Capítulo dos: Donde todo comenzó.

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Eran las 7:00 am, la luz del sol comenzaba a salir por entre las montañas y todos en la casa Kamado se preparaban para iniciar el día. El hijo mayor de la familia, Tanjiro, preparaba el desayuno de sus hermanos mientras su madre hacía los bentos. Tendría que apurarse para poder ir a ayudar a su padre en la panadería y, después de eso, ir a la escuela. Como las vacaciones de verano terminaron, volvería a ver a sus amigos y se divertirá como todos los días. Con eso en mente terminó de servir los desayunos, su madre con una sonrisa le entregó su bento, le regresó la sonrisa y, con un movimiento de mano, se despidió.

Agradecía que la panadería se encontrara en la planta baja de su casa, así, solo bajaba las escaleras y llegaba al lugar. Entró a la tienda, el olor a pan en las vitrinas lo hicieron observar la habitación por un momento, el color amarillo del lugar sin duda resaltaba y las plantas alrededor del mostrador le daban un estilo bastante natural. La puerta de entrada con la campana sonó sacándolo de sus pensamientos y se acercó para relevar a su padre para que éste pudiera ir a desayunar. Atendió a cada uno de los clientes que pretendían hacerse de una pieza de pan caliente. El tiempo pasó volando, el reloj marcó las 7:40 am menos se dio cuenta, su padre regresó. Su hermana Nezuko también salió, ambos se despidieron de su padre y se fueron camino a la escuela.

Ambos platicaban sobre trivialidades, emocionados por las historias que sus compañeros contarían. Faltaban dos calles para que se encontraran con sus amigos y así poder ir juntos a la escuela. Como tenían previsto, justo en la esquina de la segunda calle los esperaban sus dos amigos: Inosuke y Zenitsu. Los hermanos no pudieron evitar reír un poco al ver como esos dos se peleaban, siempre era así y los dejaban ser, a menos que la pelea se volviera más seria y quien los reprimía siempre era el pelirrojo.

Cuando el rubio y el peliazul los notaron, detuvieron su pelea y corrieron felizmente a saludar.

—¡Nezuko-chan!— el rubio llamado Zenitsu corrió en dirección de la mencionada para poder abrazarla, siendo detenida por el celoso hermano antes de que siquiera la tocara.

—También me alegro de verte Zenitsu— el pelirrojo dijo riendo mientras aún trataba de detener al rubio. Por otro lado el peliazul saludaba a Nezuko y esta se lo devolvía.

—¡Kamaboko Gompanchiro! Que gusto verte— Tanjiro suspiró rendido cuando escuchó lo que, según Inosuke, era su nombre. —Tengamos una pelea— le entregó su enorme bento a la pelinegra para poder ponerse en guardia.

—Claro Inosuke, a mí también me da gusto y no, no pelearé contigo— soltó al rubio, que resignado solo se paró junto a su "amor no correspondido" y la saludó tímido. —Se nos hará tarde para ir a la escuela— y con eso dicho, los cuatro jóvenes reanudaron su caminar, en dirección a su colegio.

Estando ya en el colegio, se despidieron de Nezuko ya que ella, al ir aún en secundaria, tenía que ir al otro lado de la escuela. Ya dentro del gran edificio blanco, justo en los casilleros, obligaron a Inosuke a colocarse los uwabaki para poder entrar. Los tres chicos se dirigieron a su salón de clase ubicado en el primer piso y, como iban muy metidos en su plática, no notaron el anuncio que había en la pizarra del pasillo.

Justo en el salón se encontraron con Kanao, una compañera que casi nunca habla, pero que extrañamente es muy popular. La chica los saludó con la mano, sin embargo, cuando miró a Tanjiro, su cara se tornó un poco roja, provocando que Zenitsu comenzara a gritar su típica queja "¿por qué ninguna chica me quiere?". Ignoraron a su compañero y todos los alumnos de la clase se sentaron debido al sonido de la campaña que indicaba el inicio de la clase.

Su primera materia del día, para la desgracia de muchos, era con el profesor Sanemi. Los chicos esperaban que a la sala como siempre, enojado y listo para hacerlos sufrir. No obstante no fue así, el hombre causante de las pesadillas de algunos entró con calma, dejó sus cosas en el escritorio y miró a los jóvenes frente a él.

En busca de la felicidad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora