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Las hojas de su libreta ya estaban muy arrugadas, su lápiz no duró ni una semana de estar intacto hasta quedar muy pequeño por todas las veces que utilizó el sacapuntas como también la pequeña borra que ya ni tiene. Leía con atención el escrito aún incompleto, lleva bastante tiempo buscando completarlo desde aquel día en que buscó darle fin a su vida, pero las palabras y el sentimiento no fluían como a le gusta que pasa. Solo un poco de su sentir hizo presencia cuando su mejor amigo quedó en el hospital por el accidente, supo que por su culpa él se sometió a una pequeña crisis que lo llevó a una caminata, la cual terminó mal. La frustración del momento fue suficiente para llenar cinco líneas, luego de hablar sobre el suicidio de su madre, pudo acabar de rellenar la hoja por sentir tristeza. Van al rededor de dos hojas llenas de cada lado, y una tercera a la mitad. Si quiere expresar sus sentimientos en una hoja, debe ser específico y no importa lo alargado que quede. Es mejor mucho que menos, ser específico, detallado. Parte de lo que siente cuando ve las historias de algunos libros de ficción o drama que alguna vez leyó cuando pensaba que serviría de distracción.
Pasaron tres días desde que González salió del hospital pero debe guardar reposo en casa durante dos semanas, se hará una revisión y depende del resultado, se decidirá si volverá a jugar o si tendrá otras semanas de reposo. Al final la costilla del joven si sufrió un fuerte impactó que apenas estuvo a nada de romperse, por seguridad el reposo es lo mejor. Y con las abolladuras de otras partes de su cuerpo; se fracturó el tobillo y una de sus rodillas está algo herida, y sin olvidar que uno de sus brazos quedó con moretones e hinchazones. Gavira ante el diagnóstico se molestó, pues le volvieron a engañar. Los padres de Nicolás fueron a verlo y les contaron sobre los golpes sufridos, de ahí se enteró al hablar con la madre quien estaba casi pálida por la situación pero después se calmó.
Bien, no sabe que tiene para que los doctores lo estén engañando cada vez que pueden, segunda vez sobre alguien importante para él y le mintieron en la cara. Eso le pasa por tonto, debió pedir la placa para comprobar la mentira, o mínimo preguntar porque usar el electrocardiograma si solo fueron abolladuras leves como le dijeron. Pero el uso del aparato cardíaco fue solo para comprobar cómo Nicolás supo aguantar del golpe sin alterarse o si sus latidos fluían luego de tremendo golpe en la cabeza.
En fin; Pablo decidió por volverse a incluir a los entrenamientos tras esos días sin ir, la última vez que asistió, fue cuando dejó la carta en la cancha. Nadie sabe que pasó, solamente Nicolás sabe todo el cuento, pues no es capaz de revelar nada de ello a sus compañeros o de seguro armaría un escándalo de los feos. Todos son sobreprotectores, bastantes. Si se enteran, no lo van a dejar tranquilo ni por un solo segundo. Ya bastaba con Nicolás, aunque él ha sabido cómo mantener el control y la buena forma de expresar su preocupación siendo muy honesto con sus palabras.
La mañana en si, fue tranquila, claro, olvidando las miradas de intriga de todos sus compañeros al verlo llegar sin saludar, manteniendo su postura seria la cual es bastante nueva. Siempre buscó como ocultar su enfermedad con fingir la máscara, aquella falsa expresión de estar feliz ante los problemas.
