L.O.R.D: Legend Of Ravaging Dynasties

Capítulo 1: Comienzo Divino

Visitantes misteriosos de Fauser

[Al oeste del reino de Aslan – Ciudad de Fauser]

Era mediodía cuando Kings entró al vestíbulo de la posada.

La luz del sol entraba por la ventana del establecimiento ubicado en el límite de la ciudad de Fauser, envolviéndolo en un cálido y encantador brillo naranja. Desde la entrada, había un camino recto de piedras grises y blancas, la superficie del pavimento era viejo y resbaladizo debido al clima y las innumerables pisadas a lo largo de los años.

Había gente en todas partes de la pequeña ciudad de Fauser. La mayoría llevaba bolsas viajeras de varias formas y tamaños, caminando bajo el sol poniente. Echando una mirada, se podía concluir que definitivamente no se trataba de residentes locales. Ocasionalmente, había carruajes tirados por caballos cargados de especias que salían hacia el puerto para llevarlos en barcos a lo largo de la costa. Durante cientos de años, la venta de raíces de arce y acacia que brotaban en Fauser había sido buena en los puertos del sur gracias a su buena calidad y bajo precio.

A ambos lados del camino solía haber una espesa extensión de hierba verde, ahora, a principios del invierno, el césped se volvía amarillento. El viento sopló algunas briznas de forraje seco y las elevó en el aire, el sol entonces brilló sobre él, flotando como arena dorada.

Toda la ciudad se veía igual que un hogar pintado con polvo de oro, cubierta por una fragancia de miel, vino de bayas y té de frutas.

Sin embargo, a Kings no le importaba el paisaje. En este mismo momento, lo único en sus ojos fueron las personas sentadas en el vestíbulo de la posada.

Otra persona que también estaba mirando a los invitados era Qi Ling, un ayudante de camarero que se apresuraba a limpiar las mesas para entregar el té y agua.

Para describir a Qi Ling, había muchos adjetivos que podían usarse, los más escuchados en su niñez fueron inteligente, fresco, de buen comportamiento, hermoso, etc. A medida que crecía, lo que más escuchaba fue generosamente guapo, recto y heroico. Qi Ling nació con ojos que emitían un brillo como el polvo de estrellas parpadeantes en el cielo. Sus ojos amplios y de color oscuro, enmarcados con un par de cejas que parecían dos dagas afiladas lo hacían ver aún más atractivo. Su sonrisa era igual que una luna creciente en el cielo. Todos los días frente a la posada, muchas chicas de Fauser caminaban deliberadamente solo para verlo. Llevaban coloridos turbantes y cintas para el cabello, y corrían jugueteando por la entrada para echarle un vistazo.

Miraban a Qi Ling atando su hermoso cabello oscuro detrás de su cabeza con una banda hecha de piel de cordero y luego doblando los extremos de sus mangas para limpiar las mesas o lavar los platos. Sus brazos tonificados emitían una vitalidad determinada que generalmente irradia de un adolescente. Las líneas de sus músculos eran claro y hermosos, llenos de energía, a diferencia de los caballeros sentados en las mesas bebiendo vino de leche de cabra con miel, cuyos cuerpos se sentían como si estuviera cubierto con una capa de queso, suaves cuando se tocan.

También lo espiaban escalando el árbol frutal en el patio trasero, recogiendo frutas para comer, o sobre el techo barriendo las hojas rojas de arce que caían del cielo. Su cuerpo largo y delgado, era tan ágil como un leopardo.

A veces, se paraba en el patio antes del crepúsculo otoñal, justo cuando los rayos del sol se veían del color de la sangre y una ráfaga de aire arrugaba sus cejas, haciéndole parecer un bardo apasionado y abatido. Esta imagen no coincidía con la realidad, pues en su mente solo pensaba: "Estoy muerto, rompí tres platos este mes, el jefe reducirá mi salario otra vez".

Por supuesto, Qi Ling a menudo lanzaba guiños coquetos a las niñas, los demás chicos siempre se burlaban. Pero él tenía una esbelta postura, delgada y flexible, y a pesar de la apariencia del chico de los recados que usaba ropa desteñida por lavarlos con demasiada frecuencia, un aura aristocrática lo rodeaba, igual que una capa de luz de estrellas, por lo que siempre se destacaba entre la multitud.