación restante no había querido quedarse fuera, aparentemente.

La Nube había llegado a la Hoja.

Las patrullas se apresuraron a correr la voz. Todos necesitaban saber esto, para que no los tomaran con la guardia baja. Especialmente los líderes. Porque, con todos los Kages presentes en la aldea, ¿cómo podría no estar el Raikage ? Además, con todo eso sucediendo, no había forma de que la Nube no hubiera traído sus mejores armas, su Jinchuriki.

Mientras tanto, la mente maestra detrás de todo el caos se regocijó, consciente de todo lo que estaba sucediendo. Todo había sido su plan durante mucho tiempo y fue tan satisfactorio ver que finalmente se hizo realidad.

Orochimaru estaba encima de lo que quedaba del lugar que había albergado el balcón de los Kages supervisando la arena. Frente a él, asomándose sobre Konoha, estaban tres de los miembros más grandes del Clan Serpiente. Un segundo después de que lo convocó, una barrera púrpura se levantó a su alrededor, atrapándolo a él y a los otros líderes de la aldea dentro de ella antes de que la nube de polvo que quedaba de la explosión pudiera despejarse. Sus estudiantes de élite habían hecho su trabajo.

"Hermoso, ¿no es así, sensei?" Preguntó Orochimaru, mirando alegremente a su alrededor.

"Pensar que este día realmente llegó", respondió el anciano Hokage con tristeza, ignorando la pregunta. Su túnica blanca fue destruida por la explosión, revelando su atuendo de batalla debajo.

"Sabes lo que dicen sobre las serpientes, Hiruzen," refunfuñó el diminuto Tsuchikage, luciendo como si nada hubiera pasado. Comprensible, considerando esa selección de línea de sangre poderosa e igualmente aterradora suya.

"Tienes que cortar la cabeza", terminó una Mizukage muy claramente irritada, contrastando el comportamiento bastante tranquilo de sus contrapartes mayores. Por toda ella, pedazos de ceniza se desprendieron de su cuerpo, revelando que tenía una capa de cenizas que actuaba como armadura para protegerse de la explosión. "Y quemar el cuerpo", agregó, el suelo a su alrededor ardiendo.

"Bastante presuntuoso de tu parte, Orochimaru," continuó Onoki. "Pensar que puedes atacar no a uno, ni a dos, sino a tres Kages al mismo tiempo por ti mismo."