Narrador universal:
La misma rutina de siempre; la voz hablaba, ellas se iban a sus camas, se apagaban las luces y dormían esperando tener fuerzas para el reto siguiente. Estaban acostumbradas; aunque llevaban ahí pocos días, ya tenían una rutina.
La mayoría esperaba la cena, todos menos Sae-byeok, no tenía hambre, estaba estresada y agotada
Cuando Sae-byeok creyó que todos estaban en su mundo y que a nadie le importaba, empezó a levantarse de su cama para sentarse justo enfrente de ella, lamentablemente no duró demasiado tiempo sola, ese olor se hizo presente.
-¿Puedo?- preguntó Ji-yeong, ella no se rendiría, buscaría cómo convivir con Sae-byeok, quería ser su amiga; y además su ansiedad mezclada con su hambre le hacía muy mal, tenía que hablar con alguien.
Obviamente Sae-byeok no quería, sin embargo no habló, solo alzo la mirada y la observó de una manera nada amigable, dándole a entender a Ji-yeong que quería que se fuera. Pero bueno Ji-yeong era Ji-yeong; no le importo para nada la mirada asesina de la joven. Se sentó a su derecha. Ésta la volvió a mirar, debe admitir que le sorprendió que no se fuera; suspiró tratando de mostrar su incomodidad pero la joven a su lado solo la ignoró.
-Éste lugar es muy frío, parece un congelador- se quejó la peli-largo- ¿no lo crees?, digo no creo que seas una super humana que soporta grados extremos, ¿o si?- muchas preguntas, las preguntas siempre ayudan cuando hay que conocer a una persona.
Al no recibir respuestas bajó su mirada hacía el suelo, suspiró, se sentía un poco decepcionada, de verdad quería ser amiga de la joven pero ella era demasiado fría y cerrada, sabía que no sería fácil.
-Jamás me dijiste que viste en las ____ del baño- recordó Ji-yeong -aquella vez que te ayudé, no me dijiste que viste- aseguró la joven.
Su compañera la miró, al verla notó su rostro, por primera vez observó su rostro a la perfección. Tenía pecas igual que ella, una nariz pequeña, sus ojos eran grandes pero no demasiado, sus labios eran rojizos y para ser sinceros lucían demasiado perfectos, eran los típicos labios de una idol o actriz de doramas; en conclusión aquella "niña" era hermosa; su sinceridad y su aura tranquila se notaba a kilómetros de distancia, lucía reconfortante.
-Si te gusto tanto mi rostro solo dilo- habló Ji-yeong con una pequeña sonrisa, provocando que la joven saliera de su trance y reaccionara.
Cualquier otra persona se hubiera sonrojado por lo que 240 dijo, pero Sae-byeok no lo hizo, vaya que si era como una roca, solo desvió su mirada y frunció el ceño mostrando su enojo.
-Ya, lo siento, no quería hacerte enojar, señora amargada- 240 se disculpó, claro a su manera.
Un silencio las inundó, Sae-byeok podía irse si quería pero sabía que la joven la seguiría. Volvió a alzar la mirada, su acompañante observaba su entorno. Sae-byeok admitía que era linda, sus rasgos finos y su aroma, empezaba a acostumbrarse a su presencia.
Ji-yeong sintió su mirada todo el tiempo, sin embargo no reaccionó, no quería hacerla enojar de nuevo. Suspiró y decidió romper el silencio.
-¿Me dirás lo que viste en el baño o me seguirás admirando?- preguntó con su vista aún hacía enfrente.
Por primera vez la pelinegra se sorprendió, enserio no esperaba esa respuesta; rápidamente quitó su mirada, no estaba enojada, estaba... ¿Avergonzada?.
Soltó un gran suspiro y con un poco, mejor dicho, con mucha valentía le respondió.
-Era azúcar- Ji-yeong no entendía lo que trataba de decir, pero no la interrumpió, solo la observó -fundían azúcar en una olla enorme, olía muy fuerte, supongo que tenía algo que ver con el juego de hoy- Sae-byeok terminó con su respuesta y miró a su acompañante, notando así una cara de confusión en ella -Si no me crees habla con el señor de lentes que se junta con el señor raro, el me preguntó lo mismo y le respondí con lo que te acabo de decir- finalizó levantándose del lugar donde estaba.
Ji-yeong no dijo nada, solo se quedó ahí, sintiendo como su acompañante se iba. Hasta la misma Sae-byeok se sorprendió al ver que ésta no la detuvo.
-Je- una risa rara salió de los labios, era una risa algo apagada y ladina.
Esa acción llamó la atención de Sae-byeok, que la observaba desde su cama esperando a que se fuera.
-Sabes, me agradas- fue lo único que dijo durante lo restante de la noche.
Un simple "me agradas". Para muchos es una simple oración, pero para ellas, era una oración muy difícil de decir, no confiaban en nadie, nunca habían dicho "me agradas".
Para Ji-yeong fue algo completamente nuevo, era la primera vez que dijo "me agradas", se sentía como si hubiera dado su primer beso, o como si hubiera perdido su virginidad esa noche. Se recostó en su cama, abrazando la cobija, que en ese momento le servía de acompañante, suspiró sin hacer ruido y una pequeña, casi invisible sonrisa salió de su boca, ésta noche dormiría bien, se dirigió a su cama a esperar la comida.
Por otro lado, Sae-byeok estaba en shock, nunca nadie le dijo eso en su vida, ¿cómo se debe de reaccionar?, ¿se debe de agradecer?, no, no agradecería, su orgullo y timidez iban primero. Solo suspiró al igual que su acompañante, se sintió un poco aliviada, como si la hubieran abrazado. Giró su cabeza mirando a la joven que antes la acompañaba, estaba totalmente metida en su mundo, ¿será que ella si sabía el cómo reaccionar?, ¿será que a ella ya se lo habían dicho?. Vaya ella no dormiría, ahora tenía millones de preguntas nuevas que necesitaba responder. La ansiedad que sufría en ese momento no la ayudaba, ahora se sentía abrumada, todo ese alivio se había ido; volvió a levantarse y sentarse enfrente de su cama tratando de calmarse, tenía que tener fuerzas para el otro día.
Pero aquella frase se quedaría en su mente toda su vida, jamás la olvidaría.
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Quiero aclarar algo, ésta es la misma escena que en la serie (donde se empiezan a atacarse en la noche) solo que lo dividí en varios capítulos (tengo que alargar el fanfic).
PD: volví a poner ___, pero enserio no tengo idea de su nombre, lo siento.
{\___/}
( > ㅁ <)
/ > < \Atte:Min.
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Me volverás a ver si mueres.
FanfictionKang Sae-byeok, una introvertida sin ganas de seguir con vida pero con una razón para seguir peleando. Ji-yeong, una gran parlanchina sin sueños ni esperanza. Ambas solo intentan perseguir la gloria del dinero, sin importar las consecuencias de hace...