Capítulo diez: Revelaciones.

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Inosuke llego a su casa y después de saludar a su abuelita, se fue a su habitación. Saco su teléfono y de inmediato marco a Zenitsu, debía contarle lo que Aoi le había dicho, el teléfono sonó y después de unos segundos fue contestado.

—Ahora que quieres Inosuke— dijo el rubio enojado.

—Uy perdón, princesa— el peliazul dijo sarcástico aventándose a su cama para acostarse.

—Dime que quieres o te cuelgo—.

—Si voy, que amargado eres. Lo que pasa es que me entere de que Tapioka está saliendo con la profesora de biología— Inosuke mencionó estirándose en la cama, eran las cuatro de la tardes y ya tenía sueño.

—¿Cómo? ¿Quién te dijo eso?— la voz del rubio se escuchó preocupada, como no creyendo lo que acababa el peliazul acababa de decir.

—Aoi, me lo dijo hacer rato. Yo también estoy confundido— y como no estarlo, su amigo pelirrojo le dijo que había tenido relaciones sexuales con Giyuu y si era verdad lo que le había dicho la Omega, el pelinegro estaba engañando a su pareja y se aprovechaba de la inocencia de Tanjiro.

—En la mañana hablé con Tanjiro y estaba en casa de Tomioka.sensei— si eso era verdad, entonces Tomioka era un mentiroso abusador.

—Sí, yo lo vi en el centro con Kamaboko, también hace rato— el peliazul jugaba con su almohada esperando la respuesta de Zenitsu.

—Debemos decirle a Tanjiro— eso último lo dijo enojado, no dejaría que se aprovecharan de sus amigos. Sabía que la profesora de biología era una Beta y el pelinegro era un Alfa, era obvio que la mujer no lo iba a satisfacer como lo haría un Omega. Después de terminar la conversación, Inosuke le colgó al rubio y se quedó dormido.

....

Mientras tanto, Tanjiro regresaba a su casa. Primero había ido a comprar ropa con el pelinegro para que su madre no sospechara por el olor. La ropa que traía el pelirrojo el sábado se había quedado en casa del Alfa porque aún no se había secado. Tomioka lo acompaño hasta un par de cuadras antes de llegar a la casa del chico, para que, de nuevo, sus padres no sospecharan nada. Tanjiro se despidió del adulto con un beso en la mejilla y después de prometer verse mañana, cada uno continúo su camino.

Tanjiro llego a su casa y entro por la panadería, saludo a su padre y subió las escaleras para llegar a la sala. Justo ahí se encontró con su madre tejiendo y uno de sus hermanos que le sostenía el hilo. La mujer lo noto y le sonrió amable.

—Oh hijo, regresaste— la mujer dejó de tejer y se levantó para abrazar a su hijo —Veo que traes ropa diferente— se alejó un poco y observo de arriba abajo al chico. Tanjiro se puso nervioso un poco y dijo la excusa que tenía planeada desde que salió de casa del pelinegro.

—S-sí, Zenitsu me dejo bañarme en su casa y me presto ropa— mencionó alejándose un poco de la mujer, para evitar que oliera la esencia que aún conservaba de Giyuu.

—Oh ya veo— no muy convencida la Omega se volvió a sentar en el sofá y continúo tejiendo. El hermano de Tanjiro solo lo observó desde que llego y no dijo nada, pero sí que había notado la marca que el pelirrojo tenía en el cuello, la ropa lo escondía sin duda, pero si mirabas bien, se notaba.

—Iré a mi habitación— dijo y se alejó de la sala, entro a su cuarto y cerró la puerta. Esperaba que nadie le preguntara nada más, sin embargo, el toque en su puerta le asusto. El pelirrojo no tuvo tiempo de contestar cuando Nezuko entró al cuarto sin decir nada y se sentó en la cama del chico.

El silencio fue muy incómodo, Tanjiro se sentó en la silla de su escritorio esperando a que su hermana iniciara sus preguntas. Debía ser cuidadoso, no podía revelar nada importante, aunque, tal vez decirle a su hermana de su embarazo lo ayude un poco a sentirse mejor.

En busca de la felicidad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora