Capítulo uno: Tomioka Giyuu.

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Nota: Hola, esta historia se me ocurrió después de haber leído el AU que esta en las paginas extras del manga y decidí adaptarlo a una experiencia mía. Lamento el mal resumen, pero soy malísima haciéndolos.

Espero que disfruten la historia ya que hubo una personita muy especial que me ha ayudado en ese trabajo, Enid225, quien hasta ahora se ha dedicado a ser mi Beta y espero que continúe siéndolo hasta el final. ¡Muchas gracias!Otra cosita, en esta historia mostrare mi desagrado hacia un personaje y será el villano principal. Así que por favor si no te gusta, tienes todo el derecho de no continuar leyendo. El personaje es Shinobu.


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La luz se cuela por las ventanas de la casa, la habitación se ilumina lentamente y el despertador suena exactamente a las 6:45 am. El estrepitoso sonido provoca que el pelinegro que duerme en la cama matrimonial se despierte. Este abre los ojos lentamente y mira en dirección al reloj sobre la mesa junto a su cama. Hoy es su primer día dando clases, sin embargo, no se siente con ganas de levantarse. Sus ojos se mueven en diferentes direcciones de la habitación sin mirar realmente nada, aún sigue acostado y, si no fuera por la luz que se cuela por la ventana, no se levantaría.

Con pesar se estira para quitarse la pereza, se dirige a la ventana y baja las persianas dejando en oscuridad la habitación, justo como le gusta.

Toma una ducha, se coloca el traje deportivo y desayuna. Son las 7:20 am y está listo para irse a su primer día de trabajo. Las clases empiezan a las 8:00 am, así que tiene tiempo de sobra para llegar, toma su carpeta y sale de la casa, ni siquiera se digna en revisar que todo esté en orden antes de irse. Mientras camina por la calle ve pasar lentamente a los estudiantes, algunos caminando y otros en bicicleta, charlando y riendo, sin nada de qué preocuparse más que en no llegar tarde a clases. El pelinegro siente envidia, él también quiere ser feliz, pero sabe bien que no puede.

Después de un rato caminando puede divisar el uniforme llamativo de la escuela a la que se dirige. Consiguió trabajo ahí solo porque la escuela necesitaba urgentemente un profesor de gimnasia, si no fuera por eso, seguro ahora no tendría trabajo. Llega a su destino y mira como todos los alumnos lo observan curiosos mientras entra al edificio. No le importa, no espera nada, solo presentarse y hacer su trabajo.

Estando justo en frente de la puerta del director de la escuela, se lo piensa varias veces antes de tocar. Pero, como sabe que el tiempo no se detiene como quisiera, no tiene más remedio que hacerlo, y lo hace recibiendo un "Entre" del otro lado de la puerta justo después.

Hace caso y cuando está ya dentro mira al hombre detrás del escritorio. I , con una discreta confianza y seguridad en sí mismo, de seguro es

—Bienvenido, ¿cómo se siente en su primer día como profesor?— el hombre pregunta divertido, con una sonrisa tranquilizadora. Claramente la pregunta fue dicha esperando una respuesta, pero el pelinegro no quiere contestar, no sabe cómo.

—Bien— fue lo primero que salió de su mente y que sus labios fueron capaces de decir. Esperaba que eso fuera suficiente para dejar satisfecho al hombre.

—Es un gusto escuchar eso— no muy conforme el hombre trata de responder de forma amable, como diciendo que ya estaba acostumbrado a tratar con personas así. —Espero que tenga su horario, se lo enviamos por correo la semana pasada— el pelinegro hace un ademán indicando la carpeta que trae en mano, causando felicidad en el hombre. —Que bien, déjeme decirle que su escritorio en la sala de profesores del segundo piso tiene una placa con su nombre para que lo identifique... Bueno, en fin, solo le puedo desear suerte en su primer día— y con eso da a entender que la bienvenida finalizó.

El nuevo profesor de gimnasia sale de la oficina en dirección a la sala antes mencionada, tiene que dejar sus cosas para poder empezar el día. Con ayuda del mapa previamente enviado se guía con cuidado, en el trayecto pasa por los baños, mira las placas y nota como están diferenciadas. Se puede ver una placa justo a la puerta que dice "Omegas masculinos". Se sorprende un poco, cuando él iba al instituto los baños no eran separados por segundo sexo, solo existían baños "Hombre y Mujer". Le alegra que ahora sean así.

Llega a la sala y entra, no hay nadie. Mira el reloj que suena en la pared del cuarto que marca las 8:10 am. Todos los profesores están dando clases, situación que el pelinegro agradece. Mira cada uno de los escritorios y se detiene frente al que tiene la placa con su nombre. Deja sus cosas en la mesa y se sienta, revisa su horario y la primera clase es a las 8:45 am, aún hay tiempo antes de empezar a trabajar.

Revisa su bolsillo buscando su cartera, la cual, al parecer, olvidó. Suspira agotado, es el primer día y ya quiere regresar a su casa.

Divaga en sus pensamientos hasta que oye la campana que indica el cambio de clase, se reprime por no investigar antes donde se encuentra el salón, llegará tarde por buscarlo. Tanto profesores como alumnos lo miran curiosos mientras camina por los pasillos, siendo nuevo, es normal causar ese impacto.

Finalmente encuentra lo que buscaba, los alumnos al verlo acercarse entran de forma rápida al salón. Abre la puerta y puede ver a todos los jóvenes mirarlo fijamente en silencio, coloca su carpeta en el escritorio y toma la tiza. Con ella escribe su nombre en la pizarra y se gira a mirar a los alumnos.

—Mi nombre es Tomioka Giyuu y soy su nuevo profesor de gimnasia—.

En busca de la felicidad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora