02 | Herencia

10 3 0
                                    

. . .

—¡¡Quédate adentro!! —gritó violentamente —¡Escóndete, no salgas hasta que venga a buscarte!

No me dió tiempo de replicar, cerró bruscamente la puerta y lo escuché correr hacia la habitación de mamá y papá.

No puedo moverme...

—¡¡Mamá!! —escuché gritar a Akihito en la otra habitación, acompañado de los gritos de desesperación de mi madre.

Un golpe seco contra lo que parece ser una persona.

¡¡No toques a mi madre, maldito mounstro!! —otro golpe, esta vez un cuerpo cayó al suelo —¡¡Papá!! ¡Ayuda, haz algo! —suplicó entre gritos y llanto Akihiro.

Desde aquí podía sentir el terror, la tristeza y la desesperación de mi familia, hacía eco por todo mi cuerpo como si de campanas se tratase.

No te metas, mocoso —Otro golpe se escuchó, esta vez mucho mas fuerte que los anteriores, seguido de un estruendo que hizo eco por toda la casa, era un cuerpo chocando con una de las paredes.

—¡¡Basta, porfavor!! ¡Te lo suplico, detente! ¡¡Kyaaaaahh!! ¡Katashi! —rogó mamá innundada en llanto y dolor.

Pasaron unos segundos hasta que pude escuchar a mi padre levantarse y en seguida se escuchó un estruendo como el de hace unos minutos.

Luego de unos minutos dejaron de oirse gritos y forcejeos. Sigo inmovil, helada como si estuviera a punto de desvanecerme, mi cuerpo pesa toneladas.

Pisadas y arañazos se oían de camino a mi habitación. El lugar comenzaba a iluminarse, estaba amaneciendo... ¿Cuánto tiempo duró esto?..

Mierda —maldijo entre dientes para salir corriendo en dirección al bosque.

. . .

¡Buenas! ¡Katashi! —desperté por la voz del tío Daiki —¡¿Katashi?! —interrogó al no recibir respuesta.

Se abrió la puerta y después de unos minutos escuché al tío Daiki correr en dirección a mi habitación y por la puerta de mi habitación se asomaba Daiki con un aura de espanto.

—¡¡Akiko!! —se arrodilló frente a mi y me tomó por los hombros, no fué un agarre realmente fuerte pero dolió muchísimo, sentía que iba a arrancarme los brazos —¡¡¿Estás bien?!! —cuestionó dandome vueltas para serciorarse de que no estuviera herida.

No podía hablar, tenia la garganta totalmebte seca. Me limité a levantar mi cabeza y el tío Daiki me abrazó enseguida.

—¿Puedes levantarte? —cuestionó a lo que agaché la cabeza en señal de que no podía —Esperame aquí un momento.

—¡¡No!! —grité sin pensarlo, lástimandome la garganta. Debido al dolor me llevé una mano al cuello y comencé toser y llorar.

Daiki volvió a agacharse para estar a mi altura.

—No puedes levantarte, quédate aquí, no voy a estar lejos, Akiko.

Lo sujeté de los hombros para hacer impulso para levantarme, él no tuvo más opción que ayudarme a ponerme de pie. A regañadientes me cargó y me sentó en un viejo tronco que había afuera de la casa.

Riptide | Kimetsu no YaibaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora