Capítulo 3- Enojo y depresión

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En cuanto las memorias volvían a mi cabeza, no podía más que negar que ella se había ido. Caminé por la arena pensando en todo lo que me arrebataron y solo quedan unas malditas cartas que dicen que tengo que perdonarte y que tengo que amar lo que dejaste.

No puedo creer que me dejaste, ¿quién te crees para irte sin siquiera prepararme para tu partida? ¿Quién soy yo para vivir sin ti?

—Desde lo más profundo de mi ser, deseo que la vida eterna sea para ti la felicidad que esperabas, que encuentres a tu mamá y que logres estar en paz —murmuro viendo al cielo.

Quiero estar a solas, mi consciente sabe que no estás, pero mi corazón todavía te siente, para no volverme loco pienso que hablo contigo, es la única forma que he conseguido de no odiarme en el proceso.

***

Abrí la cerradura de la que era nuestra recámara, la que disfrutamos tanto; tiene tantos recuerdos en cada pared que siento que te veo como el fantasma de mi felicidad, del tiempo que estaba contento con cada ámbito de mi existencia. Hablar, hablar contigo me hace sentir mejor.

—Hola, amor, espero estés bien —comento viendo las fotos que estaban guardadas en mi mesa de noche— Hoy te tengo noticias de Hope, desde esta tarde estará en la casa. ¿Crees que esto es lo que se merecía ella?

»Claro que sabías que esto iba a ser así; sin embargo, no nos dejaste opción ni a ella ni a mí, nos abandonaste sin ninguna oportunidad y sin poder siquiera hablarlo.

»¿Por qué tenía que ser así? ¿En qué carajos estabas pensando? Yo te amaba y te amo. Nunca, nunca me hubiera despegado de tu lado, te hubiera cuidado hasta tu último aliento.

—Cuando tus sueños fallaran, claro que iba a estar para darte el apoyo. Era hasta que la muerte nos separe, pero tú decidiste que sea de otra forma —comenté observando su sonrisa en las fotos de nuestro compromiso.

Tocan la puerta, en la entrada está Greta con un sobre en la mano lo extiende para entregarme el documento, lo primero que pienso es que es algo que tiene que ver con la compañía, pero mis ojos atrapan el nombre de Angélica.

—Gracias, Greta, puedes traerme una botella de whisky y un vaso. —Ella me mira con asombro—. Y que nadie me moleste.

—Está bien señor Becker —afirma y veo que no quiere moverse, no entiendo que espera—, Ya llegó la enfermera que va a estar en la noche, no quiere ver cómo está su hija.

—Greta, encárgate que no les falte nada, recuerda que para eso te pago, para que resuelvas todo lo de la casa. —Ella se encarga de los cuidados y necesidades de nuestra familia por años, no necesito recordarle su puesto.

La botella no demora en llegar, sirvo en un vaso el líquido que me lleva a ti. Saque el contenido del sobre, había una hoja con tu letra y una pulsera con el nombre de Hope.

Hola, mi querido Nicolai, yo sé que en este momento me debes estar odiando, te escribo con la esperanza tal como es el significado del nombre de tu hija, esperando que ella esté bien. Te cuento que ayer tuve un sueño hermoso, soñaba que veía su rostro, era tan hermosa tenía tus ojos y mi nariz, esa que siempre odie y tú amabas.

Pienso que cuando me vaya estaré bien, voy a estar en paz por el hecho de que seas tú quien la cuide, las probabilidades que mi cuerpo pueda resistir el parto son bajas, por eso me adelante a muchas cosas. Lo siento mucho Nico, por no decirte que tenía un tumor en mi cabeza, por no quedarme a tu lado, aún en mi actualidad pienso que hice lo correcto.

Deseaba que ella llevara esta pulsera como símbolo de mi amor por ella, ahorita paso mis manos por el estómago, empieza a notarse y creo que hubiéramos sido felices si las circunstancias fueran normales. He considerado llamarte tantas veces, pero pienso que tú no mereces verme así, despidiéndome de la vida poco a poco y con mi cuerpo que se va debilitando; todo esto no pretendía que fuera presenciado por ti.

Resistiéndome a ti ***Fragmento Introductorio****Donde viven las historias. Descúbrelo ahora