𝐒𝐌𝐈𝐋𝐄 | 𝑲𝒂𝒏𝒈 𝑺𝒂𝒆-𝒃𝒚𝒆𝒐𝒌 | 𝑺𝒒𝒖𝒊𝒅 𝑮𝒂𝒎𝒆

𝐕𝐈 | 𝑲𝑰𝑺𝑺 𝑶𝑹 𝑫𝑬𝑨𝑻𝑯

La hora de comer empieza ahora. Todos los jugadores deben formar una fila en el centro.

Genial. Yo quería beso, y ahora tengo que comer. Lo que significa: No beso. ¿Entienden?

—Vamos, no te comiste tu pan en la mañana. —Me jaló del brazo hasta la fila.

—Pero no me gusta el huevo. —Me quejé al ver la comida que las personas llevaban.

—Entonces comete el pan que dejaste. —Me miró.

—En conclusion. No quiero comer.

—Mala suerte la tuya, porque comerás. —Me miró seria y se volteó hacía en frente.

Como la amo pero la odio.

[...]

Estaba a lado de la pecosa, viendo el pan duro de la mañana. De verdad no tenía hambre, pero la alta no me creía.

—¿Y por qué no queda? ¡Denme mi comida! —Se escuchó en el centro.

Volteé a ver, un señor le había gritado a un rojo y este le había apuntado con su pistola.

—Cocinamos la comida exacta.

—Disculpe. —Una señora interrumpió. —Esas personas. —Apuntó a Deok-su y su grupito. —Se sirvieron comida dos veces. Yo los vi.

—Maldición, esto es muy molesto. ¿Nunca vieron comer a alguien? —Habló con la boca llena de comida, podías ver sus dientes llenos de huevo.

Ahora con más razón no quería comer.

El señor se acercó a el. —¿Quiénes se creen que son? ¿Por qué robaron comida?

Esto terminará mal.

—Bueno, ¿esto es tuyo? ¿Cómo te llamas? ¿Tu nombre está escrito aquí? —Se burló y los demás rieron. —No lo veo. —Tomó un trago y el otro corrió para arrebatársela.

Se peleaban tirando lo que quedaba de líquido encima de ellos.

El del tatuaje lo aventó, llevando la botella con el, quebrandola en pedazos.

—Idiota. —Lo agarró del cuello. —¡Se rompió por tu culpa, idiota! —Le dió un puñetazo tirándolo al piso.

Me levanté de las escaleras queriendo ayudar, pero la chica agarró mi brazo, impidiendo que fuera.

Le encanta jalarme del brazo.

—¿Por qué un tipo flacucho como tú es tan glotón? ¡Bastardo! —Le pegó una patada en el estómago.

Mi piel se puso de gallina al ver esa escena. Se veía como un maldito psicópata.

—Oye, intento decir que tenemos que compartir. —Le volvió a pegar unas cinco veces. —¿Es tan difícil, idiota?

Le pegó unas tres veces más y se regresó a su lugar.

Mis piernas caminaron hacía el señor, quien seguía tirado en el piso.

—¿Señor? Despierte. —Moví su hombro. Al no recibir respuesta chequé su pulso. —Está muerto.

Me levanté inmediatamente al ver lo que tenía en frente. Dos tipos más estaban a mi lado.

Caminé hacía atrás con miedo, tratando de llegar de nuevo con la pecosa.

—¡Oigan! —Gritó. —Está muerto. —Se levantó y caminó hacía los rojos. —Murió una persona. Acaba de morir. —Apuntó el cuerpo. —Se murió una persona. Ese maldito lo acaba de matar. —Ahora apuntó a el del tatuaje. —¡Acaba de matar a una persona!