Smells Like Sex .

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Narra TN

Mi primer día antes de entrar en una extraña prisión a la cual le deberé en un futuro la vida, todo está rodeado de hombres, que en un futuro, al igual que yo serán militares; Odio que la gente me mire de forma despectiva, siento que me juzgan por mi apariencia, tal vez parezco demasiado frágil e incluso demasiado joven para andar entre estos campos.

Hora de la comida, hora de entablar conversación y despedir a familiares, no siento lástima por ello, ya no tengo a nadie a quien dar la espalda cuando marcho, solo estoy yo, la única superviviente que va a condenar su vida a la muerte, esa a la cual todos temen pero ninguno habla sobre ella.

Zarpamos, entre lágrimas amargas de futuros soldados, algunos caerán y otros no les quedará más remedio que levantarse y afrontar la perdida; Me siento bien, esto ya no me afecta, estoy un poco cansada de tanto llanto de personas que de momento desconozco.

Llegamos, al fin tocamos tierra, nos esperan nuestros instructores y demás compañeros que zarparon en su día, presentaciones, juramentos y palabrería barata.

Son las siete de la tarde, hace media hora que llegamos a nuestro destino, ya casi nadie me mira, pero todavía siento que hablan de mi como si fuera un juguete para ellos, un premio que deben ganar a través de la sangre. No me dan miedo, carezco de ese sentimiento.

Steve, Steve Harrington; el primer instructor que me ha dirigido la palabra para indicarme la cama en la que debería de conciliar el sueños, el primero a su vez que no me ha mirado con lástima.

-TN, duermes arriba de Muller - Veo como de entre la muchedumbre aparecía un rostro moreno, con ojos grisáceos a la vez que azules, me extiende la mano, la cual no niego; Continuó la selección de literas, mientras que yo desaparecía de aquel escándalo formado por demasiada testosterona junta y cerrada en aquél rectángulo. Me marcho a la ducha, vigilando silenciosamente que nadie me siga.

Una vez allí me desnudo lentamente, como si lo hiciera para alguien; Enciendo la ducha y observo como poco a poco el agua, antes hirviente, ahora está congelada.

Una voz grave detiene mis movimientos.

- TN, ¿Estás ahí, sin mi?, que descortés por tú parte.-

Esa voz no provenía del baño en sí, sino de una especie de megáfono, así que en mi intento de ignorarlo seguí con lo que estaba haciendo.

-Muy bien, sigue ignorándome, a los días te tendré comiendo de la palma de mi mano, muñeca-

Y una sonrisa amarga finalizó aquel intento de conversación absurda de aquella voz; ya más tarde, casi a la hora de la cena intercambie algunas palabras con mis compañeros, compartiendo historias del pasado.

Tres y cuarto de la mañana y no conseguía conciliar el sueño, insomnio, otra vez.

-Tú, baja de ahí y acompáñame- Reconocí esa voz casi al instante era Harrington, le seguí y me dejo sola en un dormitorio tan amplio como el nuestro solo que este solo tenía una cama de matrimonio y dos baños.

-Muñeca, ¿Cómo te ha ido el primer día? - Esa voz de nuevo, tan misteriosamente atrayente

-Estupendo, ¿Qué quieres?- Dije y me senté en la cama de matrimonio que estaba cubierta de sabanas negras de seda.

-¿Qué me ofreces?- Dijo y salió del baño, con una toalla envuelta en la cintura, dejándome ver su marcada v; Era un tipo peculiar, de guerra, supuse que debía ser un rango bastante superior para que Harrington estuviera a su mandato. Tenía el pelo negro azabache, una mirada grisácea penetrante que acompañaba a un semblante lleno de oscuridad y lujuria; su cuerpo poseía varias cicatrices, algunas más nuevas y otras más añejas.

-¿No sé, que me ofreces tú?- Dije a la vez que cruzaba mis piernas y apoyaba mis manos en ellas.

-Vino- Dijo descargando su mirada en mí detenidamente.

-¿Te gusta espiar a las mujeres mientras se duchan?- Solté una vez que me cedió una copa.

-Es un hobbie, al igual que el tabaco- Y se sirvió otra copa para él.

El ambiente estaba cargado, se respiraba tensión en cualquier esquina de esa habitación; Bebí un trago de la copa y la solté en una mesa. Me levante, dispuesta a irme.

-¿Dónde te crees que vas?- Dijo mientras se levantaba de la cama, agarrándome violentamente del brazo.

Me beso con esa lujuria que llevaba tan adentro, le correspondí.

Me pegó a la pared agarrando fuerte mis brazos subiéndolos arriba de mi cabeza, mientras que con su brazo libre me agarraba lo más fuerte posible la cadera y el culo.

Sus palabras me vinieron a la mente " A los días te tendré comiendo de la palma de mi mano", ¿Debía de ser así, o debería pararlo?; Esos pensamientos se esfumaron cuando sentí su miembro dentro de mi, grité al sentir tanto placer en una sola estocada, a él no le importó lo más mínimo que alguien nos oyera, supuse que eso estaba demasiado lejos de el dormitorio de mis compañeros. No pude evitar gritar su nombre en más de una ocasión, ese hombre estaba diseñado para ser una maquina de matar pero había otras cosas que hacía como los dioses. Dos orgasmos más y caí rendida en aquellas sabanas negras, oliendo a tabaco, sangre y perfume.





Es la primera vez que hago algo así, dadle apoyo <3

Jack Conway x Lectora +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora