Capítulo 2- Perdida

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Camino por los pasillos del hospital, no parece ser real llegar y estar desorientado sin saber que hacer o qué buscar.

—Buenas tardes, señorita, estoy buscando a una persona. —Mi voz se escucha nerviosa, mi mente intenta armar las piezas del rompecabezas y no lo logro— Su nombre es Angélica Johanson.

—Por favor me indica su nombre y ¿cuál es su parentesco con la paciente? —pregunta la recepcionista.

—Mi nombre es Nicolai Becker, y soy su esposo. —Mis palabras salieron sin pensar, si hoy encuentro a alguien más que esté con ella es probable que me destroce el poco ego que tengo.

—Por favor área de maternidad, en cuidados intensivos. —Mi miedo crece, es como si estuviera en piloto automático.

He pasado en la sala de espera, mis nervios me hacen levantarme y caminar en círculos, estoy ansioso aguardando que alguien venga a darme alguna información, pero las enfermeras insisten que debo tener paciencia, que la doctora que la está atendiendo. En cuanto veo a alguien con una bata blanca que se acerca a hablar conmigo mis piernas se debilitan y empiezo a sudar frío.

—Buenas tardes, señor Becker, estoy aquí por solicitud de su esposa —Mi cara muestra tanta confusión como mi cerebro—. He estado llevando su caso desde el inicio del embarazo.

Mi garganta se seca, un hijo, ella está esperando algo que ambos queríamos cuando fuera el momento correcto y que nunca me dio la oportunidad de hacerlo realidad.

—¿Cómo está ella? —Todo parece tan formal y tan complejo.

—Necesitamos que firme estos documentos —Extiende el tablero con una serie de hojas que no logro leer— Esto es por la emergencia actual, debido a que su condición empeoró debido al accidente que tuvo hace unos días, tenemos que realizar una cesárea de emergencia.

—¿Condición actual? —Las piezas siguen sin encajar, nada parece ser lo que realmente es.

—El tumor ha estado creciendo, los efectos han empeorado con los meses, me asombra que llegara a esta etapa. Si ambos decidieron continuar con la gestación, tenían que saber las consecuencias a las que estaban expuestas ambas vidas.

—¿Tumor? —Necesito algo más que verdades a medias— ¿Cuánto tiempo tiene esperando?

Luego de explicarme la situación que está atravesando Angélica, las 31 semanas que tiene, firmé los documentos sin pensarlo más, en mi corazón y mi mente solo pedían a Dios que la salve, que salve el amor de mi vida. Una enfermera se acerca.

—Doctora, la paciente está despierta y está murmurando el nombre de Nicolai.

Me hicieron cubrirme la ropa, cabeza y entrar, en cuanto veo a Angélica acostada con sus ojos semiabiertos, nuestras miradas se cruzaron y su expresión cambió de dolor a esperanza.

—Hola, amor, ¿sabes que estoy asustada? No sé si estoy alucinando al verte parado aquí frente a mí —Me extiende la mano para que me siente a su lado— No tienes idea la falta que nos ha hecho.

Se acaricia el vientre abultado con la mano izquierda y con la derecha agarra mi mano.

—Nico, te presento a Hope. —Mi ojos están llenos de lágrimas— Hope, este es tu papá, de aquí en adelante, él va a cuidar de ti.

—¿Por qué no me dijiste nada? —Mi corazón está destrozado.

—Es parte de mi última voluntad, no quería esas miradas de lástima o los comentarios «pobre, tan joven y se va a morir». Nico, ahora nada importa más que ella, te quiero pedir que me prometas que la vas a cuidar.

—No quiero perderte, si pudiera elegir, te escogería a ti mil veces. —Aprieto sus dedos, quiero decir tanto y nada sale de mi boca.

—Mi tiempo se acabó, mi vida va a terminar en cuanto entre al quirófano, pero la de mi Hope, estará comenzando.

Los monitores empiezan a sonar y la enfermera activa un código de emergencia.

—Promete Nico, que estarás para ella y la vas a amar.

—Te lo prometo, Angélica —La enfermera sigue pidiéndome que salga— Y tú trata de salir con vida de la sala de operaciones.

***

Los segundos se convierten en minutos y los minutos llegan a ser horas. No puedo más, estoy esperando con un nudo en el pecho, muchas dudas y mucha desilusión. Mi teléfono no deja de sonar, es mi padre y no puedo contestar.

Mi corazón salta cuando veo a la doctora caminar hacia mi dirección, su cara lo dice todo y me niego a escuchar.

—Señor Nicolai, lo sentimos mucho. —Que no lo diga, por Dios, que no continúe con la oración— Su esposa falleció luego de que terminamos la cesárea. La hemorragia ocasionada en el accidente la debilitó mucho.

—No, esto no puede estar pasando —NEGACIÓN, la primera etapa del duelo.

Paso mis manos por la frente, no sé qué hacer ahora. Por un momento era esposo y próximo a ser padre y ahora ¿qué soy?

—Su hija está en la unidad de cuidados intensivos neonatal, si quiere, lo puedo direccionar hasta allá, para que la conozca.

Mi cuerpo está entumecido, mi alma me acaba de abandonar. Camine siguiendo su guía, entré a la pequeña sala y miré a lo lejos mi apellido, una pequeña caja con un pequeño cuerpo. Me quedo mirando sin realmente observar, que puedo ver si todo lo que tengo en mi vida está perdido.

—Este día has perdido a tu mamá y a tu papá.—Susurré al vidrio que nos separa.

***

No puedo distinguir qué día es, he pasado muchos días en el hospital cuidando a alguien que no quiero, cómo puedo querer a alguien que me quitó lo que más he amado en este mundo.

El papá de Angélica vino al siguiente día de su muerte haciendo alegaciones y exigencias fuera de lugar. ¿Cómo no? Ella era su princesa. Habla de quitarme a Hope, de hacer mi vida un infierno, Ja parece cinismo, mi realidad es el mismo infierno y no puedo abandonarlo.

De la nada salió una abogada, Samira Lawson, nos entregó un sobre a el Señor Johanson y a mí. No puedo saber lo que dice el de él, a diferencia del mío, en cuanto leo "la primera voluntad"

Hola, mi amor, entiendo la confusión que debes estar sintiendo hoy. Prometo explicar muchas cosas, pero esta es una carta rápida que debe calmar a mi papá y ayudarte a despedirme de ti.

Pensar en despedirnos, me hace recordar que nunca ha sido fácil para nosotros; recuerdas tu viaje a los Ángeles, cuando teníamos un año de novio, pasamos uno encima del otro y nos costaba separarnos. Pasaste todos los días llamándome y haciéndote preguntas de mi día.

Ahora que las cosas cambiaron, soy yo la que me tengo que ir, esta es mi primera llamada. Para que completes lo que le pedí a mi papá y me puedas despedir, te comento que no quiero un funeral ni que me entierren. He hecho los arreglos de que me incineren y que tú, mi gran amor me lleves hasta la playa y liberes mis cenizas en el mar.

Mi vida acabó y estoy contenta que Hope se quedó contigo.

No te tortures, espero un día me perdones y sigas con tu vida.

Te amo,  Angélica.

Llegué esa noche a mi departamento, no pude ni siquiera usar la cama. Me acosté en el suelo y me quedé dormido con mi corazón roto, esperando que mañana me despierte pensando que todo esto fue un sueño.


N/A: Es muy triste, la mayor parte de esta historia es narrada por Nicolai, él es quien está roto por tanto dolor.

Espero que les guste. Estaré actualizando más continúo.

Saludos,


Jessica

Resistiéndome a ti ***Fragmento Introductorio****Donde viven las historias. Descúbrelo ahora