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-A juzgar por la expresión corporal del niño, ya se lo confesó -dijo la peliroja mientras observaba de lejos como Aether apretaba su espada en una mano.

En la parte de abajo se encontraba una escena un tanto curiosa, la tensión era palpable y la mirada asustada de Aether estaba reflejada en cómo tomaba su espada, portando una posición de pelea al instante mientras su compañera atrás suyo le decía que debía calmarse, que a lo mejor solo había sido una broma por parte del rubio quien miraba con detenimiento las acciones del viajero frente a él.

-¡Deja de mirarme así maldita sea! ¿Qué tratabas de decir con tu comentario anterior? -gritaba molesto el viajero.

-No trate de decir otra cosa que la que dije Aether, estaba siendo completamente honesto -Albedo se encontraba tranquilo, a pesar de que la postura de Aether era claramente para amenazarlo
-Además, comportate, si prestaras atención a tus alrededores ya hubieras notado que alguien está siguiendonos desde que nos marchamos -mencionó mirando hacia la dirección donde yacía la monja.

-¿De qué hablas? -mencionó bajando un poco su espada, gesto que tranquilizó a su compañera.

-Mira arriba tuyo viajero -aviso con una sonrisa, Aether de inmediato volteo arriba suyo relajando el agarre de su espada, dejando su postura de combate.

-No veo a nadie -mencionó el viajero viéndolo ahora a él, su expresión seguía mostrando desconfianza hacia el alquimista.

-Probablemente viene para acá, de igual forma, ¿Tienes frío? Desde hace horas estás temblando, ¿No has notado que tu piel ahora está pálida?  -mencionó Albedo acercandose al viajero quien no apartaba su mirada de él -No me sirves si mueres aquí Aether, si tenías frío me lo debiste haber mencionado - dijo posando una mano en el rostro de Aether, el cual no parecía poder moverse a libertad, parecía hechizado por aquellos ojos azules pero en realidad, el frío le había paralizado el movimiento.

-Paimon no había notado eso tampoco, el frío me está... Matan... Do -mencionó la compañera de viaje cayendo al suelo, acto seguido Aether hizo lo mismo, la diferencia fue que Paimon cayó en la fría nieve, y Aether en las frías manos de Albedo.

-Una pena que no hayamos terminado hoy, Rosaria, ¿me ayudas a cargar a la más pequeña al menos? -hizo la pregunta al aire, sabiendo que Rosaria estaba cerca del sitio.

-Que molesto eres -menciono la joven monja saliendo tras una pequeña colina -¿A donde planeas llevarlos?

-No planeo devolverlo a Mondstadt tan pronto, pero me imagino que tu destino era ese después de acabar aquí ¿verdad? -Pregunto Albedo sin dejar de cargar al viajero quien yacía inconsciente en sus hombros

-Sí, debo volver antes que Bárbara empiece a joder de nuevo con que desaparecí mucho tiempo, ¿Por qué la pregunta? -Preguntó Rosaria cargando a Paimon de la ropa.

-Llevatela a la cuidad, no me sirve, haz que Bárbara la cure o lo que te plazca -Menciono de manera fría yéndose con Aether cargado en hombros.

-Claro, ¿y yo que gano? Una patada en el culo -mencionó para si misma de manera molesta y sin más se marchó del sitio también -No es de mi incumbencia, pero ese muchacho puede no estar tan seguro con ese alquimista - dijo para finalmente llegar a la iglesia, siendo recibirás por una Bárbara preocupada y molesta que al ver a Paimon en tan mal estado de inmediato la empezó a curar.

-¿Y Aether? ¿No estaba con ella? -Bárbara no paraba de bombardear con preguntas a Rosaria, la cual estaba cada vez más irritada pero no podía molestarse con la joven rubia pues sabía que sólo hacía lo que su trabajo como servidora de Barbatos le indicaba.

-Aether está bien, los encontré en Espina Dragón, Aether me contó que estaba preocupado por ella pues aparentemente ella no aguanto el frío, el viajero me dijo que vendría a verla después -Mintió la mayor, mentira que provocó un suspiro de alivio por parte de la joven contraria "sólo espero que Bárbara no espere de verdad al viajero, porque si lo hace me meteré en problemas" pensó Rosaria.

-Eso es tan reconfortante de oír - dijo suspirando- perdón si te moleste Rosaria, de verdad me preocupe por Aether ya que Paimon no parece que se recuperará por completo pronto, si lo vuelves a ver dile de mi parte que por favor ande con mas cuidado por aquellos sitios, dile que pase a verme que le prepararé unas posiones para el frío - dijo con una sonrisa y se despidió pues para ella ya era costumbre que Rosaria se fuera apenas llegara, así que sin más se regresó dentro de la iglesia para terminar de curar a la acompañante del rubio.
Ella tenía todas las atenciones de la persona más cariñosa de la cuidad, cosa que no se podía decir igual de Aether, quien era cuidado por alguien que minutos atrás lo había amenazado.

-Veamos como reaccionas a esta reacción química -dijo virtiendo el líquido de su anterior experimento en la boca del inconsciente viajero.

MátameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora