Capitulo 110

314 61 1
                                    

[Tayuyá]

"Estoy seguro de que te gustaría", comentó Eiji, señalándola con sus palillos, con una sonrisa divertida en su rostro mientras volvía su atención a su comida por un momento. "Quiero decir, te gusta Yuki, ¿no?"

"Un mestizo es suficiente para mí, muchas gracias", respondió ella con una mueca mientras miraba su plato. Una vez más, mientras comía, su mente divagó un poco, preguntándose por qué estaba en la situación en la que se encontraba. "No quiero estar rodeada de cosas. Si puedo evitar las lenguas de perro por el el resto de mi vida, no será suficiente", murmuró, haciéndolo reír.

Decir que Tayuyá no esperaba la... pregunta de Eiji, era quedarse corto. Demonios, había estado bastante segura de que él era asexual o arromántico o alguna mierda por el estilo. Ese tipo de cosas apenas parecían registrarse en su mente, por lo que ella había visto.

Pero entonces ella había ido a buscarlo cuando él estaba retrasado y...

Eso había pasado.

" Todo es culpa de Bimbo Número Tres, estoy segura", acusó Tayuyá en su mente mientras agresivamente apuñalaba un poco de comida y se la metía en la boca.

"¿Pasa algo?" preguntó Eiji, un rincón de su mente se levantó. Definitivamente había notado su ligero rubor... Y ahora se estaba burlando de ella. Maldita sea, el día se estaba poniendo peor y peor. —No sabía que te disgustaban tanto los perros —comentó, como si realmente fuera eso lo que la había fastidiado, la gilipollas.

"Cállate", se quejó mientras continuaba comiendo. Ya se estaba sintiendo lo suficientemente nerviosa y cohibida como para que su cara traicionara sus intentos de ponerse roja. Gracias a Dios por el jutsu de transformación, porque-

"¿He dicho que te ves bien, porque lo haces?", Comentó, y ella sintió que el calor en sus mejillas empeoraba.

"¿No te recuerdo siendo tan molesto?" Murmuró por lo bajo, mientras se metía más comida en la boca. Con un poco de suerte, su plato nunca estaría vacío, porque dios, esto era un poco raro. Eiji no hizo nada más que reírse de su expresión avergonzada antes de seguir comiendo, el imbécil absoluto.

"La ilusión tampoco se ve mal", dijo entonces, dejándola congelada, los palillos a medio camino de su boca. "No había considerado eso. No tienes nada que no esté relacionado con los ninjas, ¿verdad?"

"¿Y qué? No esperaba que te volvieras loco de repente", se quejó ella, sus ojos mirando a cualquier parte menos a él. "Y no sé si te diste cuenta, imbécil, pero no soy una chica muy femenina".

"No sé sobre eso", respondió Eiji con una media sonrisa. "Pero si no lo estás pasando tan mal como pareces, entonces podríamos ir de compras la próxima vez. Consigue algo de ropa que no sea para el trabajo. Ciertamente también necesito algo, como puedes ver".

Bueno, esa fue una declaración precisa, supuso Tayuyá. Llevaba su atuendo habitual y había aplicado una técnica de transformación sobre todo para que pareciera que en realidad había usado algo que se veía medio decente para una... salida. Sin embargo, sin vestido, porque no la atraparían muerta con uno de esos. Eiji por su parte, ni siquiera se había molestado con una ilusión, aunque al menos tenía una camisa de vestir de color rojo oscuro en lugar de un abrigo o una armadura o una camisa sencilla.

"Terriblemente presuntuoso de tu parte, líder intrépido", murmuró. Dios, qué diablos le había pasado. Ella no era una de esas chicas civiles que se ponían nerviosas cuando las invitaban a salir. Ella no era así. Entonces, ¿por qué diablos estaba sentada allí, casi incapaz de mirarlo y apenas capaz de hablar?

Juego de sombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora