Kneel -Tom Riddle

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"Querido George,

¿Quién iba a pensar que después de solo una semana te escribiría porque te extraño? Tengo mucho que agradecerte, porque fuiste quién me presentó a todas estas nuevas personas que me hicieron cambiar algunos de mis puntos de vista y crecer. Estaré eternamente agradecida por esa noche en que nos conocimos y nos hicimos grandes amigos. Eres un gran tipo y desearía estar contigo para darte un gran abrazo. Adjunto a esta carta, hay algo realmente especial para ti, o al menos eso espero. Es una Snitch de la Copa Mundial de Quidditch de 1864. Espero verte en Hogwarts. ¡Feliz Navidad para ti y tu familia!
                   
Con amor
Seraphina Vevrain."

Seraphina esbozó una pequeña sonrisa cuando terminó de escribir la carta y se la dio a Miguel, junto con la carta y el regalo para Leo. "Lo siento, Miguel." Seraphina le dio una palmada en la cabeza al pájaro. "Hoy es un correo pesado."

Hizo un pequeño sonido feliz antes de morder su dedo cariñosamente y volar por la ventana abierta. Ella fue honesta cuando escribió la carta, porque George nunca la defraudó, a pesar de sus diferencias. Él fue el primero en darle la bienvenida a su grupo y ella estaría eternamente agradecida por la oportunidad que le dio.

Era la mañana de Navidad y no tenía ganas de ir a una gran fiesta, pero no tenía muchas opciones. A veces, solo quería tener ese típico día de Navidad, cuando las familias se reúnen felizmente alrededor del árbol, simple pero encantador. Sin embargo, nunca tuvo esa experiencia, porque desde que era niña, sus padres siempre la llevaban a las grandes fiestas importantes, para su disgusto. Lo único que realmente le gustó de esos eventos fue el hecho de que podía divertirse con sus amigos. A pesar de eso, odiaba a los adultos esnob y la forma en que hablaban, como si fueran mejores que los demás.

Oyó abrirse la puerta de su habitación y no tuvo que darse la vuelta para saber quién era. "¡Feliz Navidad, Tom!" exclamó ella con una gran sonrisa y él no respondió a eso, simplemente cerró la puerta y caminó hacia su escritorio blanco, donde todavía estaba sentada. "¿O debería decir, buenos días, Lord Voldemort?"

Tom no pudo evitar hacer una pequeña sonrisa, solo ella podía hacerlo sentir feliz de alguna manera en una estúpida mañana de Navidad. "Preferiría que me llamaras mi señor."

Seraphina se dio la vuelta en su silla después de limpiar su pluma. "No, prefiero llamarte Darwin." Tom no dijo nada y se sentó en su cama con una caja aterciopelada azul oscuro en sus manos. "¿Qué es eso?" ella preguntó con curiosidad.

"Es un regalo para ti que obtuve en Little Hangleton." habló y ella frunció el ceño, se levantó de la silla y caminó hacia él. Tom no parecía orgulloso ni feliz. De hecho, se veía un poco incómodo. "Quería dártelo esta noche, pero es posible que desees usarlo."

"¿Usarlo?" sonrió cuando él le entregó la caja con cuidado. "Oh, Tom, no eres tan malo, ¿verdad?" Seraphina solía recibir muchos regalos, pero ningún regalo podía significar tanto como el de Tom. Saber que había una posibilidad, incluso si era remotamente posible, la hacía más feliz. "Antes de que lo abra, ¿hay algo que deba saber sobre la forma en que obtuviste esto?"

Tom sonrió. "Apuesto a que ya lo sabes."

Ella entendió instantáneamente lo que quería decir, ya que lo conocía demasiado bien y los viejos hábitos son difíciles de eliminar. No había ninguna posibilidad de que pudiera haberlo comprado e incluso si tuviera el dinero para ello, Tom siempre elegiría otro método para obtener lo que quería. Así que lo más probable es que lo robó o usó la Maldición Imperius para obtener el regalo. "Sin embargo, no importa. Tu intención es lo que realmente cuenta, ¿verdad? A menos que hayas matado a alguien para conseguir esto, porque eso no es muy agradable, Tom."

Él puso los ojos en blanco y tiró de ella para que se sentara a su lado al final de la cama. "Solo ábrela ya."