VIII. A tientas

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Confundido por el grito repentino, giré levemente la cabeza hacia mi derecha para poder observar al pelinegro que había lanzado un suspiro en señal de cansancio

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Confundido por el grito repentino, giré levemente la cabeza hacia mi derecha para poder observar al pelinegro que había lanzado un suspiro en señal de cansancio. Éste despeinaba su cabello de forma violenta mientras una expresión molesta adornaba su rostro, pero al notar mi mirada sobre él se detuvo para observarme de la misma manera.

Debía de admitirlo.

La verdad es que el pelinegro sí lucía un poco intimidante.

No despegué los ojos de él en ningún momento, notando por la forma en que su lengua se mantenía empujando dentro de su mejilla que éste hecho no le agradaba en lo más mínimo. Entrecerró los ojos mientras me miraba atentamente, lanzando un bufido para luego tomar mi muñeca y tirar de mí antes de dar un paso hacia adelante, tapándome con su cuerpo. Fruncí el ceño observando el agarre sobre mi muñeca detrás de su espalda y de un tirón logré zafarme del mismo, aunque me mantuve en mi sitio sin moverme.

Extrañado por su accionar, busqué con la mirada al moreno que se encontraba a mi izquierda y éste solo me hizo un gesto con su mano para que guardara silencio.

El sonido de unos pasos provenientes de alguno de los pasillos llenó el lugar, aunque no estaba cien por ciento seguro de desde cuál de todos ellos provenían las leves pisadas.

—No es buen momento, Soojin — habló el pelinegro con un tono conciso adornando su voz.

Los pasos se escuchaban cada vez más cerca de nosotros por lo que dejándome llevar por la curiosidad asomé mi cabeza por uno de los costados del pelinegro, visualizando como una joven de cabello largo y brilloso se detenía delante de él, golpeteando el piso con el tacón de su zapato mientras se cruzaba de brazos.

Sin saber muy bien qué hacer, volví a esconderme detrás del pelinegro concentrándome en respirar con tranquilidad, intentando alejar el malestar que consumía mi cuerpo.

—Tú, idiota — la voz molesta de la pelinegra sonó firme, obligándome a tragar saliva —. ¿Con quién demonios crees que estás hablando?

El cuerpo del pelinegro se hizo hacia adelante repentinamente, dejándome ver la expresión colérica de la joven que mantenía su agarre sobre una de sus orejas y zamarreaba su cabeza de un lado hacia otro.

La aparición repentina de una mano sobre mi pecho me hizo dar un pequeño salto en mi sitio y pestañeé repetidamente sorprendido intentando desviar mi atención de la escena que transcurría delante de mis ojos. El moreno empleó más fuerza con su mano sobre mí, obligándome a dar varios pasos hacia atrás.

El pelinegro soltaba pequeños alaridos de dolor sacudiendo su cuerpo de un lado hacia otro con sus manos firmes sobre el agarre que mantenía la pelinegra sobre él.

—¡Ya, Soojin! — exclamó.

Pero sus gritos solo parecían enfurecer más a la joven que fruncía sus labios a causa del enojo.

Magic ~KookMin~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora