Al disiparse el polvo

103 15 2
                                    

Un traqueteo pesado acompañaba el lento rodar del mecanismo sobre sus cabezas. Con cada tirón y alza de la puerta, trozos pequeños de luz solar se filtraban por las rendijas en el viejo frente. Una enorme ventana rectancular reveló frente a ellos, cubierto desde el interior con un papel de resina marrón estirado hasta las cuatro esquinas. Una vez que atravesaron la puerta abierta, lo primero que saludó a los visitantes fue el sofocante olor del polvo y aire viciado.

- ¿Están bien los dos? – preguntó la voz más joven detrás de ellos. – ¿Papá? ¿Oniichan?

- Estamos... bien. – Isanari tosió fuertemente, jalándose el cuello de la camisa para cubrirse la boca. – No entres todavía, Raiha-chan. Está lleno de polvo aquí adentro. *Fiu*. Realmente necesitamos airear este lugar. Fuutarou, ¿puedes conseguir algo para mantener la puerta abierta?

Fuutarou intentó replicar, pero solo pudo lanzar una fuerte tos seguida de un asentimiento. Ingresó al cuarto pobremente iluminado, echando una larga mirada al lugar. Sillas cubiertas de manteles opacos se sostenían sobre las mesas cuadradas, olvidadas del animado ruido de la compañía. Estantes vacíos que bordeaban las paredes cercanas y opuestas, hambrientos de los deliciosos olores que alguna vez adornaban su espacio. Telarañas enrolladas en las esquinas. El largo alcance del mostrador había quedado manchado de capas de polvo, y el chico que soñaba despierto solo podía recordar a ese niño joven e ingenuo que se sentaba junto a la esquina cerca de la pared, mirando las espaldas de sus padres mientras viajaban por el ajetreo de la otrora llena de vida panadería.

Monótona, polvosa, y deprimentemente solitaria.

- ¿Encontraste algo, Fuutarou? – preguntó Isanari detrás de él. – ¿Por qué te tardas?

- ¡Perdón! Aguanta, ya encontré algo. – Cogió una de las sillas cercanas encima de las mesas.

- Bien, bien... – asintió Isanari. Con pasos lentos, el hombre alto se paseó por el interior, echando miradas muy largas a vistas familiares, con una gran sonrisa en el rostro. – ¡Muy bien, ustedes dos! Raiha-chan, Fuutarou, es hora de hacer nuestro mantenimiento de rutina. Yo me ocuparé de las cosas de atrás.

- Yo revisaré la cocina. – replicó Fuutarou. – ¿Tienes las llaves, papá?

- Sí, están por allá.

- ¿Y qué hago yo? – preguntó Raiha, dando un paso al frente animada. – ¡Puedo ayudar!

- Puedes pararte por allá. – dijo Isanari. – Enciende el interruptor de la luz cuando te avise, y asegúrate que esté apagado cuando te lo diga. Necesitamos asegurarnos que todo está bien en el panel de circuitos.

La niña de ojos alegres asintió con entusiasmo. – ¡Entendido!

Cada año, los tres miembros de la casa Uesugi se encontraban revisitando la vieja panadería familiar. Panadería Uesugi, un nombre simple pero humilde, adecuado para sus humildes dueños. Juntos, hacían un mantenimiento rutinario alrededor de las funcionalidades básicas que operaban el día a día de cada tienda. Tenían que asegurarse que las tuberías de agua potable y drenaje estuvieran operacionales. Tenían que confirmar que la electricidad siguiera funcionando en todos los artefactos y aplicaciones. Un ojo cuidadoso tenía que vigilar en caso de cualquier posible signo de infestación que pudiese haber ocurrido por los largos períodos de negligencia.

Y por supuesto (todo por la mujer cuyos sueños todavía residían dentro de estas cuatro paredes) un poco de limpieza por aquí y allá.

Aunque pasaría un largo tiempo antes de que esta humilde panadería volviera a abrir sus puertas, ninguno de ellos podría imaginarse un tiempo donde se perdieran esta ocasión especial. Por ocupadas que estuvieran sus vidas, nada tomaba mayor precedencia, ni siquiera para el apretado horario que hacía la vida de un estudiante universitario. El segundo semestre de Fuutarou ya había comenzado unos meses antes, marcando hoy una especie de punto medio en el semestre académico. Poco más de ocho meses desde que puso un pie en la universidad por primera vez.

Todo de míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora