Prólogo (Epifanía)

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Era una madrugada fresca en medio del mar mediterráneo, cerca de la salida al océano atlántico, Albert acababa de leer una carta que conservaba sellada y que buscó por un tiempo leer en completa soledad, y ¡qué mejor que en un camarote de barco de pasajeros!; y así, las costas españolas se lograban ver a lo lejos tras divisar las luces de los faros que se encontraban en la parte más al sur de Andalucía, era una bella imagen que Albert deseaba guardar entre sus memorias. Por otro lado había algo de niebla y el cielo estaba nublado con lo que la tranquilidad que se sentía en las quietas aguas del estrecho de Gibraltar se mezclaba con la limitación de la visión que traía la fosca, haciendo a Albert entender que su alrededor estaba en contubernio con sus sentimientos.

El universo sigue dándome tretas que aún me siguen haciendo creer que mi propósito se basa más en aprendizajes de manera efusiva y dolorosa. Yo un hombre ya en la plenitud de sus 20's decidido a no dejar que nada pudiera detenerme a lograr mis metas, vuelve nuevamente a América en este modesto barco comercial. Cuando por fin creí que dejaría atrás todo aquello que me lastimó, la vida me vuelve a conectar con las personas a quienes no quiero cerca en mi vida. Esta responsabilidad no elegida que me vuelve la cabeza del clan me tiene encadenado a todos y cada uno de los miembros del mismo. Como si fuera una hidra que mientras más le corto las cabezas, le sigue creciendo más.

El miedo en mi interior por los muchos años se volvió una simple repulsión, ya no cohabita en mi ningún sentimiento de incertidumbre, mas creo que por ahora he de dejar de pensar un tanto en mi desdén por encontrarme con los recuerdos amargos del ayer para hacerle frente a algunas de las promesas en mi interior, mi tío, mis sobrinos en este momento me necesitan más de lo que yo realmente imaginaba. Al final, dentro de lo malo veo la salida, es evidente que los claros de sol se encuentran en aquellas cosas en las que me he refugiado desde siempre: reencontrarme con gente que emana luz y ver de cerca a mis sobrinos: Alistair, Archibald y mi pequeño Anthony, que ya no son unos niños, han crecido convirtiéndose en jovencillos elegantes y astutos.

Me da nervios pensar en qué cosas pasarán, pues al regresar y conociendo bien a mi maquiavélica familia, puedo esperar desde ordenanzas hasta chantajes para que tome mi puesto en la familia, sin embargo, un noble libre como yo no necesita eso en este momento, mi deseo es ver a los míos por lo menos una sola vez antes de volver a partir al viejo continente y quizá emprender nuevos viajes a tierras inhóspitas, mis hermanos de causa: Jacques, Pierre y François me dieron las herramientas que necesitaba para poder volar muy alto, para que con lo aprendido por la Sra. Darling pueda ser autosuficiente y poder desenvolverme donde quiera que llegue mi espíritu. Que por otro lado lo aprendido por mis maestros universitarios, tíos y amigos quizá me sirva después...

En este momento solo tengo una sola intención, llegar a Illinois, cumplir con los designios de mi corazón y continuar con mi propósito más valioso, seguir en el camino. Ser trotamundos es más que pasear, es vivir al extremo con recursos limitados pero disfrutando cada nuevo día, porque con ello, viene nuevas aventuras. Es precisamente por ello que amo el mañana, aunque debo admitir que también hubo cosas buenas del ayer. Pues, aun debo agradecer a esa niña rubia, verla en tal tristes circunstancias pero el aprendizaje que ella depositó en mi alma, es algo invaluable, tras entender que yo soy artífice de mi destino ella reforzó mi deseo de ayudar, de superarme. Y a decir verdad, todavía debo pedirle que me devuelva mi insignia Ardlay.

No es por maldad, pero no es el valor monetario que podría tener, claro es un accesorio de oro y pedrería, pero más que eso, es uno de los pocos recuerdos que tengo de mi padre, que quisiera que me acompañara en los días venideros, quizá creo, ha sido este deseo ferviente al intentar de este modo honrar su vida de sacrificios y trabajo extenuantes y quizá en esencia pueda el vivir mis aventuras al acompañarme simbólicamente. Yo sé que no debo traer a mí el ayer, pero esto es más una acción de redención que de nostalgia. Si bien aún recuerdo con lejanía aquellos días de felicidad hoy son recuerdos insípidos que prefiero meter en un cofre dentro de mi corazón para atesorarlos sin que lastime al verlos. Entiendo que es mi manera de percibir el mundo ahora.

El sentimiento que me trae volver también tiene tintes amorosos doloridos, si bien aquella chica fue una ilusión, mis sentimientos fueron reales, tangibles y espontáneos, aunque al principio lloré algunas noches en silencio el sentimiento de pérdida, entendí rápidamente que aunque dolía, agradecí al universo por abrirme los ojos antes de cometer el mayor de los errores que podría ejecutar, unirme en matrimonio con una persona irreal y comenzar a vivir la vida que me querían imponer y no seguir mis objetivos, vivir mi vida con mis reglas, amarrándome a la rutina y al automatismo que implica estar de oficina en oficina y de esta a despacho. Que desdichado seria en estos momentos, que lamentos emanaría mi voz en los desvelos que trae la crudeza de la realidad.

Yo por mi parte tengo mis visiones muy claras, no sé a dónde me lleve el camino, pero en mi interior el siguiente camino después de Europa será o Asia o África. Solo con pensar en las posibilidades me sudan las manos y me palpita el corazón a gran velocidad. No quiero perder más tiempo del necesario, quiero cerrar los pocos ciclos que viven en mi interior para ahora si comenzar a experimentar solamente procesos, acciones que tienen inicio y fin y no una repetición cíclica, como gramófono tocando la misma pieza en lo que conceptualizo como vida dinámica. Simplemente este concepto de repetición no va con mis aspiraciones. Si bien está claro que probablemente en un futuro deberé sentar cabeza, hoy por hoy estoy decidido a seguir a mi corazón.

La última carta que logró enviarme la hermana Aldrich me dejó anonadado. Acabo de leerla apenas subí al barco desde Barcelona, entrando a mi camarote, a la luz tenue de los focos me sirvió para leer cada renglón y párrafo, quedé perplejo ante esa historia. Su vida fue difícil y la situación de la imposición de la sociedad para seguir patrones es algo que no estoy dispuesto a aceptar. Si bien ella me contó su historia, esto hizo más en mí, me hizo reforzar la idea de que debo seguir mi camino, la vida se va en un segundo y si no tomamos las oportunidades a como vienen, no siempre, casi nunca, hay segundas oportunidades.

No me arrepiento de las decisiones que hasta ahora he tomado, solo sé que mientras Stear, Archie y Anthony estén a salvo yo tendré motivos por los cuales seguir avanzando, por los cuales vivir mi vida y luego volver al nido cuando me sienta listo para tomar esa decisión y todo lo que eso implique. Incluso creo que puedo llegar a sentir aprecio por los dos niños que tienen conexión indirecta con los Ardlay: Daniel y Eliza, aunque después de ver como se comportaban con la servidumbre de la casona ese día que casi me atrapan trepando los muros, prefiero tenerlos lo más lejos posible. No sé, por ahora creo y lo estoy pensando seriamente, creo que lo mejor será ver a mis pequeños mosqueteros una vez para crear lazos de familia y luego continuar con mi travesía.

Como sea que ocurran las cosas, en este momento todo pensamiento que pasa en mi mente se llena de incertidumbre, incluso puedo denominarlo como dudas, pero al final solo quiero lo que toda persona anhela, ser completamente feliz estando en equilibrio conmigo mismo. Considero que si yo estoy bien, todos a mí alrededor también lo van a estar. No sé qué me depare el destino al llegar a nueva york y de ahí a Illinois pero lo que sí puedo decir es que mi máxima misión es obtener los papeles para poder quedarme con Poupée, no dejare que la alejen de mí. Después de ello, bueno... ya veré que dirección tomen mis pasos, lo haré por ti, Lugh!!!

Aunque el camino frente a mí realmente sea un campo con maleza que no está trazado, siempre veo este viaje de la vida a como dice el famoso escritor Kenji Takotsubo: "el camino se construye con firmeza al caminar, pues sendero ya forjado, es un destino desperdiciado" y no estoy dispuesto a ver pasar mi felicidad. Por último, las palabras de la hermana Aldrich retumban en mi ser, espera ella que yo encuentre a alguien especial... por ahora solo me interesa cerrar todas las heridas, ser capaz de recordar el ayer sin que duela y forjar mi interior para trascender de una manera más en concordancia con el equilibrio y la naturaleza, no descarto la posibilidad pero no es una meta en este momento de mi vida. El futuro es incierto pero estoy seguro que seguiré viviendo a pesar de la adversidad...

Luego de esto, escuchó un agudo chirrido que provenía de su camarote, suponiendo de inmediato que era ella pidiendo por su compañero, por lo que tras ver a un trabajador del barco caminando hacia esa dirección, y para evitar tener que dar incomodas explicaciones y excusarse por su pequeña mofeta, decidió regresar nuevamente a su camarote, caminando a pasos firmes y grandes. La idea también era para intentar conciliar el sueño, pero así como sus emociones eran tormentosas aguas, también su vida lo había sido, y deseaba con todo su ser, que el porvenir fuera más amable con él, con su familia y por supuesto, con su nueva amiga Poupée... 

El príncipe de la colina: Crónicas de Sir William Albert Ardlay (tomo 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora