Se avistó a lo lejos tierra firme, y el personal tocó la campana anunciándolo con ahínco, todos los pasajeros emocionados salieron a cubierta y después de un rato pudieron admirar la estatua de la libertad. Ya se empezaba a sentir los vientos que avisaban del otoño adelantados de ese año. Albert tras sentir la brisa marina fresca con toques cálidos comenzó a conmemorar con algo de desazón los recuerdos que le traía volver a ver ese puerto, principalmente cuando falleció Rosemary, tenía poco tiempo y en aquel momento aún le dolía el corazón, por lo que sin chistar aceptó la orden que le mandaban los ancianos y tomó el barco a Europa, para luego regresar casi de incógnito de Southampton para vivir encerrado por unos meses
También vino a él, ese momento en el cual estaba encerrado en su habitación con vigilancia constante, ese momento en que escapó de casa para perderse por horas en ese paraje lleno de montañas, y pensar que intentaba ir al sur, avanzó al noroeste y tras ser capturado nuevamente... la salida por la ventana del tercer piso de la casona, sonriendo pensaba "no fue buena idea, dejé a mis sobrinos con un susto enorme". Y de nuevo otra vez lejos de su hogar para cumplir la enmienda, dejando nuevamente atrás todo aquello que significaba algo. Esperaba que una vez llegado a chicago pudiera cumplir con su tío y posteriormente ir a aquella colina en Michigan para recargarse de energía y si es posible, recuperar su prendedor.
De pronto volvió a su realidad y con ello apareció la pregunta más inmensa y llena de huecos que pudo venir hacia sí... ¿que había cambiado tras haber pasado 5 años? ¿Cómo sería el encuentro entre él y sus sobrinos, sobre todo con Anthony?, ¿Cómo sería la interacción familiar con ese nuevo él?, todas las incógnitas le hicieron desear con urgencia terminar ese intervalo, porque sentía que continuar más de la cuenta sería una pérdida de tiempo intentando hacer entender a todos de su deseo de seguir conociendo el mundo y autodescubriéndose, y sentía que los ancianos ya querían tener a la máquina de hacer dólares, pese a que existía la posibilidad de que luego ocurriera, en este momento no era una opción discutible.
Por otro lado sabía que con el año nuevo cosas buenas tenían que ocurrir, esa era siempre la promesa que su padre le hacía cuando era niño, confiar en que el siguiente año sería más bendecido que el anterior, y a esa promesa se aferraba inconscientemente, también contaba con las palabras de su padre: "confía en la gente y esta confiará en ti", aunque Albert no entendía totalmente este precepto, quería honrarlo pero era difícil para él confiar.... Así, Albert sabía que el próximo año, empezaría de nuevo su travesía por nuevos parajes, pero sin tener problema con los papeles de Poupée, Por lo que comenzó a idear un plan para hacer más creíble su historia de cómo encontró a su mofeta, pero no estaba seguro si el plan resultaría exitoso.
Por lo que volvió a su cuarto, observando el mapa de Estados Unidos que tenía, donde tras revisar lugares cercanos, denotó una zona montañosa con bosque abundante, llamada "Susquehannock State forest", tenía las condiciones de hábitat para esa clase de mofetas, aunque estas son más comunes en centro y sur de Estados Unidos y hacia México, su distribución geográfica podía llegar hasta esas zonas septentrionales orientales; pero aun con el temor de no ser lo suficientemente convincente, se intentaba convencer que todo era para explicar el origen de Poupée, y de paso cómo lo habría domesticado a través de alimento y adestramiento. Y así durante un rato se pasó practicando las posibles preguntas que le podrían hacer las autoridades.
Cuando llegó al puerto, todos descendieron con mucho orden, mientras, Albert que aún se encontraba en su escritorio de su camarote, se levantó para tomar sus cosas y se miró al espejo viéndose desaliñado, arreglándose con detalle, dándose cuenta que ya tenía el cabello por debajo de las orejas y dejándose entrever una pequeña barba rubia algo tupida que tuvo que recortar y darle forma, como siempre un galán con porte, así se acomodó su boina que comenzaba a engrosar; de pronto un trabajador del barco tocó a su puerta, en tanto le ordenó a Poupée entrar dentro de su camisa, cerrando su chaleco para esconderla mejor. El empleado le comentó al joven que ya podía descender del navío si gustaba.
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El príncipe de la colina: Crónicas de Sir William Albert Ardlay (tomo 3)
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