VI. Renegados

98 43 7
                                    

La mirada del pelinegro reflejaba la incertidumbre que de seguro albergaba en su cuerpo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La mirada del pelinegro reflejaba la incertidumbre que de seguro albergaba en su cuerpo. Sus manos se paseaban sobre el volante con duda y desviaba la mirada del camino hacia mí repetidamente, como si estuviera esperando que algo apareciera delante suyo y le indicara si era correcto confiar en mis palabras o no. Ni siquiera lograba mirarme directamente a los ojos por más de cinco segundos, e intuía que su nerviosismo se había esparcido por todo el vehículo hasta llegar a sus acompañantes.

No quería girarme para observar al moreno a mi lado, pero el pelimenta que se encontraba sentado delante de nosotros en el lado del acompañante había adoptado una postura erguida que demostraba lo alerta que se encontraba ante mi presencia, parecía como si fuera a saltar sobre mí ante el más mínimo movimiento que yo pudiera llegar a hacer.

-No hay forma de que creamos esa estupidez -su voz se escuchaba más ronca -. Nuestro poder se ve afectado por las emociones y reacciona a partir éstas. Incluso personas que han entrenado toda su vida para ser capaces de controlar toda esa energía pueden dejarse llevar por sus emociones y perder el control. ¿Y tú esperas que creamos que has ido por la vida sin haberlo usado antes? ¿E incluso te atreves a decir que no has recibido educación sobre ello? -resopló -. No pienso creer ni una sola palabra que salga de tu boca, pero por lo menos ten la decencia de no tratarnos como si fuéramos idiotas.

Fruncí el ceño enfadado, manteniéndome en silencio, porque en realidad no hay mucho que pueda decirle al pelimenta para poder explicarme.

Lo que decía era cierto.

No era algo normal que yo no pudiera usar mi poder antes y mucho menos que insinuara que éste había despertado de un momento para otro después de tanto tiempo. Pero ahí es en donde residía el verdadero problema.

Mi poder no se había desarrollado de forma normal.

Mi boca se sentía pesada y mi estómago no paraba de revolverse y crujir en busca de comida, pero aún así sentía que podría devolver lo poco y nada que llevaba dentro de mí en cualquier momento.

El dolor que se extendía de mi sien hasta el lado derecho de mi cabeza tampoco parecía ayudar demasiado a la situación.

Las acusaciones del pelimenta me tenían cansado, y si seguíamos en esta especie de tira y afloja nunca llegaríamos a ningún lado en particular.

-Sinceramente -la voz ya me sonaba completamente vacía para esta instancia -, me da igual si me crees o no -el pelimenta me observó de reojo -. Ustedes sacarán sus propias conclusiones y harán lo que quieran conmigo aunque les hable de cada mínimo detalle de mi vida. Así que, dime ¿por qué debería de molestarme en primer lugar? No tienen manera de confirmar que lo que les estoy diciendo es cierto, y cada vez que abro la boca para responder alguna de sus preguntas me atacan y me tachan de mentiroso al instante -reí irónico -. ¿Qué sentido tiene?

Magic ~KookMin~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora